Galilea Montijo: a mí no me gusta hablar de la gente
MORELIA, Mich., 21 de octubre de 2018.- En el foro 16 de Televisa San Ángel ella es la alegría en su máxima expresión. Es una carcajada que dura tres horas y un taco de ojo para los caballeros que se detienen a la pantalla, aunque sea para admirarla. Galilea Montijo es una fiesta ambulante que contagia a sus compañeros de Hoy con el entusiasmo que la ha convertido en la animadora estrella del canal.
La jalisciense lleva más de una década al frente de la revista matutina más vista del país. A pesar de las críticas, los señalamientos y la polémica, la artista sabe cómo ganarse el cariño de los televidentes, y cada mañana deslumbra no solo con su belleza, sino con el carisma que ninguna de su generación ha podido tener.
-El programa cumple 20 años y tú tienes más de la mitad. ¿Lo llegaste a imaginar?
-No, nunca. Me parece una barbaridad que haya pasado tanto tiempo. Este año cumplo 11 en el programa, se me ha ido la vida. Se ha ido rapidísimo y ha sido una experiencia que voy a agradecer siempre porque es un programa y un horario que me permite incluso ser mamá. Nunca me pasó por la mente lo que sucedió, todo se fue dando solo. Yo ya había pertenecido a un elenco, hace como 15 años; de hecho, Hoy lo hacían en Televisa Chapultepec, pero duré como dos semanas por otras cuestiones. Pasaron los años y un día me invitaron porque Andrea Legarreta estaría ausente cuatro días. En ese momento yo estaba haciendo el reality ¿Cuánto quieres perder?, los domingos, y pensé que era increíble porque así le daba promoción a ese proyecto. Pero después de los cuatro días me habla uno de los jefes para decirme que querían que me quedara un año, así que ya ves lo que pasó…
-¿Cómo cambió tu vida, tomando en cuenta que venías de las telenovelas y no de los programas diarios?
-Es algo totalmente diferente. Cuando me pidieron que me quedara un año solo pensé en la levantada tan temprano. En aquel entonces yo estaba soltera y dormía mucho (risas). Me preocupaba mucho los espectáculos porque a mí no me gusta hablar de la gente. Es que yo sé lo que se siente. Gracias a Dios encontré el modo de hablar de espectáculos sin meterme en la vida de nadie. Sé lo que es que hablen de ti, incluso cuando no les consta. Por eso he tratado de irme por esa línea de respetar la vida de los compañeros, de no meterme.
Hay veces en las que a alguien no le cae bien uno de mis comentarios, que los hago partiendo desde el respeto. Yo no estudié Periodismo, pero no por eso voy a estar ajena a saber lo que es el respeto. Aquí damos los espectáculos de una forma muy light, sin ser agresivos. Muchas veces damos nuestro punto de vista y hay quien lo ve con buenos ojos y quien no. Tomamos en cuenta que somos mamás, y al final del día tenemos familia. Nos podemos también en el lugar de la gente. Nuestra única intención es llevarle entretenimiento al público que nos sigue cada mañana, no solamente a las señoras, sino también a los señores y hasta niños que nos sintonizan.
-¿Como te reinventas con los años?
-Pasan los años y el público también lo hace. Las generaciones están pasando muy rápido. Uno se va adaptando, va aprendiendo de la nueva tecnología. Y con un hijo, pues tienes que hacerlo. También reconozco que la tecnología nos está rebasando y tienes que estar ahí.
-Con Pequeños Gigantes has experimentado otras emociones, ¿qué te ha dejado esa producción?
-Ese programa tiene algo tan especial en mi vida. Significa muchas cosas. Ahí me embaracé, ahí presenté a mi hijo a los veintitantos días de nacido. Regresé después de varios años y mi hijo se hizo fan. Imagínate que él busca en el iPad los programas en los que sale su mamá (risas). Él no quería ir al colegio; se venía conmigo, me acompañaba. Él era Pequeños Gigantes, y ahora me pregunta cuando vuelve. Esa producción ha creído mucho en mí y yo feliz de pertenecer a un programa tan sano, tan familiar, tan querido por el público.
-Si eras tan buena para las telenovelas, ¿por qué las abandonaste?
-Es que no sabes lo complicado de los horarios. Lo último que hice fue una serie con Arath de La Torre, en 2013, y llegaba llorando a la casa por lo cansada que estaba. Sentía que no rendía ni en el hogar, ni en Hoy, ni en la serie. Fue una época muy difícil porque por primera vez en tanto tiempo caí en una crisis de cansancio. Me mandaron a descansar unos días y ahí me di cuenta que hacia una cosa o la otra. Por eso prefiero Hoy, porque su horario me permite salir temprano, corro por el niño al colegio, paso la tarde con él.