Hace un lustro de la tragedia de Pato Carreón
MORELIA, Mich., 14 de septiembre de 2023.- Hay escenas, instantes, imágenes y recuerdos que no se borran, que se incrustan en algún rincón de la mente de una vez y para siempre. Una de esas la tengo muy enraizada desde hace 5 años, desde aquel 13 de septiembre de 2018, fecha infausta en que vi caer a un gran ser humano, a un periodista singular, a un amigo impar. Fue en la ganadería de Campo Hermoso, ubicada en las inmediaciones de San Miguel Allende, Guanajuato, luego de que un toro nos embistió.
Qué rápido se deshojaron los calendarios, que pronto se sumaron los años hasta completar un lustro desde aquella tarde aciaga, tarde inolvidable por dolorosa, tarde en que la tragedia enlutó al periodismo michoacano, a Seguridad Pública, al mundo de la fiesta brava y, sobre todo, a una gran familia moreliana. Tarde trágica en la que perdió la vida el inolvidable Ricardo Carreón “El Pato”, aquel que siempre saludaba efusivamente, el que de puro gusto gritaba “larararai”.
Hay fechas marcadas en la vida del ser humano, líneas indelebles que señalan el hasta aquí para cada uno de los seres vivos. Así lo sentí, así lo creo, porque aquella tarde el Pato Carreón se salvó de la embestida del toro 223, ni a él, ni a mí nos pegó la cornada que nos tiró, pero no pudo evitar que la polaris que levantó el de Campo Hermoso se le fuera encima, lo tumbara y le pasara sobre el pecho. Un vehículo sobre el que estaban 7 personas, gente de la ganadería, la fiesta brava y Casa Toreros.
El amigo Pato fue trasladado al rancho ganadero, allí le tomé las tres últimas fotos de su vida. Se quejaba y le decía a la torera Marbella Romero “no me quiero morir, matadora”. Fue llevado a un hospital privado, donde finalmente perdió la vida. Había muerto un gran fotógrafo taurino, un gran periodista, pero, sobre todo, un ser humano noble, dicharachero, alegre y hermanable. Sí, hermanable, porque se entregaba a lo carnal. De eso hace ya cinco años y, todavía, cala hondo.
Descanse en paz nuestro buen amigo Ricardo el Pato Carreón, “larararai” y… Así sea.