Evaluación en la educación
La evaluación de la actividad púbica es un elemento ineludible de todo régimen democrático. Las actividades, políticas y programas de todo gobierno deben ser evaluados a fin de determinar su efectividad e impacto en el bienestar de la población, su eficacia costo-beneficio, su pertinencia y hasta la calidad de sus procesos organizativos y administrativos. A final de cuentas, todo lo que hacen los gobiernos es realizado con recursos públicos, con el dinero que nosotros pagamos con nuestros impuestos, por ello en toda democracia los ciudadanos tienen el derecho fundamental de saber cómo se ejercen y qué se hace con sus impuestos. Además de lo anterior, la evaluación es un proceso que ayuda a mejorar la actividad pública ya que detecta fallas, errores e inconsistencias en ésta y, por tanto, es fuente de su perfeccionamiento.En México, la cultura de la evaluación se remonta apenas a los diez o quince últimos años. Anteriormente la evaluación de la actividad pública no era prioridad ni una actividad que se llevará a cabo de manera sistemática. En la actualidad, la educación, una de las responsabilidades más importantes del Estado mexicano, comienza a ser evaluada de forma integral pero, sin embargo, aún queda un amplio camino que recorrer en esta tarea. Hoy, a diferencia del pasado, el sistema educativo mexicano cuenta con un sistema amplio de indicadores y de organizaciones que permiten dar cuenta de los avances o retrocesos en el mismo. El principal avance que se ha tenido es el de la evaluación al aprovechamiento de los alumnos, pruebas como ENLACE o la internacional PISA dan cuenta año con año de cómo aprovechan sus clases los alumnos mexicanos. Ello ha ayudado a que la autoridad educativa ajuste sus políticas y modifique sus objetivos a fin de que el aprovechamiento del estudiante mexicano sea mejor y se acerque a los de los mejores a nivel internacional. Sin embargo, uno de los problemas que ha tenido la tarea de evaluar al sistema educativo mexicano no es la de la evaluación de los alumnos, sino la evaluación de los profesores. No basta ni ajusta saber cuáles son las fortalezas y las debilidades de los alumnos mexicanos, es fundamental que también conozcamos cuáles son las fortalezas y debilidades que tiene la planta docente del sistema educativo a fin de poder implementar nuevas políticas que permitan consolidar dichas fortalezas y que, a la vez, permitan dar solución a las debilidades. Desafortunadamente este ha sido el punto conflictivo y en el que el proceso de evaluación del sistema educativo del país se ha estancado. Estoy seguro que es así no por la voluntad propia de los profesores del país, sino porque esta tarea ha sido cooptada por intereses políticos de sindicatos y otras organizaciones relacionadas con el sector educativo que ven en la evaluación una amenaza a su estado de confort y prebendas que el actual estado de cosas les brinda.Así sucedió con la reciente Evaluación Universal de Docentes que se llevó a cabo el pasado 6 de julio y que padeció el boicot de varias organizaciones magisteriales. Solamente cuatro de cada diez profesores que debieron presentar esta evaluación lo hicieron. Así las cosas, será muy difícil que el sistema educativo de nuestro país mejore sustancialmente si continuamos viendo fantasmas que no existen y continuamos estancados en posicionamientos ideológicos que no tienen como objetivo final la mejora de la educación de las niñas y niños mexicanos. La evaluación de la educación en México no pretende ser una tarea que tenga por objetivo afectar las condiciones laborales de las maestras y maestros mexicanos; por el contrario, tiene el objetivo de que los alumnos tengan un mejor aprovechamiento escolar y que los profesores tengan un mejor desempeño profesional.