Después de 6 años, FGE resuelve multihomicidio de Santiaguito, Morelia
MORELIA, Mich., 10 de enero de 2025.- A seis años de la masacre de cuatro hombres en Santiaguito, la Fiscalía General del Estado llevó ante un juez al principal sospechoso del homicidio múltiple: El Chaparro, quien supuestamente cometió el crimen en venganza porque las víctimas no quisieron vender drogas para él.
La historia del vínculo entre los fallecidos, el sobreviviente y los imputados gira en torno al consumo de sustancias ilegales, pero también al narcomenudeo y la lucha por el control del territorio para la distribución.
Podría pensarse que eran jóvenes sin oficio, pero no, todos eran hombres de familia, dedicados a sus trabajos, comerciantes, pero con problemas de consumo de sustancias. Los cuatro acribillados se conocían desde hacía varios años y compartían el gusto por quemarle las patas al chamuco.
Pero el consumo de una sustancia adictiva puede abrir la puerta a otras de mayor adicción: en este caso fue el cristal, una de las de mayor circulación y venta en México, que no sólo es altamente dañina para el cuerpo, sino que conseguirla puede ser también muy peligroso.
El que conocía el mercado del cristal y la mota era, supuestamente, Antonio F, conocido como El Tortas, porque a eso se dedicaba, a vender comida por el Tecnológico. Él conseguía la sustancia para su consumo y sus amigos, situación que no le gustó al imputado Carlos Eduardo C, más conocido como El Chaparro, y a Juan Manuel El Piroyoyo, de acuerdo a la teoría del crimen de la Fiscalía.
Los acribillados eran amigos y sólo compartían un espacio para ir y drogarse. Aparentemente, no eran parte de ningún cartel de las drogas. Pero habían entrado a ese mundo, celoso y controlado por los productores y tiradores.
El imputado detenido y el que permanece prófugo les habían pedido que se integraran a su estructura y vendieran para ellos las drogas, señaló el Ministerio, pero no había interés por parte de las víctimas. Incluso los habían amenazado previamente con un machete a El Tortas y a su esposa en el patio de la casa que rentaban, en la calle Sierra de Pichátaro.
La amenaza parece no haber causado efectos en El Tortas, porque siguió con el consumo de sustancias y recibiendo a sus amigos, Felipe, conocido como El Perico; José Mauricio, alías El Tío; el sobreviviente, Juan Enrique N, y otros que entraban y salían de la vivienda a todas horas, en especial en la noche y madrugada, relataron los abogados al juez Fernando Sánchez.
La amenaza era real y unos días después se cristalizó...
El 19 de diciembre de 2018, el imputado detenido presuntamente llegó a la calle Sierra de Pichátaro en compañía de El Piroyoyo, a bordo de una camioneta Toyota Avanza, blanca. Esperaron pacientemente a que la calle quedara sola.
Fue entonces que ingresaron al domicilio y acabaron la vida de El Tortas, El Tío y El Perico, así como dejar gravemente herido a Juan Enrique N, quien salió de la vivienda tras escuchar que los agresores se habían retirado y comenzó a pedir ayuda.
Con auxilio de las autoridades y la pareja sentimental, Juan Enrique N, recibió ayuda de los paramédicos e ingresó al hospital, donde permaneció hospitalizado por casi tres meses, debido a las heridas de bala.
Entre la espada y la pared, por el escándalo del multihomicidio, las exigencias de las autoridades de declarar y el miedo a morir, terminó por denunciar a los agresores y se mudó de su casa, pero poco después fue nuevamente identificado por el imputado detenido, quien supuestamente nuevamente intentó matarlo.
Pero la reaparición del Chaparro permitió a las autoridades identificar su vehículo y domicilio, fue así que el sospechoso fue detenido y presentado ante el juez este viernes.
La condición ante la Ley de Carlos Eduardo no se ha resuelto.
Será dentro de seis días que se resuelva si sale libre o permanece en prisión por la investigación.