La fotografía antisocial y poetizada de José Luis Cuevas
MORELIA, Mich., 17 de marzo de 2017.- “Decir que la fotografía es escribir con luz es una completa tontería”, señaló el fotógrafo José Luis Cuevas, quien presentó el libro Nueva Era, y además realizó una charla sobre su trayectoria, obra y proceso creativo ante alumnos de la escuela de fotografía Fotoviva.
Ante poco más de una treintena de estudiantes de fotografía, José Luis Cuevas abrió la plática sobre su trabajo. Indicó que es egresado de una licenciatura en mercadotecnia, por lo que por algunos años trabajó en áreas administrativas en áreas de mercadotecnia. Explicó que a partir de 2001 inició proyectos fotográficos artísticos por su cuenta, por lo que mostró siete de ellos.
Primero reveló un proyecto de estudio para el Centro de la Imagen. Lo llamó La apestosa, una foto reportaje documental en blanco y negro, en técnica plata sobre gelatina acerca del Salón Orizaba, realizado de 2001 a 2004. Indicó que el lugar era un hoyo urbano un tanto sórdido. El fotógrafo se convirtió en parte de lo que estaba haciendo, se involucró.
Después vino un proyecto muy pequeño; Amateur/Porno hecho en casa, realizado de 2003 a 2005 por invitación. Explicó que se acercó a una persona porque supo que hacía pornografía, quiso retratar las cuestiones que se dan en mundos cerrados y antisociales.
Paralelo a estos proyectos, realizó otro: Estado del tiempo, una selección de imágenes iniciada en 2001 hasta 2008, en la calle, en espacios abiertos, personajes y situaciones que conllevan a estados emocionales.
Dijo que estos tres proyectos fueron una primera parte en su desarrollo, una muy importante que daría pie al libro Nueva Era.
Después mostró El hombre promedio, un proyecto de 2007 a 2009. En este caso, dijo que ya sabía qué quería hacer, modificó su metodología de trabajo. Dijo que fue un desarrollo como autor, plantearse otras formas de trabajar. Exhibió imágenes de hombres oficinistas, la vida laboral ordinaria, el tedio, el hartazgo.
También hizo Hombre que cae, de 2011 a 2012, como una segunda parte de El Hombre Promedio, una versión más poetizada con una persona que ya había fotografiado, dijo.
Presentó entonces el proyecto Nueva Era, una innovación de su trabajo. Expuso que estuvo motivado a hacer color con un flash para poder tener mayor control. Este trabajo lo inicio en 2009, con una tipología y una serie de retratos de creyentes en Bogotá, regresó a México, creció y se ramificó para terminar cinco años después. Se hizo algo muy narrativo, casi cinematográfico.
Dijo que este trabajo hace referencia al Apocalipsis y al Génesis, con imágenes simbólicas, sacadas de su contexto y a través de la yuxtaposición cambiar su significado.
Finalmente, leyó un texto y mostró una serie de fotografías que integrarán su nuevo proyecto que también derivará en un libro que se llamará Polvo y Cenizas.