Alteridad, intercomunicación, tolerancia y respeto/Gerardo A. Herrera
Para establecer un diálogo permanentemente, durante mis conferencias o intervenciones sociales, explico la importancia de hacerlo de manera horizontal, realizando la alteridad, es decir aceptando que existe el otro y que con él o ella puedo establecer una comunicación a partir de escucharnos, de realizar una escucha asertiva, estos dos elementos me llevan a aceptar en reconocer que el otro puede ser igual o diferente que yo, pero, que tanto la otredad, como la mismidad tenemos los mismos derechos es decir, importante practicar la tolerancia (Declaración de Tolerancia UNESCO, 1995).
El respeto es fundamental para el desarrollo humano, la falta de respeto puede llevar a generar conflictos, violaciones a los derechos humanos y a la normativa de vida en una sociedad.
Mire usted, el respeto requiere de una cadena de acciones, pero tal vez el primer eslabón es hacer alteridad, es decir reconocer al otro, como otro, que puede ser distinto incluso a nosotros (genero, clase, raza, sexualidad, dogma, color, edad, discapacidad, pobreza, precariedad, conocimientos, migrante, etc.). Reconocer su existencia permite reconocer y legitimar que tiene derechos y libertades: a la vida, a existir, al libre desarrollo de la personalidad y a no ser discriminado o violentado en razón de ser como es, como lo que estamos viviendo en términos de racismo y clasismo aquí en México y otras partes del mundo, de rechazo al otro que es diferente, de ahí, la importancia de la tolerancia.
Las personas debemos avanzar en reconocer que la vida en este mundo es diversa, no es dicotómica, ni mucho menos binaria, al contrario es rizomatica (Deleuze y Guattari, Las mil mesetas), es construida bajo un continuum permanente, no hay solo hombres y mujeres como cuerpos, hay una diversidad de cuerpos (intersexuales); no hay bueno o malo, hay un continuum entre uno y otro; no es solo valido lo heterosexual, cuando hay otras diversidades sexuales aprobadas por nuestro marco jurídico que incluyen lo no binario, la bisexual, lo homosexual. Es decir requerimos de reconocer la diversidad social, cultural y sexual para comprender la riqueza social en la cual vivimos, que es un elemento de los sistemas vivos, tal como lo expresa Fritjof Capra, en la Alfabetización ecológica.
Solo recordemos que todos venimos de una misma raíz, somos seres humanos, que nuestro próxima antepasado es el homo sapiens, el hombre sabio; que tenemos inteligencia, emociones, libertades, que somos individuales, colectivos, planetarios, con un constructo lingüístico, pero que nacemos con dignidad, que nos hace iguales pero a la vez diferentes culturalmente, y ello, no debería de ser base para excluir, violentar, invisibilizar, prejuiciar o estigmatizar, en ocasiones incluso matar; la intolerancia es un ideología que hay que desterrar. «Cada uno debe respetar al prójimo como “otro yo”, sin excepción de nadie», en Leonardo Boff.
La alteridad permite reconocer su presencia de la otredad en el diálogo nos permite también reconocer el valor de la persona, de su voz, pero sobre todo reconocer que al igual que la mismidad tiene poder. Al hacerlo reconocemos que el otro es único e irrepetible en el mundo, por ello, entre la otredad y la mismidad hay un límite que no debe ser transgredido, y es simple y complejo a la vez, es la sacralidad de cada ser humano, incluso de cada ser vivo, que en el fondo, todo lo que existe y vive, los seres vivos, merecen estar, ser y vivir también. Que me quede claro que la vida la debo honrar y es sagrada.
Otras filosofías dan cuenta de la importancia de respetar a cada ser, el budismo, hinduismo, el Feng Shui, integran a través de la espiritualidad, la sabiduría todos los elementos que dan viabilidad a la vida, el agua, la tierra, el aire, la luz; pero también el cristianismo lo plantea.
Pero el respeto va también a las cuestiones dicotómicas que hablan de posiciones encontradas, los dogmas, las visiones políticas, sociales, que en ocasiones no se alinean a nuestras formas de pensar, y que en un tono de diatriba, denostativo, excluyente, se violenta al otro, se discrimina, de ahí la importancia de la tolerancia.
En el día a día, mediáticamente conocemos de fenómenos sociales que nos quiebran como humanidad, la violencia familiar, la muerte de un ser querido, las crisis ambientales, los desastres naturales, o bien, la invisibilidad económica de la economía de cuidados y doméstica, donde el trabajo de la mujer no puede ser solo amor, es un trabajo que no se paga y que le quita todas las posibilidad de desarrollo humano a las mujeres, sobre todo a las mujeres pobres, precarias. Frente a dichos fenómenos escucho que se dice qué madre formó aquel infractor, y no se equivoca Boff cuando dice, preguntémonos mejor qué padre formó aquel violentador, nos daremos cuenta que en las masculinidades hegemónicas el padre tiene un mandato formar violento a un hijo para legitimar su masculinidad, su poder, su autoridad, su jactancia, su ejercicio de sexualidad, para someter, controlar y disciplinar los cuerpos de las mujeres y de los hombres débiles.
Así, debemos de reconocer que para respetar, requerimos de diálogo horizontal, en complementariedad, en ecología de saberes, en alteridad, en intercomunicación asertiva, en tolerancia. Pero, me pregunto, al no tener derechos la Tierra y la Naturaleza, dejamos de brindarle respeto, y es que con nuestro modelo económico depredador que promueve una sociedad hipercosumista, que no permite generar el respeto a la Tierra y la Naturaleza (Guille Lipovetzky).
Hace apenas unos días estuve compartiendo una reflexión en el Foro Reto ambiental en la zona de Capacho en Huandacareo, con relación al análisis epistemológico de la problemática del Lago de Cuitzeo centrado en una reflexión del pensamiento de la complejidad (Edgar Morin), ahí expresé la importancia de respetar al otro que no es humano, es decir, a los seres vivos, plantas, animales. Reconocí la importancia filosófica, ética y moral de la Carta de la Tierra y nuestra responsabilidad de cuidar y respetar a la naturaleza.
Expresé que los documentos de la Agenda 2030 son muy claros en sus 17 objetivos, necesitamos seguir trabajando en recuperar el medio ambiente, la biodiversidad y el respeto por la vida; una vida, sin antropocentrismo y que reconoce en horizontalidad el respeto a los seres vivos, a la biología del amor, al respeto de la naturaleza, expresa Maturana.