Apatzingán: masculinidades y violencia rural/Gerardo A. Herrera Pérez
Hoy 15 de diciembre, un grupo de entusiastas personas ha iniciado un proceso de deconstrucción de su masculinidad; ellos, se han pensado en despensarse, para repensarse en lo que realmente un hombre desea ser para convivir con su par en respeto y armonia.
Debo agradecer a Estefani Medina, presidenta de la Organización de la Sociedad Civil, “Por amor a mi tierra apatzinguense” A.C. la invitación para disertar sobre dos temas importantes: el primero relacionado a las “Masculinidades, violencia rural y sus procesos de deconstrucción” y el segundo tema: “Cohesión social y participación política”.
Ha sido una gran oportunidad de vida trabajar al lado de hombres y mujeres jóvenes que han definido lo que es la masculinidad hegemónica, y también la masculinidad subordinada; ellos han perfilado las características de dichas masculinidades y han expresado sus propuestas para ir transformando esos perfiles, en perfiles más cercanos al respeto, a la igualdad, al compromiso de proyecto de vida y pareja, en evitar la violencia.
Escuche la manera, en que para hombres y mujeres jóvenes, se expresa bajo un signo de asimetría de poder el ser masculino; escuche la manera en que las mujeres y los hombres en un proceso dialógico no quieren de los masculinos ese poder de control de dominación para otros hombres y de subordinación para las mujeres, pero también escuche la manera en que las mujeres detestan el control y sometimiento de un hombre por la vía del sexo, por sus chantajes sexuales. También ellos y ellas reflexionaron sobre los proceso de la división social del trabajo, en donde la mujer convertida en fuerza de trabajo, sale al campo, para regresar y seguir trabajando en el proyecto de familia.
En las reflexiones me parece algo que debemos compartir, y es que el trabajo ha legitimado la masculinidad y es el hombre el único responsable de atender las necesidades de la casa, pero esto ha cambiado en el ámbito rural, porque hoy también son las mujeres las que tienen que salir a trabajar para enfrentar esa responsabilidad antes, exclusiva del hombre.
En materia de emociones, me han expresado que se continúa en las zonas rurales expresando cuestiones donde los sentimientos de ternura, cariño, demostración de amor se depositan en mujeres en tanto que los hombres son castrados de éstos. Me llama la atención la expresión de “macho” y “puto”, el macho puede tener muchas mujeres y relaciones con todas las que pueda, eso lo legitima como hombre, en tanto que el puto abreva solo de cuestiones sexuales.
Finalmente expresaron que las masculinidades se están transformando (derivado de la globalización y el Neoliberalismo) debido a la influencia de la migración laboral interna y externa, comentaron que también lo difunden los medios de comunicación electrónicos el cómo ser hombre, y yo agregaría las cuestiones del mercado, las luchas geopolíticas, el colonialismo, seguramente entre otros factos en el marco de un pensamiento complejo.
También abordaron el tema de la masculinidad subordinada, como el hombre “mandilón”, aquel que es manipulado por terceros, frente a su falta de condición hegemónica e incapacidad de hacer frente a su hombría y demostrar su valía de hombre.
En otro espacio, trabajamos el tema de Cohesión social y participación política, tuvimos la oportunidad de compartir la importancia de trabajar los derechos políticos en el marco de los derechos humanos y la cohesión social.
En este sentido, compartimos la importancia de trabajar con la sociedad en materia de confianza, identidad, valores y convivencia.
Sin duda alguna, mucho por hacer en materia de masculinidad en Apatzingán y la región de la Tierra Caliente.