Alto a la Transfobia/Gerardo A. Herrera Pérez
09 de agosto de 2017
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21:09
Gerardo A. Herrera Pérez
ALTO A LA TRANSFOBIA.
Gerardo A. Herrera Pérez
En Michoacán, como en otras entidades federativas, entre ellas, Nayarit y la pionera Ciudad de México, existen acciones para fortalecer el derecho registral con política pública, como la corrección de actas de nacimiento por identidad de género, no obstante, no se puede aún hablar que dicha acción permitirá que disminuya la transfobia a la comunidad trans, no obstante reconozco su avance.
Y es que la discriminación basada en la identidad de género o bien en la expresión de rol de género es un fenómeno normalizado y naturalizado en todo México; no obstante en algunas entidades federativas se violenta más a estas personas.
La transfobia, como los fenómenos sociales de machismo, la misoginia, esto es, el patriarcado y sus ideologías, se ejecutan tanto en los espacios públicos, como en privados; en las instituciones públicas, como en las estructuras familiares, escolares y en la propia iglesia, con lo que se restringe el acceso a los derechos humanos de las comunidades trans, generando condiciones de desventaja para ellas en distintas materias: educación, salud, aspectos laborales, y otros más relacionados con los derechos humanos.
La transfobia, genera un permanente rechazo hacia las comunidades trans, y permite aplicar mecanismos de opresión sobre sus cuerpos al invisibilizar, estigmatizar, prejuiciar, discriminar, violentar y promover actos de transfeminicidios, que en todas las entidades federativas se han generado, por lo que no es una cuestión privativa de Michoacán.
Estos mecanismos de opresión generan desigualdades y orientan a la población trans a centrarse en espacios que las someten y controlan, asumiendo actividades artísticas, de belleza y de trabajo sexual, aunque debo de destacar a personas trans que han logrado incidir en otros espacios de la academia, del trabajo público y en organizaciones de la sociedad civil con impacto internacional; desafortunadamente continúan siendo un reducido número, pero no obstante hay que señalarlo. Conozco igualmente a mujeres trans con posgrados y posdoctorados.
En México, diferentes organizaciones de la sociedad civil de personas trans, están realizando un extraordinario trabajo con sus pares. Muchos nombres de mujeres trans empoderadas, que realizan acciones coordinadas con mujeres feministas cisgéneros para coadyuvar a los procesos de empoderamiento de este segmento de población.
Pese a ello, se requiere de una mayor comprensión al interior de las familias, que se lograra con información y reglas de convivencia, respeto y tolerancia; pero también consideramos que es fundamental evitar en los centros escolares el acoso, la violencia, y el abuso sobre este segmento de población trans; otro de los espacios donde se tendría que incidir es en la apertura de los centros laborales para evitar ser estereotipadas, estigmatizadas y prejuiciadas sobre sus roles. Ello, en mucho permitiría una vida de mayor calidad y respeto a sus derechos humanos, a vivir en condiciones de igualdad, y de entender la perspectiva de género.
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