Arte popular, música y danza en Capula/Gerardo A. Herrera Perez
En diversas ocasiones escuche sobre la sobriedad y rescate de detalles originarios de la casa del cantautor Juan Gabriel en Capula, pero hoy, esos deseos de conocerla se convirtieron en realidad, cuando hace algún tiempo ya, escuche de voz del Maestro Juan Torres la migración de aquella casa a la apertura de un espacio cultural al cual se le denomino Escuela Popular de Artes: artes plásticas, música y danza, “J. Guadalupe Posada”, mismo que él preside como director y docente de las artes plásticas.
Después de trabajar con padres de familia de la educación preescolar Jardín de niños “Madrigal de las Altas Torres”, en donde posicionamos los temas de disciplina y hábitos para el interés superior del menor y generamos las propuestas de vigorizar los acuerdos para la convivencia en el fortalecimiento del respeto de los derechos y libertades de las y los niños, tuve la oportunidad de visitar la Escuela Popular de Artes.
Al llegar a la Escuela, tocar y cruzar un vieja puerta de madera, se abrió a mis ojos un espacio amplio, generoso, que se respira espiritualidad, en donde el talento de artistas plasticos construyen un ambiente envolvente de paz y reconciliación con la vida, con los seres vivos, en una casona de dos niveles construida sobre barro y adobe, teja y tabique, baldosas y vertebras, un portal y diversos espacios, como una troje y los jardines que lucen abiertos y en crecimiento de libertad.
Quienes me recibieron dos varones y una mujer, artistas sensibles y generosos, me ofrecieron no solo los buenos días sino la posibilidad de ver sus obras y pasar a disfrutar del espacio.
Fue Eliot estudiante del taller de pintura que dirige el maestro Juan Torres, que es de Monterrey y que actualmente vive en Morelia, quien se ofreció darnos un recorrido por las instalaciones: recorrido que hicimos mis compañeros de trabajo Lenin y Monserrat y yo.
Pasamos a visitar y disfrutar de los diferentes talleres de grabado, pintura y escultura; nos mostró diversas pinturas y objetos realizados por el talento de diversos alumnos que se animan ya como una esperanza de generar arte para las y los michoacanos y el mundo.
En el caminar pudimos observar la tranquilidad en la que se vive en el arte, pudimos constatar los valores con los que predican los artistas, observamos la generosidad y actitud positiva por permanecer en el lugar y poder preguntar. Estar en la Escuela de Artes, es estar en un remanso de calma y tranquilidad, es estar en dialogo para la construcción de la paz, es estar en complementaridad, es vivir en la horizontalidad y en la espiritualidad.
Tuve la oportunidad de gravar un video sobre lo que vi, lo que experimente y sobre la importancia de desatar y dejar libre nuestra imaginación y nuestras emociones para la creación de obra, tome fotografías de muchas obras, de muchos diseños, de colores, y pude oler las pinturas, ver los pinceles, las planchas, las prensas, los caballetes, pero vi el enorme potencial que forma el maestro Juan Torres, muchos hombres y mujeres de diferentes edades que construyen un modelo estético que abreva de sus capacidades y talentos y de la amplia capacidad creativa de su docente.
Michoacán necesita más espacios para el arte, más espacios para la transformación de lo eminentemente económico para transformarlo en eminentemente humanista, ecocentrista, es decir de seguir trabajando por la vida y para la vida, para el respeto de los humanos, las plantas, los animales y para aquellos elementos que permiten la vida, el agua, la tierra, la luz y el aire. La Escuela Popular de Artes un espacio para el fortalecimiento del derecho a la cultural, del derecho a la vida, del derecho a ejercer la espiritualidad.