José Kuri Breña, el escultor zacatecano
CIUDAD DE MÉXICO, 12 de noviembre de 2017.- Mirar las esculturas de José Kuri Breña (Zacatecas, 1912- Ciudad de México, 2004) es repasar la figura femenina en múltiples perspectivas. Es evocar las formas curvas del cuerpo humano hecho bronce, mármol o cristal. Es llenar el espacio con el volumen de “remolinos insólitos”. Es recorrer, pues, más de tres décadas de escultura, y encontrar la sensualidad plena en las redondeces y curvaturas de la mujer.
De acuerdo con Excélsior, lo constatan casi dos centenares de obras que el artista hizo como una manera de manifestar sus múltiples miradas del mundo. De encontrar salida a la cotidianidad de la abogacía, que ejerció a la par del arte. Así, para Kuri Breña sus esculturas fueron una suerte de remanso: “Al ver lo que he realizado, me siento feliz cuando descubro que hay caracoles que tuvieron naturaleza humana; o que las hojas no sólo sintieron el calor del sol, sino que tuvieron una mirada con la que apreciaron su ropaje de otoño. O que el hombre puede ser muchos hombres a la vez y que puede incursionar en un personaje diferente, las máscaras y otros rostros”.
Son las palabras del escultor, fotógrafo, músico, crítico y empresario que construyó su propio lenguaje plástico en pleno siglo XX, tiempos en que el arte mexicano respondía a un precepto nacionalista. La de Kuri Breña, señala la historiadora Lily Kassner en el libro El volumen habitado, es una estética “de movimiento infinito” como un reflejo de nuestro propio espacio, de su propio universo.
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