Tuvo Vladimir Díaz un buen debut en el Palacio del Arte
MORELIA, Mich., 12 de agosto de 2024.- Vladimir Díaz gustó y se gustó en su debut novilleril en Morelia, su tierra natal, durante una novillada que se dio con la firma de la Fundación Ángeles Taurinos. El Palacio del Arte, Sagrario de los Consagrados, fue testigo el viernes próximo anterior de los avances significativos de ese chaval que se carga un hambre del tamaño del mundo. Se vio bien ante un novillo toro complicadísimo de la ganadería guanajuatense de El Batán. Lució por momentos, conectó y se enseñoreó con un trasteo variado y sostenido por su valor sereno.
No, no fue una faena redonda, no lo fue, porque por momentos le afloraron desatinos propios de una carrera incipiente como la suya. Como que apenas era su tercera novillada, las dos anteriores las había tenido en Lerdo, Durango, donde en su presentación cortó oreja y se alzó como el máximo triunfador. Sin embargo, esa noche en el Palacio del Arte también le vimos imaginería, inventiva, creatividad e improvisación de la que se necesitaba para dimensionar a un burel rajado y peligroso. Pero le echó cabeza, mucha cabeza.
En su trasteo, Vladimir Díaz, dejó ver que mamó del arte de Hilda Tenorio, del poder de Marbella Romero, del toreo reposado de Ramsés Silva y la gitanería de Bruno Vélez, porque todo lo entregó por momentos, pero con su sello personal y, además, andándole al novillo toro como solo él. Sí, le caminó en la cara, sin enmendar ni cuando sentía el gañafonazo cerca, por eso y con mucho más se metió al público en la bolsa. Cubrió los tres tercios.
Era el más joven de los seis coletudos que intervinieron en esa novillada. A diferencia de él sus alternantes traían mucho más recorrido, porque Tato Loaiza, Luis Garza, Jesús Sosa, Emilio Saavedra y Antonio Magaña están mucho más toreados, pero no se notó a la hora de la verdad, porque Vladimir Díaz demostró hechuras y estableció que está para mayores retos. Y sí, como lo había anticipado, se jugó la vida en serio y en serie, afortunadamente salió airoso.
El ahora poderdante de Ramsés Silva Doddoli dejó la puerta abierta para nuevas encomiendas. Cierto, le falta muchísimo por aprender, bastante qué corregir, mucho camino que recorrer, pero ya dejó en claro que atributos tiene, determinación también y ganas de trascender le sobran. Ahora debe guardar la calma, no escuchar lisonjas y pegarle sus mejores pases a la cova, porque eso envenena y sepulta. Convenció, sí, es verdad, pero hay mucho por mejorar, fortalecer y acentuar. El tiempo y los novillos le ayudarán.
LA FAENA
“Gabán” se llamó el cierra plaza, novillo toro marcado con el hierro de El Batán, número 54, castaño oscuro con 414 kilogramos al que Vladímir Díaz recibió en los medios con una gaonera a todo el vuelo para luego bregarlo con singular donaire para atemperar las embestidas, su remate fue con media verónica muy coreada. Tomó los palitroques para cubrir el segundo tercio. El primer par fue al violín, el segundo a la pasada y el tercero aguantando en la cara del novillo para dejar las banderillas cortas en todo lo alto.
Le brindó a la empresaria Tomasina como mandan los cánones, es decir, que le entregó la montera de frente. Su faena de muleta la inició con doblones muy toreros que remató con el pase de pecho. En una segunda tanda le estructuró derechazos largos con la muleta muy bien montada. Pronto el de Del Batán, se fue a menos, le daba medias embestidas, gañafonazos y salía con la cara arriba. El novillero le aguantaba eternidades, le caminaba en la cara, más le dio su tiempo, su aire al novillo y le sacó derechazos con sabor y acento. Le perdió de vista la cara y se llevó un susto. Gabán se pegó a piso y el moreliano le sacó de uno en uno pases que no traía. Y empezó a andarle al cornúpeta en sus terrenos, enredándose en el pescuezo, provocando que el público se sentará en los filos de las butacas. Pinchó dos veces, concluyó con estocada caída y dio vuelta al ruedo.
No, no pudo alcanzar su objetivo de pasar a la segunda ronda del serial, pero dejó en claro que tiene para dar mucho más. Así sea.