Derrota Inglaterra a Croacia en la Liga de Naciones
MORELIA, Mich., 18 de noviembre de 2018.-Inglaterra aprovechó el manto de Wembley para vestirse de fénix, renacer de las cenizas provocadas por el gol inicial de Andrej Kramaric para Croacia y levantar el encuentro con goles de Jesse Lingard y Harry Kane (2-1), con lo que estarán en semifinales de la Liga de Naciones, por encima de España.
De acuerdo a un comunicado de prensa, los ingleses se han clasificado para la fase final del nuevo torneo de la UEFA, aunque llegaron a estar durante 21 minutos en Segunda división, y con ello dejan a España en segunda posición del grupo y a Croacia, la actual subcampeona mundial descendida a Segunda.
El gol de Kramaric, injusto ante la avalancha de ocasiones que había tenido Inglaterra, fue levantado por dos tantos con la firma de Kane, el primero, asistido por él y el segundo, con su remate, cerrando un encuentro de los más intensos que se recuerdan en Wembley.
Un partidazo desde el principio. No hubo lugar a la especulación. Inglaterra salió a ganar y lo dejó claro desde que las miles de banderas nacionales comenzaron a ondear en Wembley.
No se llegó al lleno, pero el campo londinense lució un aspecto inmaculado, digno de los mejores espectáculos, con el sol colándose ligeramente entre las rendijas del incipiente techo.
La avalancha inglesa, imperiosa por una victoria que los devolviera a unas semifinales, se materializó con un mano a mano de Raheem Sterling, que no superó a Lovre Kalinic. En el córner posterior, Kane no engatilló la pelota en el segundo palo.
Kalinic, portero del Gante, era a la vez salvador y creador de ocasiones inglesas. Salió al choque para evitar que un balón llegase a la carrera de Sterling y lo que consiguió fue quedarse fuera de la portería y dejar el cuero en los pies de Kane.
El delantero del Tottenham se precipitó primero y le sacaron el gol bajo palos y después Kalinic, ya recuperado de la suicidad salida, le salvó el mano a mano.
Croacia yacía acongojada y agazapada atrás, castigada por la velocidad inglesa y la visión en el pase de Fabian Delph y de Kane, que recibía de espaldas en el centro del campo y distribuía.
Lesionado o no, Zlatko Dalic retiró a lo 20 minutos a Sime Vrsaljko y metió a Antonio Milic. La efervescencia inglesa bajó y Croacia elevó su posesión y sus llegadas, aisladas y tratando de intimidar al presionado Jordan Pickford.
Al descanso, Inglaterra se sintió rechazada por ese futbol que ellos crearon. Habían dispuesto de nueve disparos, habían dominado y el dios futbol les negó el gol.
El perdón regalado lo transformó Croacia en castigo. Una jugada por la banda izquierda, la primera de peligro balcánica en la segunda parte, fue conducida por Josip Brekalo, incorporado al descanso por Dalic. Filtró el esférico, se la colocaron a Kramaric dentro del área y el croata comenzó el baile mortal.
En el punto de penalti, tiró un amago a la defensa, se lió, tiró otro amago, dio un par de pasos para atrás y cuando parecía que el enredo había culminado, desenmascaró un disparo envenenado por un rebote en Eric Dier.
Gol. Pickford voló, pero no alcanzó el manso esférico alojado en la escuadra. Para más inri, tanto conseguido enfrente de la parte de la grada reservada a la afición visitante.
Se silenció Wembley como lo hizo once años atrás cuando el mismo rival les privó del pase a la Eurocopa 2008.
El premio esta vez no era tan suculento, pero Inglaterra ponía en juego el orgullo y el futuro de unos chicos que fueron semifinalistas en Rusia y en los que todo un país confía como dignos sucesores del éxito de 1966.
Los 33 minutos que tuvieron por delante les obnubilaron. Croacia empezó a ver espacios al mismo tiempo que Inglaterra se asfixiaba en estático. Dos goles eran necesarios para pasar.
Southgate volvió a jugársela. Mandó al banco a Marcus Rashford y a Fabian Delph e introdujo al joven Jadon Sancho, ovacionado por la grada, y a Jesse Lingard.
La apuesta encontró el premio. Instantes después de entrar, en un córner, una prolongación fue controlada por Kane en el segundo palo. El Spurs la tocó leventemente y Lingard, sobre la línea de gol la empujó suavemente.
Al éxtasis aún le quedaba una última parada. Un centro desde banda izquierda que se paseó por el área, hasta que la figura de Kane se lanzó al césped y mandó el cuero a las redes. Su primer gol en la Liga de Naciones y, de largo, el más importante