De lo figurativo a lo abstracto: el arte del pintor Óscar Solís
MORELIA, Mich., 17 de noviembre de 2022.- La pintura de Óscar Solís, es por decir lo menos, diferente. El artista, originario de Apatzingán, tiene un manejo de la técnica que llega a lo más profundo, donde está lo figurativo, pero también lo abstracto. Sin estudios formales, Óscar es un autodidacta que ya tiene un sello en su obra.
En un jardín de la Fonda Marceva, que ahora exhibe parte de su obra, un trabajo llamado Trashumantes, cuenta a Quadratín que inició siendo un niño, haciendo lo que todos los niños hacen: dibujar. Desde esa edad tenía esa habilidad que hacía que sus compañeros lo buscaran para hacer dibujos.
"Llega un momento en que eres entre los chiquillos el que hace los dibujos. No sé por qué cosa al final se va haciendo como una determinación, o te das cuenta que para algo sirves o para nada sirves, solo para eso, o algo así", expresa el artista de barba y pelo cano.
Mientras le da una bocanada a su cigarro, expone que algo pierde uno cuando va creciendo, "aunque de alguna manera uno no deja de ser un poco niño, en algún sentido, no sé de qué manera", expone y reconoce que no ha perdido la capacidad de asombro como hace un niño.
A veces ve una pintura que no lo deja en paz y tiene que regresar para verla; "porque esa pintura y yo tenemos un diálogo en silencio, donde la pintura te atrapa y no te deja en paz, eso, por ejemplo, es sorprendente, y yo no me espero, de repente hay un cuadro...no sé de quién, y entiendo que hay un diálogo silente, y me sorprende muchísimo tener que regresar porque no me deja en paz", dice y le queda la esperanza de que a la gente le suceda lo mismo con su trabajo.
Su trazo, reconoce, sí tiene una intención de transmitir algo, a veces no es claro; "yo creo que es lo que prevalece siempre. Naturalmente estás pintando y te estás guiando por algunas cosas estéticas que tú vas suponiendo o que vas armando y qué vas poniendo en un plano, pero finalmente buscas decir las cosas que quieres decir, aunque luego uno no sabe qué quiere decir, simplemente sucede y aparece de repente".
Por lo general, explica, a veces hay frustración cuando terminas el cuadro contento, pero más tarde, en una segunda mirada, terminas por entenderlo; "pasa y me ha tocado a mí con pinturas de dos o tres años, las vuelvo a ver y me digo: 'yo pensé que estaba bien madreada, pero ahora veo que está bien pintada, aunque no siempre pasa’", aclara.
El artista primero explica que su trabajo va de lo abstracto a lo figurativo, aunque después lo replantea y dice que va de lo figurativo a lo abstracto. Finalmente concluye que es una mezcla y que no se puede conjugar, "porque lo abstracto es cero comprensión, pero luego se va unificando y es como el agua y el aceite...algo así ", señala.
Pero para descubrir si es de tal o cual manera, hace falta un espectador, y ahí esta parte de su obra del proyecto Trashumantes, en un espacio al interior de la Fonda Marceva, en espera de la mirada curiosa.