Claroscuros/José Luis Ortega Vidal
16 de julio de 2018
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7:15
José Luis Ortega Vidal/Quadratín
2018: ¿Cuando despertamos el dinosaurio ya no estaba ahí o se estaba haciendo tarugo?
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A dos semanas de la histórica elección celebrada en México el primero de julio tengo la impresión de que el país entero aun no despierta de un resultado que fue de ensueño para más de 30 millones de votantes y de pesadilla para unos 20 millones.
Opinólogos, articulistas y analistas serios, ciudadanos comunes, políticos profesionales...
Vividores que son moscas alrededor del producto fecal que es el poder y representan mayoría...
Burócratas que votaron por "Chana o Juana", intercambian versiones cotidianas y casi siempre falsas acerca del presidente electo y sus planes...
También, por cierto, especulan acerca de las acciones de AMLO, como si ya fuera Presidente en funciones, olvidando que tal papel lo desempeña aun Enrique Peña Nieto.
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Entiendo lo anterior como consecuencia de varios factores de los que sustraigo tres:
a) Andrés Manuel López Obrador impuso su discurso y estilo de liderazgo desde la noche del primero de julio. Fiel a su personalidad fuerte, imponente e impositiva.
b) Enrique Peña Nieto quemó sus naves al mismo tiempo, no para lanzarse en la búsqueda de una conquista como Hernán Cortés que no aceptó con aquel suceso renuncia alguna de su tropa, sino para escapar de la derrota atroz, del compromiso grave de entregar la silla al enemigo y el reclamo de la historia que podría colocarlo como el peor ex ocupante de Los Pinos...
c) La inmensa mayoría de votantes a favor del llamado Peje, actuó desde el hartazgo, el cansancio del abuso representado por la clase política en general pero al mismo tiempo votó por una ilusión y una esperanza.
De haber escuchado bien al candidato de MORENA se habrían dado cuenta que mucho, la mayoría de lo prometido, es inviable incluso a largo plazo y buena parte de sus planes son posibles a mediano plazo, es decir, más allá de los próximos 30 años.
Un proyecto que necesita de por lo menos cinco sexenios es subir a la condición de clase media a 54 millones de pobres.
Es un tema estructural, de daño histórico...
Análisis con herramientas del Materialismo-Histórico y del Estructural-Funcionalismo lo determinan así.
La economía no es un asunto de buena fe, sino de números.
Antes debemos avanzar en la democracia y falta mucho al respecto.
La democracia representaría, por ejemplo, que seis presidentes defendieran un modelo macro económico eficaz y de combate a la pobreza.
Que enseñara a la gente a pescar, no que les diera pescados. Hay ejemplos al respecto en el mundo.
De los compromisos adquiridos por AMLO muy pocos se pueden llevar a la realidad en un sexenio.
En descargo del tabasqueño hay que decir que lo mismo ocurre con el contenido de las campañas de sus rivales, lo cual quiere decir que la votación histórica del primero de julio lo fue en términos cuantitativos por el número de votantes...
Pero no lo fue cualitativamente porque los mexicanos aun no somos capaces de exigir a nuestra estructura política que deje de ser tan mentirosa y actúe con responsabilidad en la competencia electoral.
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Recorro mi estado, Veracruz, hago cápsulas y textos de opinión a partir de información que recojo en el norte, centro o el sur y me topo con un escenario parecido que se refleja en las redes sociales.
Los amloístas felices, algunos contando que lloraron tras conocer el triunfo de su candidato y los antiamloístas rumiando su coraje.
Entre los primeros hay quienes sensatamente plantean que "Roma no se hizo en un día" y están conscientes de la dificultad de ver resultados profundos para el país en seis años.
Los hay, sin embargo, quienes sueñan -por ejemplo- que el boom petrolero regresará en breve a Coatzacoalcos; que es cosa de días para que el país se pacifique; que López Obrador cumplirá al cien por ciento sus promesas de campaña y la pobreza desaparecerá como por arte de magia...
Que los males endémicos de nuestra sociedad se debían a los gobiernos del PRI -hoy casi desaparecido- y del PAN, partido contra el cual AMLO inventó una vacuna.
Los antiamloístas rumian su coraje afirmando que es cosa de días o semanas para que México sea Venezuela II, que AMLO pactó con EPN y por eso Meade trabajará para el Banco de México...
Que Dios es grande y hará pagar sus pecados a quienes convirtieron a México en Sodoma y Gomorra al votar por el demonio tabasqueño; que día con día el nuevo Presidente demuestra su incapacidad y, por ejemplo, el miércoles 4 de julio, a tres días de su elección, no había bajado ni el precio de la gasolina
¿A ver dónde están sus pinches promesas? preguntaron cientos, miles de cibernautas que ven en AMLO la reencarnación misma de Lucifer...
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Sí a la pasión desbordada añadamos la ignorancia, nuestro analfabetismo político, las naves quemadas por Peña Nieto y el exceso muy tempranero de López Obrador.
En política la forma es fondo (Jesús Reyes Heroles dixit) e ignorar esa regla tiene como consecuencia el caos dentro del descontrol o viceversa.
Hemos hablado en Claroscuros sobre el estilo de liderazgo de López Obrador.
A dos semanas de su triunfo, incluida la visita de los halcones imperiales de Donald Trump que llegaron a su modesto departamento clasemediero, hay visos de que AMLO buscará pasar de su liderazgo autocrático y democrático a uno que sume el estilo transaccional y transformacional.
AMLO sabe que un liderazgo paternalista no sirve y dejar hacer y dejar pasar es un cáncer.
Seguramente ya sabía lo que representa el Poder-Poder pero nunca estuvo dentro de él como hoy.
El PRI forjó a sus Presidentes con tiempo y rodeados de una estructura heredera de la lucha armada, primero, y de mega privilegios bañados en oro después.
AMLO viene del PRI pero siempre estuvo en el lado de los "apestaditos" y ninguno de los dueños del balón pensó nunca, en serio, que arribaría al Poder-Poder.
30 millones de votos, así hayan sido producto de una ilusión, llamaron la atención de Estados Unidos cuyos halcones vinieron personalmente a evaluar lo que ocurre en lo que siempre han considerado despectivamente su cochino patio trasero.
Lo último que quieren en EEUU es una mayor inestabilidad política y económica en el país donde comparten la frontera más grande del mundo por la que atraviesan buena parte de las drogas que consumen sus muchachos así como potenciales terroristas.
Un México que avance en su democracia, así sea un "chichito", preocupa a los norteamericanos.
Les conviene más que no seamos democráticos, que vivamos en la dependencia y el atraso.
Son cosas del dominio, del control...
Por eso visitaron a López Obrador.
Dado que vivimos un momento histórico que cada día arroja datos y datos y datos sobre una nueva realidad, serán necesarios meses y meses para analizar este escenario, incluso para determinar si estamos ante un cambio de régimen o México sigue siendo la misma gata sólo que revolcada.
¿Ganaron Madero, los Flores Magón, Zapata, Cárdenas o triunfó Lampedusa y su Gatopardo?
¿Cuando despertamos el dinosaurio ya no estaba ahí o nomás se estaba haciendo tarugo?
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