Carta de la Tierra, Lago de Cuitzeo/Gerardo A. Herrera Pérez
Carta de la Tierra, Lago de Cuitzeo.
Gerardo A. Herrera Pérez.
Vivimos en crisis medioambiental, social y mental, requerimos de cambios a favor de los seres vivos, no solo de lo antropocéntrico (de lo humano, del hombre), requerimos continuar dándole viabilidad al proyecto de la vida que muere (como expresa Maturana); hacerlo requiere del compromiso de la sociedad, en donde comprenda que no se puede continuar sometiendo y controlando a la naturaleza como un bien de uso, sino que es necesario dotarla de derechos y de respetarlos, recordemos que la humanidad es naturaleza, la naturaleza no es de la humanidad.
Los organismos internacionales han impulsado esfuerzos para evitar que continúe el deterioro de los recursos naturales de la tierra, ejemplos como los Objetivos del Milenio o la Agenda 2030 “Objetivos del desarrollo sostenible”, la Agenda 2050 y la Carta de la Tierra son razones que ponen de manifiesto los grandes problemas de la humanidad y de la madre Tierra y de la madre Naturaleza, Gaia y Pachamama.
La Carta de la Tierra, plantea dieciséis principios que transforman la conciencia en acción. Busca inspirar en todas las personas un nuevo sentido de interdependencia global y una responsabilidad compartida por el bienestar de toda la familia humana, la comunidad de vida y las nuevas generaciones. Es decir, es una visión de esperanza y un llamado a la acción.
Los retos esenciales son la difusión, apoyo e implementación de la Carta de la Tierra por la sociedad civil, empresas y gobiernos, y el respaldo al uso educativo de la Carta en colegios, universidades y en programas de educación no formal. Ello significa la importancia de que las estructuras sociales, en la educación, en la familia, sindicatos, organizaciones de la sociedad civil se apropien de los contenidos filosóficos y éticos de la Carta de la Tierra, para juntos hacer posible un mundo mejor, una tierra y la naturaleza sostenibles para este momento de la historia de la humanidad y para las posteriores.
La Carta de la Tierra, tiene esa generosidad de comprometer a las personas con las metas y el espíritu mismo de ésta y de poder ser utilizada en la vida cotidiana de las personas.
Quien lee por primera ocasión la Carta de la Tierra de inmediato la incorpora dentro de su lugar de trabajo y su comunidad. Hoy hace falta que la Carta de la Tierra este en todas las unidas productivas y sociales, privadas y públicas. Es necesaria continuar realizando su difusión planetaria, pero también acciones de carácter local, nacional y regional. Es fundamental hacer accesible la información a las comunidades, poblaciones, caseríos que viven procesos de amplio deterioro del medio ambiente, o crisis medioambientales, sociales, mentales o personales; es también importante crear y desarrollar conciencia o ecoconciencia para evitar dichas crisis.
Áreas naturales, protegidas o no, requieren de un reconocimiento a sus derechos, como ya lo hacen Ecuador, Costa Rica y Bolivia a través de un modelo del Buen Vivir, donde existen derechos a la naturaleza y desde ahí, un respeto permanente a la Naturaleza y a los recursos naturales que dan viabilidad al proyecto de vida de los seres vivos, incluido al humano.
Concluyo la nota comentando lo que nos ofrece Leonardo Boff, quien plantea que desde la ONU se ha reconocido a la Tierra como la Madre Tierra y los derechos de la Naturaleza; no obstante confirma que la democracia tendrá que incorporar nuevos ciudadanos, como los bosques, las montañas, los ríos, los paisajes. Desde esta óptica, tendríamos un nuevo mandato civilizatorio que incluiría a otros seres vivos y elementos de la naturaleza, por lo que la democracia sería socio-ecológica. Es decir, los lagos de Pátzcuaro, de Cuitzeo, de Zirahuen, entre otros aquí en Michoacán, pero en todo México, podrían ser esos nuevos ciudadanos, a los cuales hay que respetar sus derechos y realizar acciones frente a su notable deterioro ambiental.
Como ya lo comentamos, Leonardo Boff, nos recuerda que Bolivia y Ecuador han inaugurado el constitucionalismo ecológico al reconocer los derechos de la Pachamama y de los demás seres de la naturaleza, en la filosofía del Bien Vivir.
“La vida será el faro orientador y la política y la economía estarán al servicio no de la acumulación sino de la vida. El consumo, para que sea universalizado, deberá ser sobrio, frugal, solidario. Y la sociedad estará suficiente y decentemente abastecida”.
Para Leonardo Boff, es importante hablar del Bioregionalismo, “La punta de lanza de la reflexión ecológica se está concentrando actualmente en torno a la región. Tomando la región, no como ha sido definida arbitrariamente por la administración, sino con la configuración que ha hecho la naturaleza, con sus ríos, montañas, bosques, llanuras, fauna y flora y especialmente con los habitantes que viven allí. En la bioregión se puede crear realmente un desarrollo sostenible que no sea meramente retórico sino real”.
Hoy quienes vivimos en Michoacán, tenemos la gran oportunidad de continuar trabajando en darle viabilidad a las condiciones de la madre Naturaleza, trabajando bajo un enfoque de la complejidad, que nos permita revisar desde la transdisciplinariedad para atender de manera holística, sistémica y desde luego interdependiente el problema de las crisis que se viven en las diferentes regiones, en donde debemos partir de una análisis del medio ambiente, de lo social y de lo mental.