Cárdenas y el cambio democrático/Óscar Sánchez Márquez
A la luz de la historia, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha cometido el que se podría ser el error político de su trayectoria política: Desconocer la lucha histórica por la transformación democrática de México y las bases creadas para la democratización de la vida política-electoral del país, iniciadas por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
Creer e intentar hacer creer que la democracia inició con el y por él, es ruindad, porque pasa por alto el trabajo de miles y miles de mexicanos que, desde mucho tiempo atrás, hicieron lo que les correspondía para hacer un México distinto, con más democracia y más justicia.
Se deshonra la memoria de muchos de ellos, mexicanos anónimos, muertos o asesinados por sus ideales, víctimas de la lucha por la transformación democrática de México.
Por ello conviene hacer un repaso de esos momentos cruciales, para refrescar la memoria de quienes hoy detentan el poder y están en Palacio Nacional.
En 1987 el ingeniero Cárdenas y un grupo de políticos renunciaron al entonces partido de Estado y todopoderoso Partido Revolucionario Institucional, inconformes con las prácticas antidemocráticas que se ejecutaban en ese partido y por la desviación que desde la esfera oficial se solapaba respecto del rumbo del país, que iba ajeno a la justicia social y a los principios de restitución que proclamaba la Revolución mexicana.
Con la maestra y economista Ifigenia Martínez, don Rodolfo González Guevara, Roberto Robles Garnica, Cristóbal Arias y Porfirio Muñoz Ledo, entre otros, Cárdenas primero formó al interior del PRI la llamada “Corriente Democratizadora”, luego se enfrentó al sistema y muchos políticos de entonces pensaron que había cavado su tumba política. Siguió la renuncia a ese partido, en 1987, en los inicios del proceso de sucesión presidencial de cara a 1988.
Nadie podía renunciar al PRI y enfrentarse al sistema, que en los hechos eran lo mismo. Era un sacrilegio político, un pecado capital en el código tricolor. Todo el aparato de estado se volcó entonces en contra de Cárdenas y los suyos.
Gobernaba Miguel de la Madrid Hurtado, un presidente gris y titubeante, temeroso de un proceso de transformación democrática no solo en el PRI, sino en las entrañas mismas del sistema. Por ello, su respuesta fue aplastar a ese llamado grupúsculo de políticos a los que llamaron de todo, como resentidos, tránsfugas, corruptos, títeres.
Se intentó de todo para acallarlos y aplastarlos, pero no lo lograron, porque en la sociedad misma el PRI y su herencia de gobiernos corruptos, soberbios e incapaces comenzaba a resultar insostenible. Por el contrario, Cárdenas y su lucha conectaba con mucha gente común.
Ya desde la oposición, con un discurso por la transformación democrática como arma principal, Cuauhtémoc Cárdenas se lanzó en una cruzada nacional por la democratización de la vida política y electoral y la corrección del rumbo del país.
Quería que hubiera un México con mayor igualdad de oportunidades, más justicia social para campesinos, pescadores y la clase trabajadora en general, que México dejara de seguir a pie juntillas los designios de los organismos internacionales y que hubiera más presupuesto para educación, salud y bienestar social. En una sola palabra, que hubiera menos pobreza y más oportunidades para todos. Esas eran su s proclamas en los recorridos por pueblos, rancherías, ciudades y urbanizaciones.
Fue así como el entonces PARM, de Carlos Cantú Rosas lo hizo candidato presidencial para la elección de julio de 1988;luego se le unieron el Partido Popular Socialista y el Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional, que dieron forma al llamado Frente Democrático Nacional (FDN). Otras organizaciones se aliaron como el Partido Social Demócrata y el Partido Verde Mexicano y más tarde gente del PSUM, PMT, PRT y PMS.
Ese sistema que combatía Cárdenas fue el mismo que, hoy se sabe, cometió fraude electoral.
El candidato del PRI y del Sistema fue Carlos Salinas de Gortari y el principal operador del sistema electoral, en ese entonces, controlado desde la Secretaría de Gobernación, era Manuel Bartlett Díaz, hoy titular de la Comisión Federal de Electricidad en el gobierno de la 4T.
El Manuel Bartlett Díaz de la época del PRI y el sistema de partido de Estado se encargó de formalizar la derrota de Cárdenas y de la oposición y sostener, a toda costa, el triunfo, cuestionado hasta el día de hoy, de Carlos Salinas de Gortari.
Es histórica la “Caída del sistema”. Las nuevas generaciones no saben de ello, pero se trató de una supuesta falla en el sistema eléctrico en la Secretaría de Gobernación, desde donde operaba la comisión Federal Electoral, que concentraba la información de las votaciones y reúna los resultados de todas las casillas instaladas por el país en esa histórica elección.
Derivado de esa “Caída” del sistema, que fue interpretada en forma literal como el anuncio de la caída del sistema político PRI-gobierno, el conteo de resultados electorales dio un giro radical y la amplia ventaja que registraba el candidato de la oposición Cuauhtémoc Cárdenas se transformación en un repunte sospechoso del Candidato del PRI, Carlos Salinas de Gortari.
En las primeras horas del 7 de julio de 1988 se hacia el anuncio del triunfo de Salinas y la derrota de Cárdenas, un resultado del que un amplio sector de la sociedad sospechó y sigue sospechando al día de hoy.
En esos momentos críticos del país surgió un Cárdenas dispuesto a una transformación democrática real, como ocurrió en los años posteriores. De la lucha de Cárdenas surgió, entre otras transformaciones, la ciudadanización de los procesos electorales, sacando de Gobernación el control y organizaciones de las elecciones políticas en México, y se sentaron las bases para otro tipo de transformación, como el fortalecimiento de la lucha democrática, de igualdad social y de respeto a los derechos de las personas.
El surgimiento del Frente Democrático Nacional; el PRD y de Morena; la creación del IFE hoy INE; así como la democratización de muchos aspectos de la vida cotidiana del país, como el respeto a la libertad de manifestación, de expresión, la democratización de los medios de comunicación y la dignificación del papel de la mujer en los diversos ámbitos de la vida pública, entre muchos más, no hubieran sido posibles sin la semilla sembrada por el ingeniero Cárdenas.
Desconocer toda esa historia, peor sobre todo señalar que Cárdenas ha tomado la decisión de estar de lado contrario al pueblo, como lo dijo López Obrador hace unos días, no solo es padecer de amnesia política, sino de actuar con ruindad, mezquindad y bajeza. Pensar que el pueblo y la sociedad no tienen memoria histórica es ofender a la sociedad misma.
Antes que López Obrador, mucho antes, estaba ya Cuauhtémoc Cárdenas; antes de Morena estaba Cuauhtémoc Cárdenas; antes del PRD estaba Cuauhtémoc Cárdenas; antes del Frente Democrático Nacional estaba Cuauhtémoc Cárdenas; antes que muchos de los que hoy se llaman demócratas y soldados del pueblo, estaba Cuauhtémoc Cárdenas.
Que no se olvide.