?Programas sin mendicidad?
R- Mi Santias, no entiendo como propones que el combate a la pobreza no sea mediante dádivas; la historia de México nos enseña que todo es electoral. S- No es mi dicho, perro, es el de la Secretaria Rosario Robles y le creo. Y no por ingenuo, sino porque el costo político de hacer del primer programa del gobierno de Peña Nieto un programa asistencial y electorero, les podría costar todo lo ganado políticamente hasta hoy.R- Auuu, pue´ que tengas razón, pero el escepticismo no es solo mío, mi ínclito humano, te comparto nota del 15 de febrero del presente en la página web de Eje Central: “En varias secretarías de Estado se encuentran bastante preocupados porque los han llevado a presentar programas nacionales, prometidos por el presidente Enrique Peña Nieto, sin que tengan mucho contenido que incorporarles. Una de ellas es la de Desarrollo Social, donde la titular Rosario Robles tiene la encomienda de la cruzada contra el hambre que, hasta este momento, padece de inanición.”S- Es probable que las prisas los lleven a tropezarse, pero hay elementos para ser optimistas y estrategias para respaldar ese optimismo, mi Rufo. Por ejemplo; si la estrategia se sustenta en un programa de inversión y no de gasto, el éxito estará, no solo en paliar el hambre, sino en incorporara a los pobres del sector asistencial al sector productivo, es decir, incorporaríamos a los pobres al sector productivo mediante la generación de riqueza y empleo como estrategia de desarrollo social, mediante un trabajo digno y/o el autoempleo, así verdaderamente dejarían de ser pobres,… y dependientes.R- Grrr, no te entiendo ¿Quién haría las inversiones y donde?, y sobre todo ¿Cómo garantizaríamos que no fueran elefantes blancos?, o sea, inversiones improductivas y costosas, en donde, quienes se llevan la tajada del león son el funcionario que asigna la obra y el contratista que la hace.S- Vamos por partes, diría Jack el Destripador. Primero: quién haría las inversiones: sería el gobierno, reorientando los programas de apoyo, de proyectos de grupos o personas, a proyectos de impacto regional. Hoy, quienes reciben los “apoyos” son los mismos de siempre, grupos organizados alrededor de partidos políticos, centrales obreras y campesinas o militantes de partidos; pocos son los apoyos que llegan a los verdaderos agricultores y campesinos, por eso los apoyos al campo son el cuento de nunca acabar, cada año asignamos millones y seguimos igual de jodidos y desempleados, o peor, nos hacemos más pobres… Las estadísticas nos muestran que la mayoría de los proyectos que se apoyan para el sector social, terminan fracasando.R- Guauuu, a eso me refería, mi Santias, a la politización de los programas... Cuando no a la corrupción que conlleva el pago de comisiones a despachos “especializados” que ligados a políticos y gobernantes, “bajan” recursos con solo presentar proyectos de saliva, exitosos solo en el papel.S- Eso se resuelve si, en adición a cumplir con documentación y reglas de operación, los proyectos se supervisan para: 1.- Que el apoyo llegue al destino correcto y no se quede en el bolsillo de líderes o funcionarios, y 2.- Se audite la operación, para garantizar el éxito operativo de las inversiones ¿De qué sirve que un proyecto “parezca” exitoso en el papel, si en la práctica es dinero perdido? 3.- Debemos medir a funcionarios, no por ministrar (Dar) dinero, sino por el éxito de los proyectos que apoyan. En tanto no midamos el profesionalismo de quienes “autorizan” la asignación de recursos; por un comisión (mordida) se pueden corromper y tirar dinero del presupuesto a lo tarugo.R- Auuu, ya empiezo a entender…S- Segundo, no solo el gobierno haría las inversiones, sino que administraría los proyectos regionales, mediante una estructura profesional que garantice, medida por resultados, el éxito de toda inversión. Es decir, no solo daría el apoyo en dinero, sino que aportaría el “expertise” (las capacidades profesionales) para administrar y orientar al mercado eficientemente cada proyecto, garantizando así el éxito.R- Grrr ¿No sería paternalismo?S- Ese es un mito, con ese argumento acabamos con el extensionismo (apoyo técnico a grupos marginados) y dejamos a nuestra gente a las fuerzas del mercado, en perjuicio de la república, por ello, de ser autosuficientes y hasta exportadores de alimentos, nos volvimos deficitarios, es decir, ahora dependemos de otros, lo que permite a gobiernos extranjeros y empresas transnacionales ponernos la pata en el pescuezo. Lo que debemos de hacer es lo correcto con una visión nacionalista, y en mi opinión, es construir infraestructura para la producción, asociada a una organización inteligente (pueblo y gobierno), orientada a la autosuficiencia alimentaria y a la generación de riqueza y empleo; así la Cruzada contra el hambre no sería, ni electoral, ni promovería el asistencialismo o mendicidad.Un saludo, una reflexión.Santiago Heyser Beltrán