Manejar bajo los influjos de las drogas destruyó a 3 familias
MORELIA, Mich., 27 de octubre de 2024.- Desinhibidos por los efectos del alcohol, muchos piensan que conducen mejor borrachos que sobrios, amparados a su suerte, ignoran que todo puede acabar en tragedia. Es el caso de una mujer que vino a México a pasar unas fiestas decembrinas y acabó presa por la muerte de un taxista y dejar discapacitada a una mujer.
Era el 25 de diciembre del 2020. Una mujer conducía una camioneta Frontier blanca en estado de ebriedad y bajo los efectos de las metanfetaminas sobre Periférico Revolución, de acuerdo a la teoría del crimen de la Fiscalía General del Estado, en la causa penal 174/2021.
En las condiciones referidas, perdió el control del volante, se brincó el camellón de los carriles de alta velocidad a la altura del Oxxo de Torreón Nuevo, chocando de frente contra un taxi que circulaba en dirección al poniente.
El escenario era dramático. El taxi de la línea Búho completamente destrozado, su piloto fallecido y su usuaria inconsciente. Pero la fecha hacia de aquel accidente todavía más crudo. Las fecha que tenía que ser de felicidad y celebración terminó tragedia.
Pero la brutalidad que puede transmitir la fotografía es poco a lo que le seguiría. La conductora hallada responsable fue detenida y la mujer que sobrevivió pasó dos semanas inconsciente. Sin saber que estaba al borde de la muerte, había perdido un ojo y en el otro había perdido el 95 por ciento de la vista.
Por mandato judicial, los nombres de los involucrados se mantienen bajo reserva, por ellos nos referiremos a la sentenciada como María y la sobreviviente como Juana.
“Con motivo del accidente de tránsito que dio origen a este proceso, se causaron a la señora ////////// múltiples lesiones en su anatomía consistentes: trauma ocular abierto de ojo derecho (pérdida de ojo); herida palpebral superior izquierda con desinserción de placa tarsal; trauma ocular cerrado de ojo izquierdo; fracturas faciales múltiples (entre ellas: fractura del malar y del hueso maxilar superior, fractura del maxilar inferior); fractura de pared media lateral y piso de órbita del ojo derecho; fractura de pared medial y lateral de ojo izquierdo; fractura de nariz; fracturas vertebrales C 2 y T6; fractura bilateral de clavícula; fractura escapular derecha; fractura de radio y cubito izquierdo; fractura de tibia derecha; fractura de peroné derecho; traumatismo craneoencefálico leve; contusión pulmonar bilateral; contusión miocardia…”.
La lista era tan larga que se resumió en “diversas heridas”, señala la sentencia en la que fue encontrada culpable la tripulante de la camioneta Frontier.
La familia esperaba a Juana en casa. Su hija Lupita y ella venían hablando por WhatsApp cuando todo sucedió. Pero ninguna de las dos se enteró que sucedía en ese momento.
Lupita, relató al juez de la causa, que tuvo conocimiento hasta que su tío le escribió y envío el link de una noticia. Fue entonces que comenzó la tortura emocional para la familia. De no saber cómo se encontraba la madre de familia.
“Estaba en mi casa cuando el hermano de mi mamá, me marcó, comentándome que mi mamá había tenido un accidente y enseguida por medio de WhatsApp me mandó lo que es un link, una página que venía acerca del accidente”, declaró al juez.
La incertidumbre se apoderó de ella:
“Recuerdo que recibí la llamada y mi reacción fue que me solté a llorar”, la reacción que seguramente más de uno ha vivido en esta situación.
Juana había sobrevivido a la muerte, pero estaba en malas condiciones. El diagnóstico no era favorable.
En urgencias, “la tenían tapada del rostro con unas vendas. Estaba toda llena de sangre, estaba de sus manos toda hinchada y yo le preguntaba que cómo se sentía, pero nada… se quejaba”.
Por su estado de salud no pudo ser intervenida en Michoacán, fue trasladado de emergencia a Guadalajara, donde fue sometida a seis cirugías y permaneció dos meses hospitalizada.
Aunado al dolor físico de someterse a tantas cirugías y vivir con constante dolor a consecuencia de las lesiones, sufrió un gran impacto en su estado emocional. Era una mujer trabajadora, el sostén de su familia y ahora estaba imposibilitada para continuar. Perdió un ojo y quedó casi ciega del otro.
La adrenalina que produce la sustancia adictiva que consumió la sentenciada le costó la vida a un taxista, a Juana la vida como la conocía y a la propia sentenciada a vivir privada de la libertad, así como pagar como compensación del daño a la sobreviviente más de medio millón de pesos para su tratamiento permanente.
Pero, ¿Por qué no consumir alcohol cuando se va a manejar?, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, el alcohol deprime el sistema nervioso central, lo que significa que hace más lenta la actividad cerebral. Impide al que lo consume pensar con claridad y reduce la reacción y moverse con coordinación.