Amor romántico y masculinidad/Gerardo A. Herrera Pérez
Amor romántico y masculinidad
Gerardo A. Herrera Pérez
Como parte de un compromiso social, y a través de plataforma digital, se llevó a cabo la conferencia “Amor romántico y Masculinidad”, disertado como parte de un compromiso de visibilizar las problemáticas de violencia que continúan viviendo las adolescentes y jóvenes cuando se enamoran de masculinidades tóxicas o hegemónicas que generan violencia a los cuerpos de las mujeres por los mandatos de masculinidad o las potencias adquiridas.
Desde la perspectiva del trabajo colaborativo a través de plataformas digitales, en el ayuntamiento de Acámbaro, tanto la doctora Elvia Higuera Pérez, del Gobierno de Michoacán, como el doctor Gerardo A. Herrera Pérez, de la embajada de la Fundación El Sol, sede México, coadyuvaron en desarrollar la disertación Amor romántico y la Masculinidad, como elemento de los mandatos de masculinidad que generan violencia contra el cuerpo de las adolescentes y jóvenes y que hoy se vive prácticamente en todo el país.
El amor romántico es tan solo un tipo entre las diversas formas de expresar el amor; el amor romántico es un amor idealizado, cuya fortaleza y énfasis se centra en las emociones, y no tan solo en el placer físico, aunque es de reconocer que existe una fuerte combinación entro las cuestiones emocionales y las posiciones sexuales.
Por otro lado, los medios de comunicación, cuentos, libros, televisión, historias románticas, príncipes y princesas y sus formas de convivir y que vemos a diario, desde luego que ayuda a que el amor romántico sea uno de los sentimientos más esperado y desde luego deseado por los jóvenes en prácticamente toda la humanidad.
Uno de los tantos problemas que encierra el amor romántico en las parejas, es cuando se ponen expectativas muy altas hacia la pareja, de modo que ante la imposibilidad de la perfección o tenerlo a modo, causa frustración y estrés, pero además legitima el modelo de la masculinidad y el machismo con que actúan los varones, al ejercer, sus saberes, el poder, la autoridad, jactancia y violencia en contra de los cuerpos de las mujeres.
En este sentido las diferencias entre amor romántico y el amor verdadero, es que el primero, es un sentimiento con el cual podemos cubrir varias necesidades emocionales, en tanto que el segundo es sincero, nos ayuda a crecer como persona, estabiliza la relación de pareja, al existir respeto, aceptación, amor, de tal manera que se construye el amor.
Por otro lado, el varón que genera las condiciones del amor romántico, tiene una masculinidad que debe ser comentada, para ello, las posiciones teóricas respecto de la masculinidad, Rita Segato se refiere al mandato de masculinidad que tienen que atender los hombres para su legitimación frente a sus pares hombres, ella, explica cuando menos cuatro características: generar un espectáculo del cuerpo trasgredido; androcentrismo o jerarquización; la fraternidad masculina; y ser macho alfa, veamos cada característica:
Espectáculo del cuerpo trasgredido: el hombre debe de mostrar su masculinidad, debe exhibirla permanentemente, debe mostrarse capaz de realizar todo, y desde luego de no mostrar debilidad o fragilidad, que eso solo lo pueden hacer las mujeres o bien otros hombres (afeminados o no) a quienes se les dominará. El espectáculo de la potencia masculina se presenta de manera sexual, bélica, política, moral, económica e intelectual y debe mostrarse a otros hombres para reafirmarse como tal, diría yo, para legitimarse como tal.
El mandato prescribe la jerarquización, el androcentrismo; el hombre ejerce violencia y poder frente al cuerpo de la mujer y de otros hombres débiles, cuerpos a los que subordinara y dominara; pero igualmente no puede verse ni debe verse menos que otro hombre, para lo cual promoverá permanentemente la competencia con otros hombres para mostrar que él no ha sido dominado ni sometido por otro hombre, debido a que, de hacerlo, podría evidenciarlo como débil, falto de poder.
Los hombres masculinos se relacionan con otros pares también masculinos, entre ellos se requiere darse la legitimidad, o bien el reconocimiento de otros hombres para sentirse como tal, porque recordemos que, si un hombre masculino no cumple con su mandato de masculinidad, podría ser excluido del grupo y ser considerado de no ser hombre, o de ser un hombre débil.
La cuarta posición es ser el macho alfa del grupo, el conquistador, corpulento, el que no se enferma, el que tiene todos los puestos, el que maneja el dinero, el de buen cuerpo; en este sentido es el ideal de hombre al que todos quieren acceder y es que ese perfil de hombre, de masculinidad, determina en cuanto al deber de ser hombre.
Así, en el mandato de la masculinidad el macho alfa es el prototipo de hombre que se exige desde los pares masculinos para legitimarse y ser parte de la misma y se logre alcanzar mediante los espectáculos de la potencia, que terminan jerarquizando al sujeto dentro de la estructura patriarcal.