Bloque negro
El dato
En todas las ciencias, el comportamiento de eventos se mide por la incidencia, es decir, cuantas veces el hecho se repite por cada 100 mil habitantes para lograr el dato con mayor precisión, ya que es la afectación directa al grupo poblacional la que se debe considerar para políticas públicas, estrategias y/o programas que se busquen implementar.
Es decir, por ejemplo, la construcción estratégica y lógica de un hospital y su número de camas se debe basar al número de habitantes en la zona territorial donde se busca garantizar los servicios de salud; o si se busca vacunar una población de mil habitantes en un día se enviarán 10 enfermeras, pero si se quieren inmunizar a 100 mil personas deberán ser 100 veces más personal para lograrlo.
Antes de continuar, debo recalcar que todas y cada una de las vidas que se han perdido en el país, duelen.
Dicho lo anterior, las cifras en crudo que se presentan e interpretan como logros en realidad es información sesgada que no muestra el impacto real a la sociedad; el dato real, aunque correlacionado, va más allá de posición geográfica, número de municipios, extensión territorial, clima u otros factores. Los números siempre deben ser fríos, sin “otros datos”, no los hay, no existen.
De acuerdo con el Observatorio Nacional Ciudadano, la incidencia de homicidio doloso nacional en el 2024, en su última actualización del 30 de diciembre de ese año, es de 18.3; Michoacán se encuentra por encima de este indicador con 23.6 puntos, colocándolo en la posición número 11 del total de las entidades federativas.
Los primeros 10 son: Colima, 85.1; Morelos, 60.1; Baja California, 51.1; Chihuahua, 40.6; Guanajuato, 36.3; Guerrero, 36.1; Sonora, 33.5; Quintana Roo, 28.8; Nuevo León 25.9 y finalmente Tabasco con 25.2.
El estado de Colima tiene apenas 100 mil habitantes menos que Morelia, --de acuerdo con el último censo del INEGI--, la capital de la cantera rosa registra una incidencia de homicidio doloso de apenas el 24.45, cifra muy similar a la incidencia global de la entidad.
Para Michoacán, existen datos de tres municipios que resultan alarmantes.
Copándaro registra una incidencia del 154.28; en Apatzingán es de 106.43, mientras que en Cuitzeo es de 89.83. Aquí dos puntos relevantes, estos números se multiplican por mucho al índice nacional y supera al índice del estado más violento del país.
Después de esos tres y antes de Morelia, los municipios con mayor incidencia son: Zamora, 76.37; Jacona, 70.14; Cotija, 60.16; Álvaro Obregón, 59.29; Charo, 50.47; Uruapan, 49.15; Acuitzio, 48.64; Tangamandapio, 47.38; Coahuayana, 44.84; Tumbiscatío, 43.78; Aquila, 40.99; Parácuaro, 31.38; Zinapécuaro, 27.65 y Tangancícuaro 27.51.
La educación académica en estadística nos marca que, el total de eventos se divide entre el número de la población en estudio y posteriormente se multiplica por 100 mil para tener el indicador de la incidencia real, por si alguien quisiese verificar las cifras.
Los indicadores deben de utilizarse para determinar patrones y comportamientos, encontrar la raíz del fenómeno y actuar estratégicamente en consecuencia, no más, no menos.
La autora es criminóloga, criminalista, periodista y estratega de comunicación