Avanza la fiesta en paz
¿Quién podría negar que el ambiente político de México está caldeado y hasta a punto de ebullición? La sucesión presidencial como la conocimos en otras épocas da paso a una transición en la que se estrenan nuevos actores y métodos de participación y claro que hay fuertes tensiones porque antes poco le importaba a la mayoría el teje y maneje que hacía el aparato del partido de estado y el gobierno para designar e imponer al sucesor en la Presidencia de la República. Era cosa de cúpulas.
Ahora, todo mundo habla de los personajes y los procedimientos de la transición y con ayuda de las tecnologías de la información se vive un estrecho escrutinio popular sobre quienes contienden en esta fase primaria dentro de los partidos y coaliciones para acceder a la Presidencia.
Ha quedado claro en este camino que el marco jurídico corre atrás del protagonismo y de la dinámica que imponen los actores políticos y el pueblo en sus trincheras, grupos y partidos. Los tiempos y las formas se acomodan a la necesidad de consultar preliminarmente desde esta etapa a quienes en las urnas decidirán el triunfo no sólo en el cargo presidencial sino en miles de cargos de elección popular a resolverse el 2 de junio de 2024. Pero, claro, primero es la Presidencia, después, lo demás.
En el marco señalado, el día 3 de septiembre se sabrá a quién prefieren los opositores para contender contra la candidata de MORENA y así se plantea: será la candidata y no es otra que Claudia Sheinbaum, dado que ya es irreversible el resultado esperado para el 6 de septiembre cuando en la Coalición MORENA, PT y Partido Verde se conocerá el resultado de la encuesta a realizarse la semana que empieza este lunes 28 y termina el domingo 3 de septiembre. La ventaja que Claudia tiene en las preferencias nacionales es demasiado alta y ya imbatible.
Con esas definiciones, en septiembre se abre un período de intensa lucha entre decenas de miles de postulantes a los cargos de elección popular tanto de la fuerza de la 4T como del frente opositor; pero, quizá lo más interesante será el debate sobre el proyecto de nación que habrán de enarbolar las y los candidat@s presidenciales y ante lo cual habrán de alienarse las candidatas y candidatos a los demás puestos.
Para una ciudadanía sensibilizada ya con la cosa política, resultará una oportunidad especial para la discusión y la participación con las y los aspirantes a los puestos a elegir generando sin duda, una mayor presión sobre ellas y ellos porque a diferencia del pasado, el electorado no se limitará a oir promesas y tomarse fotos. Ahora habrá expectativas, exigencias y reclamos de por medio y un escrutinio directo sobre la actuación, historia y méritos de las y los aspirantes a los puestos de todos los niveles.
Ni qué decir que este proceso representa un avance histórico para la democracia mexicana porque el protagonismo ciudadano va acompañado de un interés genuino de avanzar en la solución de los grandes problemas nacionales, los cuales se agudizaron en las décadas pasadas cuando se desarrollaron las más grandes calamidades como la violencia del crimen organizado, la carestía de la vida, el desempleo, la corrupción en todos los espacios de la vida pública, la promoción y elogio del individualismo y la competencia feroz entre todas y todos y un estancamiento económico que alimentó esos y otros males igualmente degradantes.
Algunos medios de comunicación incluso del sector opositor empiezan a reconocer lo que es evidente: México ha resurgido en el mundo como una sociedad en franca recuperación, con los indicadores macreconómicos en su mejor momento en décadas, la inversión extranjera directa que es el máximo indicador de la confianza financiera internacional fluye hacia los sectores productivos y contribuye a abatir la tasa de desempleo.
La extraordinaria obra pública en prácticamente todo el país y los programas sociales, entre otros avances innegables son la base de la hegemonía de la Cuarta Transformación en el espacio político y para documentar la intensidad de este tsunami generado por AMLO en su encuentro del 2018 con el Pueblo de México, ya se publican encuestas que anuncian un triunfo de esa fuerza también en todos los gobiernos estatales que habrán de renovarse el 2 de junio de 2024. ¡Bien por México!