El recalentado: primer enemigo de los propósitos de Año Nuevo
MORELIA, Mich., 1 de enero de 2025.- La mejor manera de darle en la torre a uno de los propósitos de año nuevo, es acudir temprano el 1 de enero a echarte tu recalentado familiar. Así que cuando te estés zampando el pozole o los tamales, recuerda que ya vienes menguando aquel deseo de bajar de peso, o bueno, el deseo se puede reiniciar el 2... de febrero.
Que mejor sea el 3, porque haber llegado al 2 de febrero significa que ya se pasó por el 6 de enero, donde el atasque fue con una rosca de reyes (si se puede rellena qué mejor), y además tuviste la mala suerte de que te salieron tres monos, perdón, tres niñitos Dios, así que te tocará pagar la olla de tamales con la que vas a seguir retrasando ese agotador deseo de bajar de peso.
Pero regresemos a este primer día de enero. Otra vez llegamos a ese momento donde llegas al seno familiar para ver qué quedó de la cena anterior, y si eres joven seguramente no pasaste la fiesta de año nuevo con tu familia, sino en algún antro con un pomo al centro de la mesa. Así que la variante es irse a echar un menudo, pero no, el dinero se quedó en la cuenta de lugar y en la propina al mesero.
Así que ahí estás otra vez, bajo la mirada de sermón de tus padres, pero puede más el hambre y el antojo que cualquier regaño. Ahí en la mesa está humeante el bacalao, los romeritos, una pierna glaseada, o los clásicos pozole y tamales con su inseparable atole de algo.
Hay algo distinto en el recalentado de año nuevo, esa fe renovada por la vida, como que hace sentir que uno puede comerse al mundo... después del pozole y unos buñuelos (si hay cruda, lo dulce no se antoja).
Empieza el ciclo nuevamente, y aunque el año, a fin de cumplir los propósitos, inicia por allá a mediados de febrero, con la panza llena se siente uno diferente, con más ánimos, con más esperanzas, y con más contenedores con recalentado en el refrigerador.