Conoce la leyenda originaria de la Huasteca Potosina: Los niños Hernández
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 22 de octubre de 2022.- Al pie de la Sierra Madre Oriental, exactamente donde termina la zona montañosa e inicia el extenso valle de la planicie Huasteca, se asienta el ejido indígena Tének La Pitahaya, lugar donde en la segunda mitad del siglo pasado, ocurrió un suceso que conmocionó y llenó de temor a sus habitantes, generando toda clase de comentarios, desde los que le atribuyeron un origen extraterrestre o de brujería, de acuerdo a creencias de su cosmovisión, pero que por sus características pudo deberse a alteraciones genéticas en dos personas.
Había un matrimonio compuesto por Crorina y Venancio -los nombres verdaderos fueron suplantados para proteger la identidad-, cuya choza se ubicaba en las orillas del poblado; él se dedicaba al jornal y ella, como es costumbre en la etnia tének, se hacía cargo de la casa.
Poco después Corina quedó embarazada, pero eso no alteró su vida, ni modificó sus actividades cotidianas, entre las que se incluía cortar leña en el monte para llevarla atada con tiras de hojas de pita o chocha sobre la espalda o la cabeza para alimentar el fogón.
También caminaba larga distancia para ir por agua, todo ello mientras Venancio trabajaba en tareas del campo. Pasaron los meses y tal vez por el trabajo duro de la mujer el parto se adelantó; a los siete meses dio a luz, en medio de gran esfuerzo, a un varón, auxiliada por una comadrona.
Algo notó la partera empírica, además de la inmadurez del niño, que se lo miro por largo rato en silencio y tras limpiarlo y envolverlo con trapos de manta se lo entregó a Cristina diciendo que lo apretara fuerte en su pecho porque "estaba verde" y necesitaba madurar.
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