¿Cómo es hacer cine en Michoacán? Hablan los creadores…
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MORELIA, Mich., 24 de enero de 2017.- Se realizó la mesa de diálogo De Michoacán al Cine, donde siete creadores de la esfera local intercambiaron reflexiones en torno al quehacer de la producción audiovisual en Michoacán. Parte de sus trabajos audiovisuales se exhiben en el Centro Cultural Clavijero
Anna Soler, Juan Pablo Arrollo, Adrián González Camargo, Alberto Zúñiga, Mariano Rentería, Alba Estrada y Manfred López intercambiaron puntos de vista sobre sus propias razones para producir y los problemas a los que se enfrentan.
Ante la pregunta de cómo poder realizar la distribución de los trabajos cinematográficos y cómo era hacer cine en Michoacán, Manfred López, que calificó como controversial su opinión, dijo que muchos están haciendo lo mismo, que distribuir no solo es en salas de cine, ya que hay plataformas digitales por internet.
Alba Estrada expuso que ella hacía cine “por locura”, indicó que con todo lo que pasa en nuestro país siempre hay manera; "en México hay mucha riqueza, pero es un país sumamente maltratado, México es de oportunidades". Su experiencia viviendo fuera de México le dio la oportunidad de ver que, en apariencia, hacer las cosas es más fácil en otros países.
Adrián González Camargo dijo que hacía falta una mesa entera para discutir lo de la distribución. Dijo que para hacer cine en Michoacán, hay que hacerlo de manera independiente, con pocos recursos.
Adrián señaló que la distribución en línea era importante por el alcance que tiene, mayor al de salas de cine, aunque reconoció que a la hora de comercializar valen más los espectadores en salas de cine que los que se dan de manera on line.
Juan Pablo manifestó que hace cine por una cuestión de expresión artística, un sentimiento. Expuso que hay cine mexicano muy malo que se vende muy bien, debido a una buena capacidad de marketing. Indicó que hay que tener claro lo que se quiere hacer, y sobre eso basar sus expectativas de distribución.
Mariano Rentería definió su trabajo desde el cortometraje, que es lo que más produce. Dijo que, en su caso, realiza productos pequeños, con temáticas sencillas y simples. A partir de ahí, fija su distribución.
En el caso de Anna, su locura la lleva a producir, pero también por dinero. "El cine no es visto aquí como una profesión, no sucede en Michoacán", señaló. Esta situación la ha hecho vivir seis meses en otro lugar y el resto aquí. Se definió como nómada, "voy a donde me llamen". Aclaró que su trabajo la hace feliz, pero lamentó no poder vivir de ello; "¿por qué no hacer cine en Michoacán?".
Alberto Zúñiga expuso que desde pequeño permeaba la idea de que no se podía hacer cine en Morelia, "solo en Estados Unidos o quizá en la Ciudad de México". Dijo que hay que preguntarse qué se quiere hacer y cómo. Manifestó que la naturaleza del cine tiene muchas ventanas, en tiempos de la democratización de los medios.
Juan Pablo Arrollo presenta en el CCC, Crónica de un secuestro, en relación con el tema de los feminicidios; Alberto Zúñiga, su largometraje documental ópera prima Rupestre; Mariano Rentería, el cortometraje El sabor de la agonía; Adrián González Camargo se presentó con su cortometraje Litchspiele; Anna Soler, con Borrachera infantil; y Manfred López con No soy yo.