Día Mundial del Teatro: arte que observa el impacto humano en la Tierra

MORELIA, Mich., 27 de marzo de 2025.- Desde 1962, en el marco del Día Mundial del Teatro, personajes destacados del mundo de esta arte dan un mensaje mundial. Este 2025 tocó al director teatral griego Theodoros Terzopoulos escribir dicho texto, el cual aborda cuestionamientos sobre la inclusión del teatro en la caótica vida actual, aunque remata: el teatro existe por estas preguntas sin respuestas.
El Día Mundial del Teatro se consideró en 1961 por iniciativa del Instituto Internacional del Teatro (ITI), y a partir de 1962 se comenzó a celebrar cada 27 de marzo por toda la comunidad teatral mundial. En estas celebraciones mundiales se realizan eventos relacionados a este arte y este año incluso se preparó un documental.
Sin duda, el evento más importante es el mensaje dado por personajes del teatro mundial. Estas personalidades son invitadas por el ITI para expresar al mundo sus pensamientos con respecto al teatro y sus implicaciones relativas a su entorno.
Es de resaltar que el primer mensaje que se dio en 1962, fue a través de un escrito del dramaturgo y poeta francés Jean Cocteau, y que se eligió la fecha del 27 de marzo, ya que ese día de 1962 fue la apertura de temporada del Teatro de las Naciones, en París.
El mensaje del director Theodoros Terzopoulos puede ser revisado en distintos idiomas, y además se pueden conocer las actividades mundiales por esta celebración incluido el documental a través del sitio oficial del ITI: https://world-theatre-day.org/es/index.html.
En Michoacán también se han preparado distintas actividades, sobre todo la presentación de montajes y lecturas teatrales donde se destaca la jornada de teatro realizada en cinco ciudades del estado, la cual inició el pasado 24 de marzo y concluye el próximo 30 del mismo mes.
A continuación el mensaje completo de este director teatral griego:
"Puede el teatro escuchar la llamada de socorro que nuestros tiempos están enviando, en un mundo de ciudadanos empobrecidos, encerrados en celdas de realidad virtual, atrincherados en su asfixiante privacidad? ¿En un mundo de existencias robotizadas dentro de un sistema totalitario de control y represión que atraviesa todo el espectro de la vida?
¿Está el teatro preocupado por la destrucción ecológica, el calentamiento global, la pérdida masiva de biodiversidad, la contaminación de los océanos, el derretimiento de los casquetes polares, los incendios forestales cada vez más frecuentes y los fenómenos climáticos extremos?
¿Puede el teatro convertirse en una parte activa del ecosistema? El teatro lleva años observando el impacto humano sobre el planeta, pero le resulta difícil abordar este problema.
¿Está el teatro preocupado por la condición humana tal y como se está configurando en el Siglo 21, donde el ciudadano es manipulado por intereses políticos y económicos, redes mediáticas y empresas formadoras de opinión?
¿Dónde las redes sociales, tanto como las facilitan, son el gran pretexto para la comunicación, porque proporcionan la distancia segura necesaria frente al otro? Un sentido generalizado de miedo al otro, al diferente, al extranjero, domina nuestros pensamientos y nuestras acciones.
¿Puede el teatro funcionar como un taller para la convivencia de las diferencias sin tener en cuenta el trauma sangrante? El trauma sangrante nos invita a reconstruir el mito. Y, en palabras de Heiner Müller, “El mito es un agregado, una máquina a la que siempre se pueden conectar nuevas y diferentes máquinas. Transporta la energía hasta que la velocidad creciente explota el campo cultural”, y yo añadiría el campo de la barbarie.
¿Pueden los focos del teatro iluminar el trauma social y dejar de arrojar luz engañosamente sobre sí mismo? Preguntas que no permiten respuestas definitivas, porque el teatro existe y perdura gracias a las preguntas sin respuesta.
Preguntas que lanza Dionisio, pasando por su lugar de nacimiento, la orquesta del antiguo teatro, y continuando su silencioso viaje de refugiado a través de paisajes de guerra, hoy, en el Día Mundial del Teatro. Miremos a los ojos de Dionisio, el dios extático del teatro y el Mito que une el pasado, el presente y el futuro, el hijo de dos nacimientos, de Zeus y Sémele, proyector de identidades fluidas, femeninas y masculinas, airado y bondadoso, divino y animal, en el límite entre la locura y la razón, el orden y el caos, un acróbata en la frontera entre la vida y la muerte.
Dionisio plantea una pregunta ontológica fundamental: “¿De qué se trata todo esto?”, una pregunta que impulsa al creador hacia una investigación cada vez más profunda sobre la raíz del mito y las múltiples dimensiones del enigma humano.
Necesitamos nuevas formas narrativas orientadas a cultivar la memoria y dar forma a una nueva responsabilidad moral y política que surja de la dictadura multiforme de la Edad Media contemporánea".