Cancha pareja
Una vez que el presidente abrió la cancha sucesoria para los cuatro aspirantes que siempre han figurado en el escenario público, tendrá que brindarles la misma tribuna, espacio, impulso, así como invitaciones a eventos para que tengan el mismo reconocimiento por igual. Con ese ritmo, entonces sí podremos hablar que hay condiciones equitativas como para romper con toda especulación y suspicacia de que hay favoritismo.
Paralelamente, el mismo partido de Morena tendrá que hacer lo propio. Puede empezar por mostrar apertura en los mecanismos de selección a fin de superar cualquier sospecha. Sería un gesto democrático que los cuatro aspirantes de Morena se muestren flexibles y, en ánimo transparente para tomar decisiones a futuro, propongan un método distinto que no sea la encuesta de la discordia.
No creo que nadie esté dispuesto a ceder tan fácil en un instrumento metodológico de la encuesta que carece- de pies a cabeza- de un grado de credibilidad. De entrada, el propio Adán Augusto ha reconocido, aunque no abiertamente, que se han tomado determinaciones equivocadas como el caso de Cruz Pérez, actual alcalde de Ciudad Juárez a quien le reconoció que él, en 2021, tuvo que ser el candidato de Morena en Chihuahua porque le robaron la elección interna.
Podríamos decir lo mismo del canciller, Marcelo Ebrard, porque su equipo de trabajo ha propuesto, según ha trascendido, un mecanismo semejante a una encuesta, pero bajo criterios bien definidos Entre ellos se incluye instituciones autónomas que estén calificadas para llevar a cabo un proceso interno de selección. Sería algo muy distinto a lo que tradicionalmente viene poniendo en práctica la dirigencia de Morena con ejercicios que, una y otra vez, generan más dudas.
Lo más democrático sería una elección primaria como lo ha propuesto Ricardo Monreal- porque Morena lo que necesita- es pluralidad y transparencia. De hecho, el zacatecano tuvo que ser elegido como abanderado de Regeneración Nacional en 2018 para jugar por la jefatura de la Ciudad de México. A raíz de ello, tiene muchas dudas como millones de mexicanos de qué puede suceder la misma historia pues él, en aquel tiempo, dominó más de 21 encuestas a priori, y curiosamente perdió la interna.
Todo indicaba que él sería, en aquella etapa, el candidato de Morena para la Ciudad de México.
No hubo congruencia o lógica de Morena en aquel momento. Finalmente, optaron por darle la candidatura a Claudia Sheinbaum a pesar de que- el ejercicio interno- ni siquiera quedó claro, ni mucho menos publicado. Hoy, ella misma empuja el método de la encuesta pues sostiene buen porcentaje de respaldo, aunque desde un ángulo cuya interpretación tiene sus matices de ventaja que ha sabido aprovechar y sacarle jugo.
Primero, no tengo ninguna duda que ese posicionamiento es gracias al impulso que- el mismo presidente- le ha puesto en sus manos. Asimismo, está muy claro que tiene una campaña abierta desde hace muchos meses. Al mismo tiempo, muchos de sus colaboradores hacen propaganda a la vista de todos, lo mismo una estrategia de publicidad entre bardas pintadas y espectaculares.
Evidentemente, esos son actos anticipados de campaña. Sería muy bueno que, dentro del partido, o del propio gobierno, se generen las condiciones equitativas para qué nadie pueda sacar provecho a través de mecanismos propagandísticos.
Esto ha además de ser congruente, hablaría de una pluralidad en todas las circunstancias una vez que el presidente abrió el juego sucesorio para los jugadores que tienen que estar. Son cuatro de Morena.
Como sabemos abiertamente a bordo de esa lista van: Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum, Adán Augusto y Ricardo Monreal.
Por eso, es indispensable que las reglas de participación, así como el impulso que el propio presidente pueda brindarles, sea equitativo. Eso es sumamente clave para no colocar a nadie en un punto que logre sacar provecho.
Todos por igual.