El bien de todos y el bien del Sindicato/Mateo Calvillo Paz
En una situación de confusión, para muchos indescifrable, la solución es clara aunque exigente: hay que sacrificar los bienes gremiales por el Bien Común.
La CNTE con sus grupos aliados desafía a la autoridad y se opone a la educación de calidad y a las instituciones de México. Los motivos son luchas gremiales, en el fondo Y principalmente es por privilegios de dinero e influencias.
El problema no es sólo la oposición y acciones de protesta, hay otros delitos que comenten los profes. No son maestros porque no hacen la tarea. Transtornan el orden público, dañan a terceros inocentes, que son inmensamente más numerosos que su grupo que es minúsculo al lado de los demás mexicanos.
Desde luego, dañan a los niños, los toman como carne, no de cañón sino de presión. Sacrifican su noble derecho a una educación digna.
El presidente Peña afirma que quiere diálogo y acuerdos. Acaba de decir que la reforma educativa no es negociable o sea que no depende de diálogos. Se contradice. Es un lenguaje de los políticos usando palabras bonitas y tratando de agradar.
Hay actitudes que se deben evitar porque hacen imposible la solución.
No se puede negociar sin aplicar antes la ley. El estado no puede actuar por conveniencia, por cobardía o por protegerse y defender su hueso”. En tal caso están iguales que los profes de la CNTE, la actitud es la misma en otros términos.
La impunidad con que secuestran autobuses, impiden la libre circulación de los ciudadanos, afectan a los comerciantes, ponen en estado de sitio a pueblos enteros, son la causa de algunos enfermos mueran porque les bloquean los servicios.
Antes de dialogar hay que sancionar a los culpables, aplicarles la ley y hacerles reparar los daños materiales. Los que delinquen, desquician la ciudad, toman autos, desquician la ciudad y deben ser tratados como tales.
Esta no puede pedir reuniones para defenderse, para imponer su postura, parapetados en sus trincheras, en posiciones inamovibles. Eso no es diálogo.
No se puede tener diálogos sin negociar y sin estar dispuestos a ceder. La referencia es el bien de la persona humana y el Bien Común como lo enseña magistralmente el mensaje social de la Iglesia que viene del Mesías, Hijo de Dios.
Hay que apoyarse también en los grandes principios que se derivan de la Buena Noticia de Jesucristo: la solidaridad y la subsidiaridad. Todos descansan en la base de la amor de Cristo y la justicia.
Es urgente que los políticos cambien de actitud: que no velen primero por sus intereses egoístas y partidistas, que no busquen quedar bien ante los mexicanos y ante el mundo.
Es inaplazable que velen por el bien de la persona, de los educando y de toda la sociedad. No pueden mover un dedo, dejar pasar un momento sin buscar el bien común y aplicar ese gran valor de la vida social, la justicia.
No pueden hacer nada arbitrariamente, por su conveniencia al margen de la justicia. Llevo tienen que someterse a las exigencias de la justicia, no son un dios para cambiar los valores que dimanan de la naturaleza humana.
No pueden actuar arbitrariamente como el ceder a las presiones y negociar con los valores de la comunidad.
El ciudadano del pueblo debe exigir a la clase dirigente, protestar vivamente cuando actúan al margen de la justicia, cuando se burlan de la ley y promueven la arbitrariedad y practican la arbitrariedad. Deben exigir con autoridad y premura que se aplique la ley. No hay diálogo sino en el marco de la ley y cuando quiten las presiones de desórdenes sociales y criminales los opositores de la educación de excelencia.