Un palacio resguarda los restos de la princesa guerrera de Tingambato
MORELIA, Mich., 12 de octubre de 2022.- Las paredes del histórico Palacio Federal hoy resguardan probablemente uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de los últimos años: el esqueleto de la princesa guerrera de Tingambato y su ofrenda de 19 mil piezas.
Durante las excavaciones encabezadas por el arqueólogo José Luis Punzo, en el año 2012, fue localizada en una recamara de 4 X 4 el cuerpo de una joven de entre 15 y 19 años, con tal cantidad de ofrendas. La tumba no tiene parangón.
El cuerpo menudo de la princesa estaba rodeado de miles de objetos, especialmente caracoles de agua dulce y salada.
La ofrenda incluía su tiara de conchas, una gargantilla, anillos en ambas manos, cuatro armas a su costado y decenas y decenas de caracoles, conchas y otros objetos suntuarios, hallazgo que muestra que antes del imperio Tarasco y los purépechas otra cultura dominaba el territorio del histórico Michoacán.
La principal hipótesis de los expertos es que murió de parto, de allí que le colocaran las cuatro armas, ya que en el antiguo Mesoamérica a las mujeres que morían en estas circunstancias eran consideradas guerreras, explicó el investigador.
“Lo más espectacular que se ha encontrado allí son las tumbas; una en la segunda mitad del Siglo 19; la segunda hacia el año de 1979 con entre 40 y 100 restos óseos de personas, cráneos y otros objetos; y, en 2012 se encontró el esqueleto de una chica, acostada con 19 mil objetos encima y cuatro armas”, declaró.
La princesa guerrera de Tingambato apenas medía 1.60 metros, vivió hacia el año 630 Después de Cristo, en una sociedad pujante que ocupaba alrededor de 100 hectáreas, con pirámides de hasta 20 metros de altura; edificadas con orientación al tránsito solar, cuadrangulares, con talud, escaleras y bardas. Mucho mejor estructuradas que las yácatas purépechas y además influenciadas por las ideas arquitectónicas teotihuacanas.
Aportación cultural
En primera instancia, se revela que hubo culturas con gran desarrollo tecnológico previo a los tarascos o purépechas, capaz de sostener un intercambio cultural, comercial y migratorio con otras sociedades que lograron su auge entre el año cero y los 900 Después de Cristo.
En la tumba, el equipo de arqueólogos localizó miles de caracoles extraídos de agua profunda en el Caribe, es decir, los mesoamericanos podrían haber logrado inventar complejas técnicas de buceo porque las allí localizadas se obtienen de áreas que requieren sumersión.
Asimismo, hay caracoles del Océano Pacifico, territorio que no se encontraba a la vuelta de la esquina, sino que implicaba grandes recorridos por parte de los americanos comerciantes, ya sea que fueran de Tingambato o de una amplia red de comercio que abarcó desde Michoacán hasta el mar Caribe y la Costa del Pacífico, así como el valle de México, en el caso de las piedras consideradas entonces preciosas.
Los expertos tienen el reto de encontrar la respuesta a la presencia de tantos elementos del mar y de los productos suntuarios de objetos del agua, si tiene que ver con alguna especial predilección de la elite de Tingambato por las conchas, ya que, a diferencia de otras sociedades, predomina el tallado de la concha o del elemento agua en la cosmovisión.
Entre los objetos también le ofrendaron un grupo de dientes de leche, muelas y otros que no corresponden a su material genético, es decir, su partida tuvo una importancia trascendental entre la élite a la que pertenecía.
A la joven también se le detectó que tenía los dientes tallados en puntas y la cabeza le fue deformada.
Con casi 19 años de edad, no había terminado de mudar, aún conserva los incisivos y probablemente tuvo cuidados especiales desde su nacimiento para lograr el aspecto deseado, así como de sus dientes como de su cabeza.
El estudio de su esqueleto y otros elementos que forman parte del gran entierro aún se encuentran en estudio y podrían continuar sorprendiendo al mundo, especialmente con el proyecto de adquisición de otra hectárea y media de una huerta contigua.
Todavía no hay claridad de las causas del abandono de esta gigantesca ciudad, sin embargo, hay una hipótesis que se está trabajando: la actividad del volcán El Metate, uno de los más grandes de la región y que comenzó a tener actividad hacia el año 1000 D. C.