Alianza monumental en Chiapas
Por supuesto, en cualquier lección hay que competir y demostrar la superioridad o, mejor dicho, el respaldo del pueblo de México. Es un hecho que Claudia Sheinbaum ganará la elección presidencial. Tendría que pasar una hecatombe para que eso no sucediera. Con ese ritmo, de hecho, es imposible que la distancia que ha tomado se revierta. Es más, su ventaja va en ascenso y, en este momento, son más de 30 puntos a favor de la candidata de Morena. Eso, además del proyecto que representa Claudia, marca un precedente importante por las dimensiones que, por el grado que constituyen, podemos ir proclamando a Sheinbaum como la próxima presidenta constitucional de México.
Ese fenómeno pasará en la mayoría de entidades que estarán en disputa. Empero, hay una que, por el interés que representa, está robándose los reflectores de la prensa. Hablamos de Chiapas. Inclusive, dentro de unas semanas iniciará su campaña rumbo a la gubernatura. Como sabemos, se disputará la transición de ejecutivo estatal, lo mismo que ayuntamientos locales y, desde luego, los espacios al legislativo federal. En todos ellos, a propósito, Morena es el gran favorito para coronarse en el sur del territorio nacional. De ahí, repito, es una de las entidades que más llama la atención, especialmente por los componentes que, por tratarse de una mega alianza, podemos hablar de un triunfo consumado.
Pero, más allá de eso que no deja de ser fundamental, el factor decisivo es el liderazgo que encabeza Eduardo Ramírez, candidato de Chiapas por la coalición “Seguimos Haciendo Historia”. Los partidos, evidentemente, complementan el factor territorial que, al fin y al cabo, constituye la fuerza para atraer a los votantes. Es como una combinación o un elemento inherente de cualquier ejercicio democrático. Eso puede explicarse con el porcentaje que promedia el ex-coordinador de la fracción mayoritaria del Senado de la República. La encuesta de encuestas, para efectos de proporción, lo sitúa como uno de los puntos que mayor intención del voto tienen en su poder. Hasta este momento, Ramírez suma el 69% con la ponderación que mes con mes capta la sumatoria de las metodologías de mayor confianza en México.
Así que, con ello, Eduardo Ramírez arrancará campaña con más de cuarenta puntos de ventaja a su favor, sin olvidar que, detrás de ello, lo cobijan nueve partidos políticos que han decidido mostrar su afinidad por la causa lopezobradorista. Es, para ser más precisos, una mega alianza que, por tanto, agrupa un sinfín de estructuras para apuntalar el proceso democrático que viviremos. Son, desde luego, elementos que el Jaguar tiene en su poder para ganar el próximo dos de junio. Además de la fuerte presencia que esto significa, deja contra las cuerdas al Frente Amplio por México que, de por sí, llega mermado y con la consigna que arrastra su deterioro a nivel nacional.
Ese declive, por supuesto, abona más para que el lopezobradorismo, con todas las condiciones puestas sobre la mesa, gane por segunda vez consecutiva en Chiapas.
Nueve fuerzas, para esta transición política en Chiapas, han decidido cerrar filas con Eduardo Ramírez. De hecho, el registro ha quedado constituido ante los órganos electorales. Será, además de un hecho histórico, una maquinaria que arrasará con el voto de las mayorías. A su vez, queda claro, ese efecto lo canalizará Claudia Sheinbaum, que también, se tiene previsto, triunfe en el sur del país con más del 60%. Y, por si eso fuese poco, la misma inercia de Jaguar hará posible coronar el Plan C en aquel punto de la geografía y, de paso, llevarse la mayoría de espacios legislativos y ayuntamientos que, de manera paralela, se decidirán el dos de junio.
Y como ese buen nivel se mantendrá al alza, Eduardo Ramírez tiene el triunfo en sus manos. Él, desde este momento, podemos considerarlo como el próximo gobernador electo. Tan solo en marzo, como pudimos constatar en la encuesta de encuestas, promedia casi el 70% de la intención del voto. Realmente impresionante lo que le aportará el Jaguar al proceso democrático. Así que, con ello, proclamarle el futuro sucesor de Rutilio Escandon es una concepción tangible que, a estas alturas, tiene políticamente en su poder.