Vasco de Quiroga, maestro por excelencia: Medardo Serna
MORELIA, Mich., 14 de marzo de 2018.- En una época donde predominaba la injusticia, la pobreza, la desigualdad y el trato inhumano, Vasco de Quiroga hizo la diferencia con su acción social y su proyecto transformador, por lo que puede considerarse un maestro por excelencia, señaló Medardo Serna González, rector de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Según un comunicado, al conmemorarse el CDLIII aniversario luctuoso de Don Vasco de Quiroga, Serna González consideró que este personaje histórico tan representativo para la Casa de Hidalgo es una inspiración y un ejemplo a seguir en la vida de la institución gracias a su humanismo y su lucha pacífica basada en la educación y el bien común para construir una mejor sociedad.
Acompañado de Ana Luz Mila Barrera, directora de Educación Superior de la Subsecretaría de Educación en el Estado, quien acudió con la representación del gobernador Silvano Aureoles Conejo; y de la diputada por la LXXIII Legislatura en el Estado, Brenda Fraga Gutiérrez, el rector añadió que Vasco de Quiroga no esperó sentado ante la injusticia, “hizo la diferencia con un proyecto que fue concretando poco a poco basado en tres ejes principales: la educación, el trabajo y la familia, que son los tres pilares de la sociedad.
Este aniversario luctuoso, añadió, coincide con la conmemoración de 478 años de la fundación del Colegio de San Nicolás, alma mater de los principales movimientos de México y de la educación en Michoacán que ha superado grandes retos manteniendo su esencia humanista, desafortunadamente nuestras instituciones educativas construidas a lo largo de los siglos están en riesgo, por lo que hoy más que nunca debemos cuidar y mantener nuestras universidades y no dejarlas caer.
Finalmente hizo un llamado a todos los nicolaitas a tener a Don Vasco de Quiroga en el sitio que le corresponde, para que su obra y ejemplo siga inspirando y fortaleciendo a muchas generaciones y lograr las grandes transformaciones que el mundo requiere.
Dante Ariel Ayala Ortiz, director de Vinculación y Desarrollo y orador del evento, señaló que a los pocos años de su llegada a esta provincia y con la envestidura de primer obispo de Michoacán, don Vasco de Quiroga -hombre claro de pensamiento, noble de conciencia y arrojado de valor- se dedicó a la mayor de sus vocaciones, la construcción de un pueblo y el establecimiento de instituciones donde destacan dos principales, la consolidación de los Hospitales de Santa Fe, especialmente el de La Laguna y la organización de la ciudad de Pátzcuaro.
En esta última, añadió, lo ocuparían tres tareas principales: la organización del Hospital de Santa Martha, la construcción de la catedral Provincial y el fortalecimiento del Colegio de San Nicolás, por él fundado en 1540 de puertas abiertas a los indios para aprender lo que en él se enseñara, favorecidos por la gratuidad del servicio.
Don Vasco hoy estaría satisfecho por los frutos de lo que sembró en el tiempo y lugar correctos, porque hoy la Universidad Michoacana llega a su primer centenario con la mayor fortaleza académica y el más alto reconocimiento social debido a sus múltiples aportaciones en el campo de la educación, la ciencia la salud, la cultura y las artes, orgullosa de sus orígenes y de su historia, aseguró el director.
La Casa de Hidalgo es más que un espacio donde la educación tiene lugar, aquí se conjugan los elementos para el florecimiento de los valores y las virtudes humanas que contribuyen al progreso social y que nos ayudan a crecer como sociedad, gracias al gran legado de sus fundadores.
La Universidad hoy se proyecta como una institución moderna, plural, abierta a la sociedad comprometida con la calidad y la excelencia académica, la transparencia, la rendición de cuentas y la responsabilidad administrativa, definió el funcionario.
Quien verdaderamente aspire a llamarse nicolaita debe mantener viva en su interior la convicción de que con educación, preparación y con universidad, todo progreso y diseño de un futuro mejor siempre será posible, concluyó Ayala Ortiz.