Alejandro Rojas, la sorpresa en Morena/José Luis Camacho Acevedo
Alejandro Rojas, la sorpresa en Morena
Después de largos meses de desencuentros entre los aspirantes a ser dirigentes nacionales de Morena, Yeidckol Polevnsky, Bertha Luján, Mario Delgado y Alejandro Rojas Días-Durán se llegó al acuerdo de celebrar la encuesta para elegir nuevo presidente el próximo 30 de noviembre.
Los llamados de atención del fundador y líder moral de Morena, Andrés Manuel López Obrador, para que los aspirantes a la dirigencia tuvieran mesura en sus expresiones, tanto con respecto al método de selección como a las muy disímbolas personalidades de los pretensos, no tuvieron el eco esperado y las patadas por debajo y por encima de la mesa, hasta que el mesías de Macuspana decidió que la conducción política se ejerce de forma horizontal, o de otra suerte se pierde la percepción de quién manda y por lo tanto de quién hay que seguir la línea.
Y de pronto López Obrador decidió aplicar la regla, puso en orden a los contendientes y de un golpe de mano canceló las manifestaciones individuales y patrimonialistas de Polevsnky y Luján, y de un solo golpe de mano retomó completamente el control de Morena.
Dicen los enterados, que AMLO recurrió a tres líneas de control que operaron bajo su personal supervisión y actuaron de manera simultánea y paralela.
Los operadores en la sucesión de Morena habrían sido Julio Scherer Ibarra, Zoé Robledo y Ricardo Monreal.
Y como dijo el clásico, haiga sido como haiga sido, Morena tendrá su asamblea nacional el próximo 30 de noviembre y, seguramente surgirá el que haya llenado el corazón del político tabasqueño, por leal y congruente.
En este sentido, circuló una carta firmada por Roberto Benavides Alcántara que dio luz en el proceso de AMLO para volver a tener pleno control de la conducción política de Morena
Por su importancia informativa, reproducimos algunos párrafos:
Claudia Sheinbaum fue quien le dio la noticia a Bertha Luján: “no serás tú y se elegirá por encuestas al dirigente de Morena. Te envía saludos y SQ”.
Así de tajante fue la Jefa de Gobierno, con la que hasta hace unas pocas horas, fuera su candidata a la Presidencia nacional de Morena, Bertha Luján, quien fue enviada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, harto de tanto desaseo en la elección interna del partido que fundó, para comunicarle su molestia y desaprobación por no respaldar dicho método que él mismo propuso y ella rechazó, recordándole que él es el único que manda en Morena.
Mensaje para todos: que nadie se salga del huacal, porque provocará la ira presidencial y será arrojado del paraíso de la 4T.
López Obrador sabe que esos millones de morenistas (se calculan entre 8 y 10 millones) serán fundamentales para ganar la elección en el 2021, para mantener la mayoría en la Cámara de Diputados y detener la embestida de los neoliberales y conservadores, que quieren venganza a toda costa, descarrilando el proyecto del tabasqueño infringiendo una humillante derrota en los comicios intermedios.
No están jugando y el presidente tampoco. Sin 2021 no habrá 2024.
A Yeidckol ya le habrían tocado Las Golondrinas desde hace rato, pero lo supo la semana pasada, en un evento con los propietarios de la Cámara de Radio y Televisión, en donde la actual Secretaria General en funciones de Presidenta de Morena, sintió el frío desdén del jefe del Ejecutivo que la ignoró olímpicamente y ni siquiera se dignó a verla y menos a saludarla.
Luego entonces, ¿quién será el elegido?
En esos mismos pasillos señalan que el futuro dirigente nacional de Morena está entre el diputado Mario Delgado Carrillo y Alejandro Rojas Díaz Durán.
Y en esa final, si hay debate —y lo saben bien en el Zócalo— quien se alzará con la victoria será Rojas Díaz Durán, quien es el único que ha estado a ras de tierra por todo el país, quien ya trae el pulso de las bases, fiel al estilo de la casa, por lo que mudará de “Caballo Negro” a “Caballo Morena”, finaliza el texto de Benavides Alcántara.
Decía Maquiavelo que el poder que no se ejercía, equivaldría a tener una medicina para evitar la muerte y no tomársela.
Y AMLO es un buen lector del Príncipe.
EN TIEMPO REAL
1.- Sigue la buena relación AMLO-Slim: le entrega reconocimiento en Palacio.
El empresario mexicano Carlos Slim Helú fue galardonado ayer en Palacio Nacional con el Premio Nacional de Ingeniería 2018, el cual le fue entregado por el propio presidente Andrés Manuel López Obrador.
El líder de Grupo Carso fue propuesto en agosto como candidato para este reconocimiento por la Asociación de Ingenieros y Arquitectos de México.
En su discurso de agradecimiento, el empresario Carlos Slim dijo que es necesario impulsar el desarrollo de infraestructura en el sur del país para generar desarrollo económico en México.
2.- El sacerdote y activista Alejandro Solalinde aseguró que Javier Sicilia, es su amigo, excelente poeta, pero pésimo como político, “lamentable que haya abandonado su Movimiento en momentos difíciles” y remató diciendo que esta vez no lo acompañara en su marcha.
Lo anterior después de que Sicilia publicará una carta en la revista Proceso, en donde comunicó que realizará una movilización para reclamar que el presidente López Obrador modifique sus métodos para combatir la violencia.
Solalinde tiene razón. Javier Sicilia, abandonó su lucha por un cargo en la Universidad de Morelos, por un salario, por aplaudirle al rector Alejandro Vera, por atacar al gobernador Graco Ramírez. ¿Y todo para qué? Al final los dejo enfrentados.
Hoy Javier es un hombre amargado, lleno de rencor… se olvidó del amor… se llenó de odio.
3.- Carlos Romero Deschamps, ex dirigente del Sindicato de Trabajadores de Pemex tiene muchas cosas en común con el líder minero, Napoleón Gómez Urrutia, “Napito”.
El petrolero fue acusado ante la Fiscalía General de la República, por el presunto desvío de 50 millones de pesos, que habrían sido descontados a trabajadores de Pemex, para donarlos a los damnificados de los sismos de 2017.
De acuerdo con Reforma, la denuncia argumenta que el supuesto descuento habría sido arbitrario, y que tampoco hay certeza de que se haya entregado íntegro.
¿O qué ya se nos olvido que Napito fue denunciado por el presunto desvío de 55 millones de dólares de los recursos del Sindicato Minero?