Detectan misterio en agujero negro supermasivo
CIUDAD DE MÉXICO, 28 de abril de 2020.- A cinco mil millones de años luz de distancia, en dirección a la constelación de Virgo, surgió un chorro de gas moviéndose a velocidades cercanas a la luz. Desde La Tierra, la colaboración del Telescopio del Horizonte de Eventos (EHT) -donde participa la UNAM- detectó el fenómeno astronómico a través de una imagen con el mayor detalle logrado hasta ahora.
Reseña UNAM Global en su portal que al parecer, el chorro proviene de un agujero negro supermasivo, en el cuásar denominado 3C 279. El proyecto es liderado por Jae-Young Kim del Instituto Max Planck para la Astronomía (MPIA, por sus siglas en alemán) en Bonn, Alemania.
En entrevista, Laurent Loinard, del Instituto de Radioastronomía y Astrofísica de la UNAM, explicó que los también llamados chorros relativistas se producen en los agujeros negros debido a la presencia de campos magnéticos que los enfocan en cierta dirección.
Estos chorros se producen en la parte central de la galaxia, atraviesan el medio intergaláctico en donde interactúan con el gas difuso del medio interestelar, a partir del cual se formarán nuevas generaciones de estrellas y planetas.
El hecho de que el chorro de gas esté presente o no, cambia las propiedades del medio interestelar. Por lo tanto, tiene un efecto en la composición química de las estrellas recién nacidas. “No solamente afecta a la parte central de su vecindario, sino a toda la galaxia en su conjunto”.
Regularmente, la formación de estos chorros ocurren en condiciones extremas, en donde hay un agujero negro supermasivo, con una masa enorme que produce una gravedad descomunal.
Se ha calculado que el agujero negro de donde proviene el chorro de gas tiene aproximadamente mil millones de veces la masa del Sol, es 200 veces más masivo que el agujero negro en el centro de nuestra Vía Láctea.
El material que se acerca a un agujero negro se reparte en forma de un disco de acreción. Mientras que parte de este material cae en el agujero negro, una parte se expulsa hacia afuera en dos finos chorros de plasma (gas muy caliente) con forma parecida a la de una manguera a velocidades cercanas a la luz. Se trata de fuerzas extremadamente potentes.
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