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La inequidad para que las mujeres accedan a puestos directivos se visualiza como un “Techo de cristal”, la suma de innumerables escollos para impedir su ascenso profesional y laboral. Sin embargo, no se trata de un acuerdo pactado y muchas veces tácito que frena el as ascenso a los puestos directivos. Hay un fenómeno más generalizado y pernicioso. Es el peldaño roto.
Todo inicia en las universidades de todo el mundo. Las mujeres se gradúan a tasas más altas respecto a los hombres y tienen promedios de calificaciones más altos. Pero entonces sucede algo extraño: al ingresar a la fuerza laboral, inmediatamente pierden su ventaja. Cuando llegan los primeros ascensos, la caída continúa: por cada 100 hombres que son ascendidos a gerentes, solo 81 mujeres lo son.
Esto se agrava a lo largo de la carrera. Las mujeres se quedan atrás. ¿Qué ocurre?
La consultora de negocios internacional McKinsey descubrió que la mitad de los ingresos de una persona a lo largo de su vida provienen de la educación y la otra mitad de la experiencia. Sin embargo, los hombres obtienen más valor de su experiencia respecto a las mujeres.
Las diferencias en la experiencia laboral explican el 80 por ciento de la disparidad salarial entre hombres y mujeres. Así, a lo largo de una carrera de 30 años, una mujer podría ganar casi medio millón de dólares menos que un hombre.
Las distintas experiencias laborales dan lugar a ingresos diferentes, pero lo que no está tan claro son los factores que contribuyen a esas diferencias en las experiencias. Parece un enigma si se considera que las mujeres se gradúan de la universidad en mayor proporción que los hombres y cambian de trabajo al mismo ritmo.
Ahora nos enfrentamos a otra realidad: las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de ocupar puestos con salarios más bajos y de trabajar menos años acumulados. Esto se debe a que las mujeres tienden a tomar descansos más largos o frecuentes en sus carreras, tienen una mayor tasa de trabajos a tiempo parcial o trabajan menos horas.
A pesar de los esfuerzos por reducir la brecha salarial de género a nivel institucional, ésta podría persistir. Para 2030, una mayor proporción de hombres trabajará en campos en crecimiento, como STEM, en comparación con las mujeres, que están sobrerrepresentadas en campos en “reducción”, como el apoyo administrativo y de oficina. Vale remarcar que los campos en crecimiento equivalen a salarios más altos.
Así, ¿Cómo acumular capital de experiencia, conocimiento, habilidades y sabiduría que solo se pueden obtener en el trabajo? Existen acciones trascendentales:
No detener el reloj. Las brechas laborales pueden tener consecuencias financieras a largo plazo, por lo que mantener un empleo estable, incluso mediante acuerdos flexibles o capacitación, puede ayudar a reducir las disparidades salariales futuras.
Movimientos estratégicos. Al considerar cambios laborales, evaluar el potencial de ingresos a largo plazo de un puesto, en lugar de simplemente la adecuación inmediata del trabajo o su nivel de flexibilidad. Lo ideal es que estas posiciones laborales se desempeñen en industrias y ocupaciones orientadas al crecimiento.
Conocer el propio valor de mercado. Las negociaciones salariales al comienzo de la carrera sientan las bases para los ingresos futuros, por lo que es fundamental negociar salarios iniciales competitivos y aumentos.
Busque buenas empresas. Las firmas que invierten en movilidad interna , coaching y desarrollo de habilidades tienden a tener menores brechas salariales de género, por lo que quienes buscan empleo deberían priorizar a los empleadores con una sólida cultura de desarrollo de talentos.
Perfeccionar las habilidades tecnológicas. La carrera de cada persona se verá afectada por la tecnología de alguna manera, por lo que dominar nuevas herramientas y habilidades distinguirá a los candidatos del resto del mercado de talentos. Una buena regla general: reservar el 10 por ciento de la semana laboral para invertir en aprendizaje y desarrollo de habilidades.
Y una pregunta crucial con el que se debe iniciar la carrera profesional o inicial el proceso para descollar en ella es: ¿A dónde quiero llegar?