Destacan paso de los jesuitas en acervo bibliográfico
MORELIA, Mich., 21 de septiembre de 2023.- En el marco del primer ciclo del seminario Marcas de fuego: historia, memoria y tradición, estudios desde el fondo antiguo de la Biblioteca Pública de la Universidad Michoacán de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), se presentó una ponencia de la profesora investigadora Malinalli Hernández, quien destacó la importancia del paso de los jesuitas, dejando un enorme acervo bibliográfico, con piezas únicas.
De jesuitas y bibliotecas, el fondo antiguo universitario y su vínculo con la Compañía de Jesús, es el nombre de la conferencia realizada en la Biblioteca Pública Universitaria, un edificio histórico que albergó en sus inicios al templo de la Compañía de Jesús, como parte del cuerpo del colegio del mismo nombre, y que actualmente es el Palacio Clavijero.
La colección de libros de la Compañía de Jesús que están en el fondo antiguo de la UMSNH, se formó de varias instituciones, muchas de ellas religiosas, explicó la especialista, quien es profesora investigadora del Instituto de Investigaciones Históricas de la UMSNH.
De esas instituciones religiosas, una de ellas, de las más escandalosas, es la de los jesuitas, dijo y explicó que hoy en día era la orden religiosa masculina más numerosa en el mundo, y si se traslada al siglo 18, era su tiempo de esplendor, "basta con ver el conjunto arquitectónico que tiene el colegio", indicó.
La biblioteca tiene dos vínculos con la Compañía, expuso, una de ellas es estar asentada en el antiguo templo del recinto colegial de San Francisco Javier, porque antiguamente toda la parte de Palacio Clavijero era el colegio. La segunda, lo referente a los libros.
Tras la expulsión de los jesuitas, muchas de las cosas que se quedaron fueron vendidas, y sus libros, que trataron de dejárselos a universidades, seminarios y otras instituciones, no fueron aceptados porque existía el problema de cómo trasladarlos, porque cada quien tenía que pagar hasta las mulas con que los podrían transportar y era muy caro mover esto, por lo que muchas bibliotecas se quedaron en el desperdicio.
Pasaron los años y finalmente deciden que todo aquel que se las quiera llevar, se las lleve, refirió la investigadora, y en particular, la biblioteca de la universidad tiene muchas vicisitudes, porque en un principio no estaba colocada dentro del templo de la Compañía, estaba dentro del colegio que después fue utilizado como centro militar, y después fue intervenido en la Revolución, pero ya para 1929, la biblioteca Pública del Estado se trasladó a esta zona y se convirtió en la Biblioteca Pública Universitaria, "ya en el 30 deciden traer parte de este fondo antiguo, y ahí vienen libros de la Compañía".
Explicó que la Biblioteca Pública Universitaria es donde se tienen piezas perfectamente identificadas, son alrededor de 30, algunas están en las vitrinas en exhibición, "sin embargo si les empiezas a escarbar, te vas a dar cuenta que hay decenas y decenas de libros, los cuales son muy interesantes porque son libros que se supone que desde 1773 debían haber estado contenidos, porque propugnaban ideas y teorías de conspiración, por lo que se tenían que recluir, en algunos casos destruir, en otros nada más contener, y, sin embargo, siguieron circulando".
Estos libros son, dijo, como los sobrevivientes, los testigos de que aunque sacaron a los jesuitas, sus ideas siguieron circulando, y son muy interesantes porque no todos son de política, externó; hay algunos que tienen que ver con medicina, ya que hay tratados de cirugía, de histología, hay tratados sobre el aborto y sobre plantas medicinales.
"Entonces también ahí hay un diálogo con la naturaleza, una forma de entender el cuerpo muy interesante, porque son sacerdotes, religiosos, católicos, que aún así están a favor de la experimentación del cuerpo", externó.
Explicó que muchos eran libros muy caros, y se tenían que conseguir fuera de los dominios católicos, por lo que los jesuitas negociaban con protestantes, con judíos, con chinos, para poder obtener estos libros y formar acervos que además no se podían tener en otra parte.
Es muy interesante, señaló, que además ellos tenían una potestad especial del Papa en la que ninguno de sus libros tenían que pasar por la inquisición, por lo que podían tener básicamente cualquier cosa, "mientras todo mundo le tenía pánico la inquisición, los jesuitas tenían esa oportunidad de tener y leer lo que quisieran porque en teoría cuando tenían una obra prohibida en sus manos, era para descalificarla, pero solo en teoría".