?La Honda, mi familia y mi México?
Uruapan, Michoacán, 23 de febrero del 2013Al visitar Celaya es imposible no darse cuenta, la modernidad llegó con la construcción de la planta de Honda, fabricante de autos...En un terreno de aprox. 500 hectáreas, donado por el gobierno del estado de la administración anterior. Operación de la que las leyendas urbanas narran situaciones de corrupción e inequidad en la adquisición de tierras,... se está construyendo “La Planta”, misma que dará empleo a más de 2,000 personas,…; l que implicará un repunte económico para la región, ya que esas 2,000 familias recuperarán un poco sus economías y con ello el poder adquisitivo, lo que dará un impulso al mercado regional… Hasta aquí lo bueno…Lo no tan bueno, y desde mi punto de vista una estupidez, es haber vendido la tierra, es decir, aquellos que tenían en sus tierras un patrimonio familiar y una forma de vida digna con el trabajo de la tierra, hoy se quedaron con dinero en el bolsillo y mañana estarán sin nada; y el patrimonio que heredarían a sus hijos, nietos, bisnietos, etc., se esfumó. Esas familias que vendieron sus tierras, que no deberían venderse, van camino a la pobreza en una o dos generaciones. Lo sé, no todos van a dilapidar su dinero en antros y alcohol, algunos comprarán una casa o un auto y también, por qué no, habrá quienes inviertan ese dinerito y pongan un negocio;… el problema es que de esos emprendedores, más de la mitad fracasarán, por una sencilla razón, la transición de agricultor a comerciante requiere de una serie de habilidades y conocimientos que la mayoría no tiene. A ello añadamos el natural deseo de gastar en los hijos en celulares y chácharas que no les darán calidad de vida, ya que solo les darán un estatus con satisfacción momentánea, similar al que da un juguete que a los seis meses se rompe.. ¡Alto!, me dirán muchos, nosotros hicimos un buen negocio, y tierras que valían trescientos mil pesos por hectárea, bien vendida, se vendieron en un millón… A esos contesto que: La tierra no tiene precio, y no es porque no tenga valor, sino todo lo contrario, la tierra vale tanto que no debería ser mercancía o un producto que se compra y se vende; me explico: La tierra es vida y alimento, la tierra es tradición, la tierra es hogar, la tierra es religión, la tierra es arraigo, la tierra es soberanía, la tierra es madre… La tierra no es un “comoditie”, no debería serlo; pero decenas de años de neoliberalismo nos han hecho perder la perspectiva y hoy, como marionetas, todos funcionamos alrededor de una invención que se ha convertido casi en un Dios: el dinero… Pero ahí no para la cosa, Honda se pone en Celaya por la ventajas, no solo de recibir tierras gratis, sino porque las condiciones para los trabajadores le son convenientes al capital. Leía hace unos días del proyecto de Honda para poner una planta en España, no se realizó, las condiciones de trabajo y los salarios que exigían los españoles espantaron a los japoneses… En México tenemos una ventaja comparativa, nos “empinamos” ante la “inversión extranjera”, y así, aquí hay la disponibilidad de firmar contratos colectivos de protección patronal, es decir, existen organizaciones con membrete de sindicato, que se ponen al servicio del patrón para negociar a modo las condiciones de trabajo, y no necesariamente a favor del trabajador… Parte de nuestro folklor y de la corrupción institucional, económica, social, legal y laboral que nos corroe.Y ahí no para la cosa, entre otras cosas no buenas que dejará la Honda en Celaya, estará la migración de pueblos y comunidades (pérdida de calidad de vida familiar) y los desechos, y si no nos ponemos abusados, la contaminación de aguas mediante descargas “industriales”. A ello añadamos la proliferación de antros y burdeles. Donde hay dinero, siempre habrá un vivales que buscará sacar ventaja con los vicios y debilidades humanos; lo que nos llevará a corrupción gubernamental para aprobar permisos y cambiar el “uso de suelo” para que, al margen del derecho ciudadano, los giros negros se puedan poner donde mejor convenga… Hasta aquí mi visión catastrofista… Hablemos ahora de nacionalismo:¡No!, definitivamente no es mi aspiración que mis hijos sean trabajadores de la Honda (ni de VW ni de Mazda), no sé tú, estimado lector, pero no es mi aspiración el que mis hijos sean obreros o empleados de los japoneses en mi país (ni de los alemanes, ni de los azerbaiyanos, etc.). Mi aspiración, como padre de familia, es que mis hijos sean hombres libres, y hoy, con las reglas y leyes laborales y con el modelito Neoliberal, en mi opinión, el trabajo subordinado es una versión moderna de la esclavitud… No me malinterpreten, reconozco el mundo globalizado en el que vivimos, bienvenidos los emprendedores de otros países, pero, esto es muy diferente a ponernos de tapete para que la mal llamada “inversión extranjera”, que en realidad es una forma moderna de colonización, se apropie de México. México para los mexicanos, hacia allá deberían orientarse las políticas públicas, el modelo económico y el modelo educativo… ¡Vamos al revés!Santiago Heyser BeltránEscritor y soñador