Buscan Los sueños de la serpiente comprender la vida de Alberto Ruy
MORELIA, Mich., 22 de septiembre de 2024.- En el marco de la Tercera Feria Internacional del Libro y la Lectura de Morelia, se presentó el editor y escritor mexicano Alberto Ruy Sánchez para hablar de dos de sus libros. En una primera charla abordó lo relativo a Los sueños de la serpiente, donde, dijo muestra este escribir desde las fragilidades.
Acompañándolo en sus disertaciones sobre este texto, estuvieron la gestora cultural y editora Sandra Aguilera, y la escritora y academica Martha Estrada, quien le cuestionaron sobre el proceso creativo, y las raíces de este libro, que parece un tecalidoscopio y un rompecabezas donde reúne distintas imágenes e ideas.
El escritor, con 28 libros en su haber, expuso que esa novela como todo lo que él ha escrito, y ha hecho a lo largo de sus años de vida, son pasiones de vida largas y grandes.
"Cuando yo comencé a escribir pensé que iba a escribir dos vertientes una que tenía que ver con la culpa, con las ilusiones, con los infiernos que crea la falta de duda, y entonces el primer libro que escribí fue Los demonios de la lengua. Y la otra tenía que ver con una la enorme fragilidad de ser un hombre que no comprende muchas dimensiones de la vida y que trata de comprenderlas, y esa es la exploración que está en el Quinteto de Mogador", externó sobre su libro publicado en 2014.
Durante muchos años, expresó, ha estado trabajando siempre en las rutinas, y parte de la exploración personal, es escribir desde las fragilidades que tenemos, aseveró, por tanto al personaje principal de este libro Los sueños de la serpiente le puso una fragilidad extrema, "es un hombre que ha perdido toda memoria, absolutamente toda la memoria, y el narrador empieza a recibir pedazos de papel que son pedazos de un muro de este hombre y empieza a armar el rompecabezas".
Entonces va construyendo a través de las ilusiones y desilusiones, un cuadrado a partir de un magma, "yo siempre he creído que la literatura no solo se alimenta de literatura, para mí es la vida lo que te da elementos, y muchos elementos formales de la vida me sirven para pensar las estructuras de mis libros, en este caso son las piritas que son esas piedras que salen de un magma y se convierten en cubos perfectos que parecen hechos por humanos, pero son formaciones naturales".
Es un libro que comienza desde la incertidumbre, dijo, y va construyendo no una certeza, sino la historia de las certezas e ilusiones del paraíso que se convierten en infierno "y tratando de describirlo todo desde la falta de certeza".
En su proceso creativo, expuso, hay muchos retos vitales para empezar, "yo hago los proyectos a lo largo de mucho tiempo en cada libro me tardo entre 8 y 10 años, pero las investigaciones vienen de mucho tiempo atrás, y para todos yo hago muchísimas entrevistas con personajes que han vivido situaciones similares o no".
En este sentido, puso como ejemplo que para poder entender a mujeres que son sacrificadas por una causa, porque en este libro tenía que alimentar una parte de vida, se fue a entrevistar mujeres que estaban encerradas en Santa Marta Acatitla, "que son mujeres que están en movimientos de narcos o de secuestros, y finalmente los hombres son los que se escapan y son ellas las que se quedan".
Esto, aclaró, no en una cuestión anecdótica, sino referente a la pasión que hay en estas mujeres, como lo viven, cómo son fuertes y cómo sobreviven a todo esto, "tenía que alimentar el libro, de tal manera que yo me sustituya a sus voces sino que ellas alimenten la parte de las voces de esta injusticia terrible que hay en situaciones similares".
Este es uno de los retos más grandes, reconoció, aceptar que hay un momento en que ya no se puede, en que tú ya no puedes decir algo si no está alimentado de una verdad que no es la tuya, y que tú tienes que documentarla escucharla y callarte hasta cierto punto, pero estás escribiendo un libro también
Entonces la fragmentación, la estructura misma tiene que responder a esta limitación del narrador, expresó, lo que hace que muchos lectores tradicionales o críticos que esperan un relato lineal o afirmativo, lo juzgen de manera negativa, y en ese sentido sus compañeros escritores más machos le han dicho que es un autor claudicante.
"Yo defiendo esta claudicación porque mis limitaciones están, no las puedo negar, pero al mismo tiempo mis limitaciones no son claudicantes sino lo contrario, porque toda palabra finalmente es una afirmación, entonces hay una situación paradójica que yo tengo que mostrar también, y que se va convirtiendo en una obra pensada como algo artesanal, como lo mejor que yo puedo hacer en un momento", expresó.