Donan más de una tonelada de carne deshuesada al Banco de Alimentos
MORELIA, Mich., 12 de noviembre de 2024.- El pasado 2 de noviembre se lidiaron a la usanza española seis toros de Peñalba y un novillo de Monte Caldera en una noche en la que la multitud que casi llenó la Monumental de Morelia “salió toreando de la plaza”, concepto éste que se dice cuando el evento fue muy bueno y el público se fue contento. Bien, hoy, la tarde de este martes 12, la empresaria Tomasina, en su investidura de presidenta de la Fundación Ángeles Taurinos, donó 1340 kilogramos de carne para familias michoacanas en estado de vulnerabilidad, producto de los bureles de las ganaderías en mención.
El evento tuvo lugar en las instalaciones del Banco de Alimentos de Michoacán, donde la carne fue recibida en paquetes de medio kilo, deshuesada y lista para ser llevada a la cocina de la gente beneficiada. En el acto también estuvieron presentes el matador Teodoro Gómez, director de Ángeles Taurinos, así como el novillero Emilio Saavedra, integrante del área operativa de la Fundación. La recepción la realizó la nutrióloga Lorena García Huerta, jefa de la Mesa de Control de la institución michoacana.
Desde su llegada a Morelia, hace ya casi dos años, la empresaria Tomasina decidió que todas las carnes de los toros y novillos que se maten durante las corridas que se realicen en el Palacio del Arte y la Monumental de Morelia serán donadas al Banco de Alimentos de Michoacán. Justo es subrayar que la carne del toro de lidia es de la mejor calidad que se puede tener, porque esos animales son criados con productos naturales, esto es que no se les administran substancias químicas dañinas para la salud de los consumidores, como puede ser el clembuterol que en muchas casas ganaderas le suministran a las reses destinadas para el matadero.
El proceso que se sigue desde que son sacados del redondel los restos mortales de los toros de lidia hasta la entrega de carne en el Banco de Alimentos es muy largo y agotador. El toro es recibido por los matanceros para ser pelado, destazado y lavado. Éstos lo entregan a un responsable de Ángeles Taurinos, quien hace lo propio con un nutrido grupo de cortadores y deshuesadores; otros, por su parte, pesan y empacan envoltorios de medio kilo. Un grupo más mete a refrigeración la carne para que no se truene. El encargado de coordinar y contratar a toda esa gente recibe los paquetes y, ayudado por estibadores, sube el producto a un vehículo en el que se traslada al Banco de Alimentos, donde entra inmediatamente a congelación para que no se dañe. Así sea.