Chapulines oaxaqueños, del sureste a la mesa moreliana
MORELIA, Michoacán. 28 de marzo de 2016.- Cada vez es más común ver por las calles del Centro Histórico de Morelia, sobre todo en el primer cuadro, a personas cargando unas cubetas metálicas llenas a tope con insectos secos, listos para ser degustados. Son chapulines oaxaqueños.
Humberto, uno de los vendedores de chapulines, es de Veracruz, de la región de la Sierra de Zongolica. Tiene una semana en Michoacán, llegó con otros compañeros a vender sus productos a la capital michoacana. Tiene rasgos indígenas fuertes, una sonrisa franca y mucha amabilidad. Lleva dos cubetas con chapulines, limones, salsa “Valentina” y bolsas pequeñas de plástico, donde los sirve.
Va caminando por la plaza de los Mártires, ofreciendo los insectos a quienes descansan en las bancas. Algunas personas hacen cara de disimulo, tratando de esconder su asco, otros ni se inmutan y se los llevan a la boca. lleva una prueba en un pequeño vaso que es la “medida”, explica a Quadratín, porque ese vaso lleno, rebosando, cuesta 35 pesos.
“Hay hormigas que se comen, a veces uno dice ‘son chapulines’, pero chapulines de estos son los que hay allá en mi casa, en el campo, pero uno debe saber distinguir los chapulines, porque no vas a comer cualquier bicho, a veces unos te hacen daño, o el sabor es diferente, entonces este chapulín se da en Oaxaca, es coloradito, está bien sabroso y tiene mucha proteína” cuenta Humberto.
Platica que este tipo de grillo se da en Tlaxcala, Oaxaca y Puebla, aunque no son exactamente de una región, están en los pastizales y en los campos de cultivo de maíz, “comen yerbita este tipo de grillitos” dice sonriendo.
El veracruzano explica que algunas personas los muelen con sal de mar y hacen un tipo de sal de chapulín para degustarlo con mezcal y tequila, otros más hacen una salsa de chapulín, y se lo comen con tortillas, o así, como botana. Señala que lo venden por medidas, el vasito rebosante en 35 y el kilo está en mil 300 pesos.
Humberto informa sobre las bondades de los chapulines oaxaqueños, que para muchos siguen siendo un tabú: “Algunos dicen que curan la tos, otros dicen que son afrodisiacos para que se ponga bien potente el asunto –ríe- no sé bien que es lo que curan, pero están bien buenos”
En cuanto a las reacciones de las personas a las que les ofrece los bichos, Humberto cuenta que a algunas les da asco, les da miedo, se espantan, “piensan que es una cucaracha, pero los ven y ya se dan cuenta que son como grillitos”. Dice que algunas personas sí aprecien este producto, lo buscan y sí se llevan grandes cantidades de chapulines.
“Hoy ha estado bajo, otros días, cuando había gente de “fueras”, vendí mejor, a los michoacanos como que les da miedo, pero luego se atreven y ya les gustan” dice al tiempo que toma unos con el vaso muestra y lo ofrece a este reportero, que los prueba con reserva, y al camarógrafo, que de inmediato le compra media orden.