Persisten conflictos en el Conservatorio de las Rosas
MORELIA, Mich., 3 de septiembre de 2020.- Siguen los conflictos en el Conservatorio de las Rosas, ya que renunció Ramón Ramírez a la Vicepresidencia de la Junta de Gobierno, y la profesora Mercedes de León, despedida la semana pasada, mandó una carta con una crónica explicando la situación de su salida, la cual fue de manera involuntaria.
El pasado 25 de agosto fue enviada una carta a la Junta de Gobierno y al Consejo de Asociados del Conservatorio de las Rosas, firmada por la comunidad estudiantil, padres de familia y egresados de esta institución, en la cual se hacía una serie de peticiones donde destacaba entre otras cosas la restitución de la profesora Mercedes de León, y la renuncia del rector, Raúl Olmos.
Por medio de ese comunicado que hicieron público, los firmantes manifestaron la necesidad de implementar medidas urgentes antes del inicio del ciclo escolar 2020-2021, y con dichas medidas revertir una precaria situación de inestabilidad laboral y académica de los maestros y estudiantes que son parte de la plantilla curricular del Conservatorio las Rosas.
Este miércoles 2 de septiembre, se hizo pública una carta a manera de crónica que redactó la profesora Mercedes de León, donde dejó claro, para aclarar todo tipo de rumores, que su salida del Conservatorio de las Rosas obedeció a un despido y no a una decisión voluntaria, además indicó que hay una campaña de difamación en su contra por parte de la institución, donde se ha señalado que su salida fue por una renuncia.
Cabe señalar que Quadratín intentó comunicarse con el maestro Raúl Olmos, rector del Conservatorio de las Rosas, quien indicó que se encontraba en una reunión y sólo podría llevarse a cabo una entrevista a través de una cita. Trascendió también que Ramón Ramírez renunció al cargo de la Vicepresidencia en la Junta de Gobierno de este recinto cultural. En el 2017 adelantó a Quadratín que buscaría quedarse por un período más, el cual dura dos años.
A continuación la carta completa.
Crónica de un despido anunciado.
“Entiendo perfectamente que los huecos de información se llenan con desinformación, con rumores, con falsas noticias, que, además, se ha aprovechado por aquellas personas que han probado en repetidas ocasiones no querer a la institución y anteponer sus intereses personales a los del Conservatorio. Eso se lo dejo a sus conciencias” (Texto leído por Ramón Ramírez Guzmán, entonces Vicepresidente de la Junta de Gobierno del Conservatorio de las Rosas, en reunión plenaria realizada el 23 de julio de 2018, distribuida con el título “MENSAJE PARA LA COMUNIDAD DEL CONSERVATORIO DE LAS ROSAS”..)
Comienzo con esta cita de la memorable reunión realizada hace dos años en la Sala Niños Cantores del Conservatorio de las Rosas, donde se informaba a toda la comunidad del Conservatorio de que ya se había vencido la crisis económica que afectó a esta institución producto de malos manejos de la administración anterior, por la evidente similitud con la situación actual, a pesar de las lógicas diferencias.
En estos momentos yo, Mercedes Elena de León Granda, estoy siendo objeto de una campaña difamatoria de parte de la directiva del Conservatorio de las Rosas, según la cual no fui despedida, sino que renuncié voluntariamente. NO ES CIERTO. A continuación, la crónica de los últimos casi dos meses:
1. El Convenio
Si bien desde el 8 de julio del presente año, con el Comunicado firmado por el C.P. Ricardo Casiano y luego con las reuniones efectuadas el día 15 del propio mes, quedaba claro que quien no firmara estaba exponiéndose al despido, yo no lo firmé. Ese fue mi gran pecado. Nunca hasta ahora el Conservatorio había sido un lugar de desmanes y amenazas en contra de los miembros de su comunidad. Solamente no firmé el convenio según el cual se me (nos) privaba por dos meses –prorrogables según como se dieran las condiciones económicas- de la mitad del salario. No es mi intención criticar a todos los firmantes -la enorme mayoría de los trabajadores y maestros del Conservatorio. Solo que yo tuve, tengo y mantengo mi posición de no firmar, las cuales expuse en carta enviada al C.P. Casiano el día 13 de julio, antes de las citadas reuniones.
El día 15, en la reunión donde yo estuve, el Rector del Conservatorio, Raúl Olmos, dejó clara la amenaza de que “la única forma de conservar la fuente de trabajo” era firmar el convenio en cuestión. Los directivos no consideraron necesario ni siquiera demostrar la veracidad de las razones económicas que estaban dando: era un acto de fe. Una de las razones que adujo el presidente de la Junta de Gobierno en su Comunicado: “… al tratarse de una situación extraordinaria (…), los servicios regulares no se prestan ni en calidad ni en cantidad convenidas…” (Comunicado a Maestros y Colaboradores Conservatorio de las Rosas, firmado por Ricardo Casiano Alba el 7 de julio de 2020 y distribuido el día 8 de julio), refiriéndose claramente a los meses de clases a distancia. Esta frase en particular me hirió profundamente, puesto que yo había realizado un extraordinario esfuerzo durante todo el período de clases online y presté todos mis servicios, tanto en lo cuantitativo como en lo cualitativo. No dejé de impartir ni una sola clase, traté –y estoy convencida de haberlo logrado- de crear con los alumnos el ambiente más parecido posible al de las clases presenciales. Había terminado el semestre muy orgullosa de haber podido ajustarme a las difíciles condiciones de trabajo que me exigieron muchísimas horas extra de trabajo, mucho trabajo adicional que no detallo por ser conocido por todos ustedes. Y lo mejor: que obtuve excelentes resultados académicos de mis alumnos durante y al final del semestre sin bajar el nivel de exigencia.
2. Mi queja ante la Secretaría del Trabajo del Estado de Michoacán
El día 15 de julio no se me pagó la quincena, ni tampoco en los días subsiguientes. Solo el día 22, después de una pregunta expresa por correo al C.P. Joel Rosas, éste me envió una especie de comunicado donde de nuevo amenazaba con la “suspensión” laboral, de continuar mi negativa de firmar el convenio. Es día me depositaron la mitad de mi quincena.
La Ley Federal del Trabajo es muy clara: el salario es intocable. Las suspensiones solo son colectivas y temporales, y las decreta un Tribunal, no la institución que está suspendiendo actividades. El convenio se hacía necesario para legalizar lo ilegal. Yo no lo firmé, por lo que conmigo se cometió una ilegalidad prevista en la Ley al no pagarme en fecha y luego pagarme el salario incompleto. Por esa razón, acudí a las oficinas de la Secretaría del Trabajo del Estado de Michoacán, donde interpuse una queja por incumplimiento de salario, como era mi derecho. El Conservatorio fue citado junto conmigo a una Audiencia de Conciliación, que se efectuó el 29 de julio, donde di lectura a otro documento con mis razones para no firmar el convenio frente al Lic. Javier de la Mora, enviado por el Conservatorio, quien no aceptó ni ese día ni en la siguiente audiencia realizada el 5 de agosto, ninguna opción de negociación. Era el Convenio o nada.
3. Sigo con la Secretaría del Trabajo
Entonces presenté los datos para que la queja se convirtiera en Demanda por incumplimiento de salario, donde los Asesores de la institución estatal me preguntaron si el Conservatorio tenía otras deudas conmigo, que claramente fueron enumeradas y que tampoco les tengo que contar, porque hasta donde sé, a todos los trabajadores de esta institución nos deben dos años de primas vacacionales y algunas prestaciones que están en el contrato de trabajo y cuya falta de pago constituye violación reiterada de la Ley Federal del Trabajo. Y para estas no se firmó convenio alguno. Todas ellas aparecieron en esa demanda, de la que no le llegó notificación al Conservatorio. Las cuestiones legales no son precisamente expeditas.
4. Mi agonía para poder trabajar durante del mes de agosto
El día 5 de agosto le envié un mensaje por correo a la Directora de niveles superiores Claudia Hernández, solicitando las fechas y las condiciones para los exámenes extraordinarios, que debían efectuarse en la semana del 10 al 14 de ese mes, así como los de admisión, que serían -los que a mí competen- el día 17 del propio mes. También le pedía información sobre la propuesta de calendario para el semestre que estaba por comenzar, a fin de poder realizar la planeación semestral de mis materias. En su respuesta, al día siguiente, la Directora me agradeció mi “disposición para continuar colaborando académicamente en tanto se resuelva su situación laboral en la instancia correspondiente”. A lo que respondí en correo del 7 de agosto: “No se me ha dicho que yo esté a la espera de alguna resolución de mi situación laboral. Solo tengo un diferendo con la institución por cuestiones salariales. Por tanto, no te estoy mostrando disposición a colaborar, sino reclamando mis contenidos de trabajo, puesto que sigo siendo parte de la planta docente del Conservatorio”.
Cualquier problema relacionado con el salario, se resuelve dentro del centro de trabajo, así es como lo manda la ley. Realicé los exámenes, entregué inmediatamente los resultados: el del extraordinario y los de admisión, a pesar de dificultades que se presentaron en la logística de la realización de estos últimos por parte de la institución.
El día 18 de agosto a las 11 de la noche me llegó un correo con la nueva cuenta que se me creó para acceder a la plataforma Google Classroom, seleccionada para este semestre. Ante esto, terminé en la mañana del día 19 la capacitación anterior (13+11 Unidades) que la Directora había notificado era obligatoria. Le envié la evidencia del fin de esta capacitación a la 1 p.m. del día 19 y comencé a trabajar en la nueva plataforma con el objeto de subir la planeación semestral de mis seis materias de los semestres impares, que ya tenía lista con fechas, distribución de horas, etc. No me dio tiempo a casi nada: a las 2:30 p.m. recibí una llamada de un teléfono celular desconocido, que resultó ser el del Rector Raúl Olmos, donde me citaba a su oficina para “darme una información”.
5. El despido
Al llegar, una hora más tarde, el Rector me dijo que esperaríamos a la Directora, que demoró bastante. Él se mostró inquieto, le habló por teléfono en varias ocasiones mientras platicábamos de temas intrascendentes (fue la primera vez que intercambié algunas palabras con él). Al llegar la Directora, el Rector adoptó un tono formal y me dijo: “Maestra, le agradezco su presencia aquí. Tengo que informarle que su negativa a firmar el convenio provocó descontento en los trabajadores y por esa razón usted ya no puede seguir trabajando como maestra del Conservatorio”. Ante esto, y después de tanta amenaza, solo me puse de pie y le exigí que me entregaran mi notificación de despido por escrito, como lo manda la ley, a lo que él respondió que me llamarían seguramente “mañana o pasado”.
El día 20 de agosto ya mi cuenta de acceso a la plataforma del Conservatorio estaba inhabilitada. Ante estas evidencias, escribí a mis alumnos de segundo, tercero y cuarto de Licenciatura un mensaje en el que les informaba que no empezaría el semestre, ya que había sido despedida el día anterior por no firmar el convenio. Ese mismo día fui a la secretaría del Trabajo a informar que había cambios en mi Demanda, la cual automáticamente pasó a ser “por despido injustificado”. Aún no le llega al Conservatorio la notificación de esa demanda.
Escribí varios correos (al Contador Joel y al Rector, pidiendo que hiciera cumplir su palabra cuando dijo “mañana o pasado”, con copias a los tres directivos a los que tenía acceso: Contador, Rector, Directora) reclamando mi notificación escrita de despido. Ninguno me fue respondido ni siquiera para refutar la infinidad de veces que mencioné el término “despido”. El día 21 de agosto, la directora publicó en el grupo de Whatsapp de la Cátedra de Musicología el calendario ya oficial para el semestre que estaba por comenzar, ante lo cual le pregunté que por qué me seguían llegando mensajes en ese grupo, si yo llevaba dos días despedida. De inmediato y sin responder, me eliminó del grupo.
6. El impacto mediático
Seguidamente me empezaron a llegar mensajes, inicialmente por correo (ya que nunca acepté a mis alumnos en Facebook mientras lo eran: uso esta red social para cuestiones personales, no de trabajo). Luego, empezaron a aparecer mensajes de alumnos y exalumnos apoyándome y alabando mis cualidades magisteriales. Ante la imposibilidad de responder todos los mensajes, el día 21 publiqué un mensaje abierto de agradecimiento a todos los que me apoyaban. Esto desencadenó muchísimos más mensajes ese día y los siguientes.
7. Las reuniones post-despido
El día 24 de agosto en la mañana recibí una llamada de un celular desconocido, que esta vez resultó el del Contador Joel Rosas, quien me citaba a su oficina para tener “una plática cordial”. Un hora más tarde me presenté y el Contador me dijo que el Rector no había pronunciado la palabra “despido”, a lo que le respondí que el español tiene muchos sinónimos.
Cuando le repetí las palabras que el Rector me dijo la tarde del día 19, me dijo que yo “las había interpretado de manera literal”. Entonces le pregunté que si había otra manera de interpretarlas y asintió conmigo en que esa era la única interpretación posible. De todos modos, más tarde le envié un correo, adjuntando todas las evidencias escritas de lo que he narrado hasta aquí.
El día 25 en la mañana me llegó la información de que en reunión del Colegio de Maestros, realizada el día anterior, la Directora, ante las preguntas de los asistentes, dijo que yo no estaba despedida, sino “suspendida hasta que se resuelva su (mi) situación laboral”. Ante esto, le escribí un mensaje por Whatsapp al C.P. Joel Rosas pidiéndole que le aclarara a la Directora que la tal suspensión no existía, que debía dejar de mentir. Su respuesta fue: “con gusto checo el tema”. Más tarde, me escribió por la misma vía diciendo: “Le comento que estoy enterado que el C.P. Casiano ayer habló con Claudia Paola y Raúl y está super molesto por el trato que le dieron. Se llamará a pedir cuentas a los 2”. Respondí: “Ya son varias las personas que no saben qué creer ante las falsas afirmaciones de la directora que ponen en duda mi prestigio… Alguien tiene que frenar públicamente esa mentira. Dígame: lo desmiente usted o lo desmiento yo?” El silencio fue la respuesta.
El día 26 a mediodía le envié un nuevo mensaje al Contador Joel diciendo que ya había pasado una semana de mi despido y dos días de la última plática y seguía sin recibir contestaciones. La respuesta, casi inmediata, fue citarme a una nueva junta en su oficina para el día siguiente en la mañana. Al preguntarle de qué hablaríamos, me respondió: “es sobre su tema, ya intervino la junta de gobierno. Y me gustaría verla en persona”. Al llegar el día 27 a la oficina del Contador, se encontraba también el Lic. Javier de la Mora, al parecer como testigo. Ahí el Contador me informó que el Rector había sido amonestado y la Directora, destituida de ese puesto, a lo que respondí que yo no había solicitado nada de eso, no creo que ellos hubieran actuado por cuenta propia. Que si decidieron tomar esas medidas disciplinarias, a mí no me incumbía.
Entonces me dijo que el Contador Casiano quería que yo supiera que no había sido despedida, a lo que respondí que yo sí sabía que había sido despedida, que si el Rector no tenía permiso para despedirme o que si el Conservatorio me quería reinstalar, debería en primer lugar aclarar en público todo esto porque estaba en juego mi prestigio y mi palabra. No me respondió en el momento, necesitaba consultarlo con el señor Casiano.
Al día siguiente, 28 de agosto, me envió un mensaje por Whatsapp diciendo que yo no podía ser tratada de manera diferente a los demás trabajadores y que lamentaba mucho mi decisión. Como la única decisión que yo he tomado en todo esto fue no firmar el convenio, le respondí que suponía que él hablaba de esa decisión. Ya no volví a tener respuesta. Ni tampoco la notificación oficial del despido.
El día 31 ya no recibí nada de mi salario.
8. El Sol de Morelia
Esa tarde supe que el periódico local El Sol de Morelia le realizó un entrevista al C.P. Joel Rosas el 21 de julio, en la que él manifestó “Sí se firmó un convenio y nadie fue obligado, eso sí que quede claro” (Josafat Pérez “Duro y necesario el descuento a trabajadores: Conservatorio de las Rosas”, El Sol de Morelia, 21 de julio de 2020 (edición digital consultada el 28 de agosto, que fue cuando supe de esta publicación).
En mi caso, esa no fue la realidad, se me ignoró todas las veces que traté de aclarar el porqué de mi decisión de no firmar, se me ignoró cuando propuse una conciliación, se me ignoró, se me ignoró… Y finalmente, se me despidió y luego se negó haberlo hecho. Claro que las autoridades del Conservatorio entienden que el despido por no firmar el convenio está totalmente falto de sustento legal, y es por eso que no me lo notifican por escrito y tratan de convencer a la opinión pública (la comunidad del Conservatorio en este caso) y tratarán seguramente en el juicio, cuando este llegue, de defenderse de este modo. Ya me lo habían advertido los asesores en la Secretaría del Trabajo: así obran los patrones cuando saben que no tienen la razón.
Hasta hoy no había escrito nada de esto, a pesar de que lo puedo acompañar con todas las evidencias de que esta es la verdad. Me ha costado adaptarme a la idea de no seguir siendo “la maestra Mercedes”. Pero, regresando a la cita del comienzo de esta crónica, los acontecimientos posteriores muestran que no sólo no se aclaró la verdad públicamente, sino que se está tratando de destruir mi imagen entre los miembros de la comunidad del Conservatorio con afirmaciones de que yo renuncié. Nunca jamás habría renunciado a un trabajo que fue mi vida (no una “fuente de trabajo”, como ahora lo llaman los directivos) durante 22 felices años. Y si algo me queda intacto después de este reciente calvario, es mi honor, por lo tanto, decidí romper el silencio para defenderlo.
Por razones de espacio y de respeto al tiempo de todos ustedes, no incluyo aquí los documentos que respaldan mis afirmaciones. Los reuní para el juicio, sea cuando sea (todo está muy demorado a raíz de la situación de salud pública de los últimos 5 ½ meses). Pero si alguien los quiere revisar, estoy a su disposición.
Por último, quiero disculparme por enviar este mensaje abiertamente a todos los correos: los obtuve, sin solicitarlos, como todos ustedes, del que recibí el 8 de julio con el Comunicado de Ricardo Casiano donde se amenazó por primera vez con “medidas más drásticas” si no se firmaba el Convenio.
Envío por este medio un saludo afectuoso a toda la Comunidad del Conservatorio de las Rosas, lugar que fue mi casa, al que entregué todo mi esfuerzo y capacidad, y del que me despidieron por no acceder a hacer algo que “no era obligatorio” y que es contra la ley en este maravilloso país, del que hace 16 años soy orgullosa ciudadana.
Mercedes Elena de León Granda, 2 de septiembre de 2020