Se alista la Ceremonia de los Mil Tambores en Ihuatzio
TZINTZUNTZAN, Mich., 22 de junio de 2017.- Con la premisa de que “un tambor genera una vibración tal que restaura la armonía entre nuestro ser más profundo, la Madre Tierra y el Universo”, se alista la Ceremonia de los Mil Tambores, que se llevará a cabo por primera vez en la zona arqueológica de Ihuatzio, perteneciente a Tzintzuntzan.
Tal evento, programado para el próximo fin de semana, es organizado por la asociación 1000 Tambores Guadalajara, el cual “es un movimiento cultural, creativo y espiritual formado por seres comprometidos con el desarrollo espiritual, el servicio a la humanidad y el respeto a la vida”.
Las actividades consideradas en dicha ceremonia incluyen cantos ceremoniales, música prehispánica, velación de fuego sagrado, ceremonias con abuelas y abuelos de tradición y temazcales. La entrada tendrá un costo de 40 pesos.
Los organizadores afirman que el evento sentará un precedente para el “encuentro con nuestras raíces y con nuestra cultura, desarrollado en un lugar que encierra magia como lo es la zona arqueológica de Ihuatzio”.
Ihuatzio (en idioma purépecha: lugar de coyotes), localizada a 10 kilómetros de Pátzcuaro, fue fundada por los purépechas. Su zona arqueológica reviste gran importancia; fue utilizada como observatorio astronómico y centro ceremonial hasta la llegada de los conquistadores. Aunque es pequeña, destacan sus pirámides dedicadas a Curicaveri y Xaratanga.
El significado del tambor
El tambor encierra algo profundo y misterioso que ha obligado al hombre a tenerlo consigo desde la noche de los tiempos y a hacerlo sonar en los momentos más importantes de su vida, de acuerdo con la filosofía de la citada organización.
“Quizá uno de sus significados más destacables sea como símbolo del Sonido Primordial de La Creación. Las antiguas civilizaciones emplearon el tambor para conseguir despertar e incitar a la acción”.
Asimismo, asegura, “están comprobados los efectos curativos en enfermedades físicas y psicológicas. El efecto del sonido lleva a la persona a un estado meditativo y de trance que producen un nivel de actividad cerebral, beta, alfa y theta. El ritmo entra en nuestro cuerpo y nos cura”.