Descubre los sabores menos conocidos de la cocina michoacana
MORELIA, Mich., 17 de enero de 2025.- Michoacán ha sido un pilar fundamental de la comida tradicional mexicana, al punto que su legado culinario contribuyó al reconocimiento de la región como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2010.
Sin embargo, acostumbrados en Michoacán a escuchar sobre corundas, churipo, tamales, uchepos, charales y otras delicias, hay platillos no tan conocidos que también son un deleite para quien los prueba. Aquí vamos a describir brevemente algunos de ellos, para conocerlos más a fondo, va a hacer falta probarlos.
Cuando se escucha la frase 'olla podrida', lo que menos se imagina uno es algo antojable, pero así es. La olla podrida es un caldo dulzón que reúne la carne de res, de cerdo y de pollo, y un conjunto de verduras en una sopa donde se incluye el pulque y alguna otra bebida alcohólica. Este platillo, recomendable cualquier día, es originario del municipio de Ario de Rosales.
Imaginemos de pronto un guiso donde predomina el frijol molido, la carne y algo de chile guajillo con queso, este amasijo es solamente el centro de un platillo conocido como la bola de Pedernales, el cual está rodeado de tortillas hasta formar una bola. Delicia para chuparse los dedos.
Según se escucha, este platillo tiene origen desde el porfiriato, y era una manera en la que los jornaleros en los campos podían comer, ya que al ir deshojando esta bola se podían hacer tacos. Para probar esta delicia hay que ir al municipio de Tacámbaro, y si es posible hasta la tenencia de Pedernales.
La cocinera tradicional de Tzintzuntzan, Blanca Delia Villagómez, contó que hay un platillo que empezó a rescatar. Se trata del pozole de milpa. Este platillo se preparaba entre la milpa, porque ahí se encuentran algunos ingredientes como elote, la calabaza y el anís, y con ellos se prepara un pozole, y se puede preparar en el mismo campo donde se está cortando, donde se está haciendo la cosecha del elote, dijo en su momento a este medio.
El llamado Corundero de Michoacán, el cocinero tradicional Israel Fuentes, quien está en Pátzcuaro, innovó con la torta de gelatina, la cual se ha hecho cada vez más popular en este pueblo mágico. Es muy simple y por ello también muy rica, se trata de un bolillo de leña perfectamente preparado para ser rellenado de gelatina, del sabor que guste el cliente, para después ser bañado desde el interior con una generosa cantidad de rompope, sin duda un rico postre.
El pueblo mágico de Santa Clara del Cobre, en el municipio de Salvador Escalante, también tienen un platillo sencillo y delicioso. Se trata de la torta de tostada. Este platillo típico del lugar, de cuyo origen nadie sabe, se elabora con un bolillo al cual se le pone mayonesa, frijoles, jamón, cebolla, queso de puerco, chile y col, para cerrar con el ingrediente principal: una crujiente tostada (o dos) con carne apache, es decir, carne de res y de cerdo cocida a base de limón, y que lleva jitomate y cebolla.
La pera, esta fruta a veces poco valorada, es uno de los ingredientes principales de un mole que se elabora en el municipio de Tangamandapio, en concreto en la comunidad de La Cantera. Se trata del mole de pera. Este platillo derivado del mole clásico que se hace en todo el país, tiene una base dulce como muchos de ellos, y se sirve con arroz y unas rebanaditas de esta fruta.