Destacan importancia de traza urbana en presentación de libro
MORELIA, Mich., 28 de septiembre de 2017.- Se llevó a cabo la presentación del libro 'Lo binario, femenino-masculino en conventos novohispanos', dentro del seminario Historia de la Arquitectura y del Urbanismo en Michoacán. Se destacaron las diferencias que existen en conventos dedicados a monjes y a monjas, y cómo desde esa visión se ha forjado lo social y una desigualdad de género.
El académico y recopilador del libro, Héctor Serrano-Barquín, explicó que la presentación del libro es parte del Seminario de Historia de la Arquitectura y del urbanismo, y uno de sus objetivos es destacar la importancia de la traza urbana en ciudades patrimonio.
El especialista dijo que el libro tiene un enfoque particular, y es resaltar que los conventos masculinos han sido diferentes en su arquitectura a los femeninos. Dijo que no es un libro tan técnico, y que tiene un marco basado en la teoría de género, y en temas de desigualdad, lo que también se refleja en la arquitectura, que incluso podría explicar la violencia de género.
El libro aborda cómo se maneja el espacio, qué sucedió una vez echada la maquinaria de la evangelización tras La Conquista. Los espacios abiertos, almenas que demuestran poder masculino en los conventos del siglo 16, mientras que en los recintos femeninos, construidos a finales del siglo 16, estaban enfocados hacia vida doméstica.
El académico explico que por regla durante La Colonia, las monjas estaban enclaustradas, mientras que los monjes viajaban mucho, llevaban una vida más social.
Serrano-Barquín manifestó que las ciudades pueden destacarse como masculinas, lugares con mineros esclavos, y ciudades femeninas, normalmente donde destacaba las familias ricas, que preferirían estar cerca de los conventos de monjas porque muchas veces enclaustraban a las hijas, y muchas veces se vivía en hacinamiento porque acudían otras mujeres a habitar estos conventos.
La masculinidad se muestra con la apertura del espacio, es todo exterior, construcciones más burdas, toda una morfología de lo masculino y lo femenino. En los conventos de monjas destacaban las labores vistas como femeninas; las primeras enfermeras fueron monjas, en estos conventos no había vida social, sólo una herencia gastronómica; se innovo en las cocinas conventuales femeninas.
Por su parte, Carolina Serrano-Barquín, compiladora y autora del libro, explicó que desarrollaron toda una metodología en el trabajo de investigación. Dijo que el cuerpo está metaforizado y se lleva a la arquitectura, donde hay características que se le podrían atribuir a la figura femenina como pureza, claridad, limpieza, blancura, entre otros.
Una característica de las construcciones coloniales que estaban destinadas para albergar a monjas, era el uso de curvas y remates suaves, sin embargo eran construcciones al interior, muy cercanas a las fortalezas, para evitar que las mujeres escaparan, indicó la académica.
No eran monjas por vocación, dijo, ya que muchas mujeres eran obligadas al claustro por sus familias. En el capítulo siete, meramente especulativo e interpretativo, se aclaró, algunas mujeres en el claustro podían ser erotizadas, algo impensable en la época. También la música llevaba al placer, así que podría ser que las monjas tuvieran una vida erotizada, manifestó la autora.