Triunfan Luis Garza y Andrés Origel; van por un mano a mano
MORELIA, Mich., 15 de septiembre de 2024.- La segunda de triunfadores del Serial Ángeles Taurinos fue una novillada sui géneris por todo lo que aconteció en el Palacio del Arte, donde el público asistente coronó a Andrés Origel como su consentido luego de que no recibiera el Trofeo de Triunfador, mismo que le fue otorgado al regiomontano Luis Garza. Uno y otro cortaron una oreja, solo que la audiencia disfrutó y le entregó su reconocimiento, aprecio y preferencias al diestro guanajuatense.
Noche Mexicana, noche de toros y triunfo del Canelo, todo por una sola entrada. La novillada fue de buena para arriba y aunque el primero de la ganadería El Saucillo era medidito de presencia, todos cumplían con el reglamento en cuanto a edad, peso y trapío; destacaron los lidiados en quinto y sexto turnos, a los que Luis Garza y Andrés Origel le hicieron faena, pero fallaron con el acero y dejaron ir los trofeos.
Al final se dio la polémica en las gradas, porque cuando aceleradamente la voz al micrófono precisó que el aplaucímetro determinaba que el triunfador del evento era Luis Garza, las expresiones de inconformidad fueron estruendosas, tanto así que motivaron a dar vuelta al ruedo al joven novillero guanajuatense Andrés Origel entre vítores, ovaciones y gritos de torero, torero, torero, el que con una sonrisa que iluminaba su rostro agradecía tan jubilosas demostraciones de reconocimiento.
El matador y actor Guillermo Capetillo fue el encargado de entregar el Trofeo Ángeles Taurinos al novillero regiomontano Luis Garza, quien recientemente fue cornado en la Plaza México y, lo cierto, es que ni se le notó si trae algún fantasmita que le pudiera provocar algún sarpullido, aunque por algunos instantes dejo ver titubeos, a los que terminó por sobreponerse para desarrollar su tauromaquia, esa en la que la esencia es el arte.
El capote de paseo para la Mejor Faena le fue entregado a Emiliano Osornio, al que le tocó un lote sumamente complicado, soso y de escaza fuerza, que le regateaba la embestida y se le quedaba. Él, sin embargo, se las ingenió para sacar pases que no tenían los de El Saucillo y demostrar que posee la sustancia y vitamina toreras que impactan y emocionan por la belleza en su desarrollo. No, no tuvo materia prima para triunfar, pero le sobraron arrestos para lucir, sobre todo con el cuarto del encierro, ante el que se inventó sus faenas con capote y muleta. Lamentablemente en las dos ocasiones pasó las de Caín con el acero y escuchó avisos y reclamos, por lo que no tocó pelo.
MANO A MANO
Una vez concluida la novillada, el público bajó al redondel para disfrutar de una Noche Mexicana. Hubo música de mariachi, antojitos mexicanos y líquidos exquisitos, alegría y expectación. Fue encendida la pantalla gigante, colocada exactamente bajó el gran reloj del Palacio del Arte, ese que nunca da la hora. Y poco antes de la transmisión de la pelea entre el gran boxeador mexicano Saúl “Canelo” Álvarez y el boricua Édgar Berlanga, la voz se escuchó la voz del Torero Azteca que anunció que la empresa Ángeles Taurinos había determinado dar un mano a mano entre el regiomontano Luis Garza y el guanajuatense Andrés Origel para que de esa novillada surja el espada que completará la tercia de la gran final de triunfadores del Serial Ángeles Taurinos, lo que fue recibido con beneplácito por la gente que llenaba el redondel en espera de la gran pelea.
Así, entonces, la salomónica decisión de la Fundación Ángeles Taurinos dejó contenta a toda la afición que hizo su consentido al novillero guanajuatense Andrés Origel. El encierro elegido para tal acontecimiento taurino, mismo para el que la fecha está por confirmarse, fue nuevamente El Saucillo, casa ganadera ubicada en Tepetongo, Zacatecas.
Así, entonces, fue que la gente disfrutó muy contenta de la gran pelea entre el Canelo Álvarez y Édgar Berlanga, en la que el peleador tapatío se dejó ver cerebral, paciente, poderoso y claramente superior a su adversario, un boxeador que también enseñó muchas cualidades. La victoria del discípulo de Eddy Reinoso fue tan evidente que queda claro que hay Canelo para rato. Así sea.