Grupo Operativo Lagarto, radiografía de un Michoacán impune
MORELIA, Mich., 14 de noviembre de 2023.- En medio de la ola de violencia que vive la entidad por la presencia de cerca de una veintena de organizaciones criminales, una nueva célula delincuencial ha hecho su aparición: el grupo delictivo denominado como Grupo Operativo Lagarto, brazo armado del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), y que busca tener el control de toda la Tierra Caliente.
El líder, a cuyo mote debe el nombre del grupo, es considerado uno de los más sanguinarios del CJNG. Ha sido vinculado al multihomicidio de 19 personas en Uruapan, en 2019, así como el de dos oficiales de la Policía Ministerial.
La identidad del cabecilla es un enigma para las autoridades, es un fantasma que se mueve entre Michoacán y Nayarit, a la par que es jefe de plaza de los municipios de Uruapan, Apatzingán, Buenavista y Tepalcatepec, que año con año crece en número de personas a su mando para ampliar, con ello, su dominio.
A decir de Guadalupe Mora, hermano del exautodefensa, Hipólito Mora, asesinado en La Ruana, este líder delincuencial se asentó en la cabecera municipal de Buenavista hace poco. Es aliado de otro jefe de plaza de Los Reyes, lo que deja en evidencia su grado en la estructura criminal del Cártel Jalisco Nueva Generación y poder de mando.
“El Lagarto es el jefe de plaza de la cabecera municipal y, se comenta, es aliado de Poncho, el Quiringua, jefe de plaza de Los Reyes, además de ex autodefensa”, comentó Lupe Mora en entrevista con Quadratín.
La influencia y poder del Grupo Operativo Lagarto se respalda en un sofisticado armamento, con armas largas de grueso calibre, de uso exclusivo del Ejército Mexicano, documentado por la agencia de fotografía Cuartoscuro, para cuyo equipo posó en medio de la sierra con un grupo de hombres vestidos con ropa camuflada, al estilo militar, con chalecos antibalas y carrilleras para cartuchos .223 y 7.62.
Surgimiento de grupos criminales, el fenómeno…
La permanencia y surgimiento de más y más grupos criminales no es casualidad, es el resultado de la ausencia de las instituciones, de la debilidad de estas y también de que la supuesta coordinación que tanto repiten en su discurso, Estado, Municipio y Federación no es más que puro discurso con fines políticos, porque en lo práctico, no hay resultados, no se han detenido más que halcones y narcomenudistas, ningún cabecilla.
Así lo resumió Carlos Juárez Cruz, presidente del Instituto de Economía y la Paz, coordinadores de los estudios de índices de la paz en México, quien declaró para esta agencia:
“En consecuencia, al vacío de poder, los gobiernos, no tienen el control sobre sus territorios, quedan rebasados en su posibilidad de hacerle frente a la violencia y el ejercicio de sus funciones. Vemos a grupos criminales proveyendo de servicios públicos, que generan oportunidades económicas, empleos ilegales, conflictos. Todo esto tiene que ver con el Estado”, indicó el activista social y académico.
Es decir, no es novedad el surgimiento de nuevos grupos en espacios donde el Estado, en este caso representado por las instituciones del Gobierno de Michoacán y los Ayuntamientos, no tiene presencia o incluso las instituciones están debilitadas porque el crimen organizado se ha infiltrado, e incluso impuesto candidatos en el proceso electoral, quienes han ganado.
Territorios bajo control del crimen en Michoacán
Los ejemplos son múltiples. No son únicamente Aguililla, Tepalcatepec y Buenavista, hay territorios bajo el control de los grupos delincuenciales como La Huacana, Aquila, Múgica, Tumbiscatío, Tuzantla, Tiquicheo, Hidalgo, Zinapécuaro, Zitácuaro y Arteaga, por mencionar algunos, incluso municipios donde las corporaciones policiales están tan expuestas que sus oficiales han optado por dejar el servicio.
En fechas recientes, por ejemplo, se reportó la renuncia de oficiales en La Huacana, uno por amenazas del crimen organizado y otro por no contar con equipo para poder hacer frente a la inseguridad.
También ocurrió en Charapan y en Chinicuila, en 2011, en pleno apogeo del grupo delincuencial La Familia Michoacana y posteriormente Los Caballeros Templarios, cuando renunciaron casi al mismo tiempo policías de Nocupétaro, Carácuaro, Queréndaro, Tancítaro, Tiquicheo y Tuzantla.
Con las instituciones debilitadas, policías sin equipo ni armamento idóneo para hacerle frente a la delincuencia organizada, la seguridad interna en Michoacán queda en manos del Ejército Mexicano que, a decir de los documentos filtrados por Guacamaya Leaks, y publicados por Latinus, tampoco hacen nada.
Vacío de poder
La serie de documentos publicados señala que la Secretaría de la Defensa Nacional ha tenido en sus manos la información con relación al control que ejercen grupos criminales como Los Viagra sobre la producción del limón, quién y cómo se hace el cobro de las cuotas, así como insumos de la canasta básica, pero no hace nada.
En ese sentido, Juárez Cruz insistió en la necesidad de “la coordinación entre los tres órdenes de Gobierno; tienen que dar resultados”, es decir, el arresto de los generadores de las violencias, porque al no haber ni un sólo objetivo criminal prioritario detenido por las policías, militares o la Fiscalía General de la República (FGR), el mensaje es de impunidad.
“Aquí todos hacen lo que desean, en especial la delincuencia organizada y ese mensaje también afecta las relaciones sociales y fomenta la narcocultura, que influye directamente en el comportamiento de los más jóvenes, que cada vez más y más aspiran a formar parte de la estructura de los grupos criminales”, expresó.
La petición de los resultados está fundamentada en datos duros, en evidencia clara, con base en estudios sobre la criminalidad en la entidad.
El presidente del Instituto de Economía y la Paz precisó que “Michoacán es uno de los casos más graves donde se ha perdido la gobernanza; ha tenido en los últimos años un crecimiento importante de homicidios, un 143 por ciento, y los delitos cometidos con arma de fuego, 206 por ciento”.
En términos generales, sostuvo que hay una crisis de armas de fuego en el estado, armas que se usan tanto en el crimen organizado como en la cotidianidad, que su intervención en delitos de convivencia refleja la normalización del uso de armas de fuego, de su facilidad de acceso y compra, otro síntoma del vacío de poder del Estado Mexicano.
Porque la compra-venta de las armas no ha logrado ser contenida, pese a que se ha identificado, desde hace ya varios años, que ingresan tanto por el puerto de Lázaro Cárdenas como por carretera, ya sea en vehículos civiles como a través del servicio de paquetería a Morelia, Apatzingán y otros municipios para abastecer a las diversas organizaciones criminales, que lo mismo hay llamados cárteles, células o grupos en casi todos los municipios.
Grupos armados identificados en Michoacán
Y mientras la Fiscalía General de la República reconoce que operan en Michoacán el Cartel Jalisco Nueva Generación, Templarios y Pueblos Unidos, hay otro tanto, más amplio, que va desde exautodefensas, surgidos al cobijo del excomisionado para la seguridad, Alfredo Castillo, hasta otros relativamente nuevos o reorganizados.
La Piedad y Ecuandureo, se presume, son lugares de operaciones de un sujeto apodado como El Amarillo.
En los municipios aledaños, Zinapécuaro y hasta los límites con Hidalgo, la disputa es con el remanente de la célula delictiva creada por el extinto líder delincuencial El Cacaro.
En la región de Tierra Caliente de Apatzingán, se ha identificado el grupo de Los Viagra, con El Gordo Santana al frente en la zona de Buenavista, y los llamados Blancos de Troya.
Asimismo, aliados a Los Viagras, desde Los Reyes hasta Pátzcuaro, el grupo conocido como Los del Cerro; la región Oriente ha detectado a la Nueva Familia Michoacana, que tiene el control en Contepec, Benito Juárez, Tuzantla y Zitácuaro.
También hay presunción y reportes de influencias de un brazo del cártel Santa Rosa de Lima, en Copándaro, Cuitzeo y Huandacareo, mientras que continúa la sospecha de dedicarse al narco El Abuelo Farías, que comanda un grupo de civiles armados en Tepalcatepec y El Metro, en la región Zamora.
El Gobierno de Michoacán sí que tiene un nutrido número de objetivos prioritarios, en todas las regiones, incluida Morelia, donde se cree también participan de las actividades criminales los hermanos Hurtado Olascoaga, mejor conocidos por sus motes de La Fresa y El Pez.
Pero ni la Sedena ni la Guardia Nacional, corporaciones federales, han logrado echarle el brazo a alguno de los líderes criminales más famosos, como Los Pájaros Sierra, responsables de la masacre en San José de Gracia, del pasado 6 de octubre de 2022, y el único detenido de este grupo salió libre a las pocas horas de ser presentado ante un juez federal, en Morelia.
Se amplían las actividades ilícitas
Con presencia de oriente a poniente, de la sierra a la costa, los índices de la violencia se han incrementado notoriamente, porque han ampliado sus actividades ilícitas.
Ya no solo es producción, venta, acopio, distribución de droga, narcomenudeo, distribución armas y robo de vehículos, también es el secuestro, extorsión a empresarios y comerciantes que llevan a episodios álgidos de violencia, homicidio y desaparición de personas.
En Michoacán, por ejemplo, se estima que los limoneros pueden llegar a pagar entre .50 centavos hasta un peso por kilo, a lo que se añade el cobro a los empaques, lo que influye de forma determinante en el precio final de los productos, situación que se repite en otros aspectos de la vida cotidiana, como el pollo, las tortillas y otros insumos de la canasta básica.
Junto al pago del impuesto del crimen organizado a los alimentos, bebidas y establecimientos de convivencia, hay otros fenómenos menos escandalosos que los homicidios, pero que también laceran a las familias: los desaparecidos, los huérfanos, las viudas y las madres sin hijos cuyas acciones, aunque pacíficas, también pueden derivar en bloqueos y marchas por la exigencia a la localización de sus familiares.
De acuerdo a las cifras del Comité de Familiares de Personas Detenidas y Desaparecidas (Cofaddem), en Michoacán se tiene identificado un estimado de 30 menores huérfanos, víctimas indirectas de la desaparición, pero que corresponden a datos de quienes se acercan a la organización, pues un sector no lo hace por miedo, y otros ya no están porque huyeron de Michoacán, a la espera del asilo estadounidense.
Desaparecidos, herencia del crimen organizado
“El gobernador Alfredo Ramírez Bedolla dice que no hay huérfanos, pero yo aquí los tengo; acabo de estar en un albergue que tiene más de 500 personas y niños, conté 300 niños, les pedí que levantaran la mano los que son de Michoacán. El 99 por ciento la levantó, me quedé sorprendido”, refirió el padre Gregorio López Gerónimo a Quadratín.
Las cifras actuales de la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas para octubre son de cuatro mil 242 hombres y 882 mujeres. Eso representa 136 hombres y 12 mujeres más con relación a septiembre, que incluso tuvo un incremento mayor que el de homicidios dolosos, en el mismo periodo.
El punto más recurrente en la desaparición de personas es la región Morelia, sin embargo, dado el número de habitantes, la tasa de desaparición por cada 100 mil habitantes no es tan elevada. En cambio, no pasa lo mismo con el corredor de la muerte, la carretera federal libre de peaje que conecta a Michoacán con Jalisco, de donde desaparecen hombres y mujeres, especialmente hombres, desde taxistas hasta pequeños empresarios, y de los que nada se vuelve a saber.
Y mientras el Ejecutivo Estatal no resuelve las demandas de acompañar las búsquedas, de resolver el problema, de encontrar a sus familiares, por sus propios medios han logrado ubicar diversas inhumaciones, en conjunto con la Fiscalía General del Estado.
De ello han surgido 25 inhumaciones ilegales, lugares de donde han recuperado más de 100 individuos y restos humanos. Sólo en el caso de Tacámbaro sumaban más de 70 cuerpos.
El problema de los desaparecidos ya ha tocado también las puertas de la política, y del partido de estado, Morena, que durante más de una semana denunció la desaparición de uno de sus líderes, Dagoberto García, presidente del partido en Maravatío y que fue encontrado muerto el 4 de noviembre en Zinapécuaro, cuyo asesinato se suma al de Jesús Toral Rangel, a quien mataron el 24 de octubre, y el ataque al morenista Ricardo Moriya Sánchez, hermano del alcalde de Tacámbaro.