Anuncian exposición de León Ferrari en Morelia
MORELIA, Mich., 5 de agosto del 2011.- A partir del próximo 12 de agosto el Centro Cultural Antiguo Colegio Jesuita, ubicado en Pátzcuaro, albergará la exposición “Heliografías” del artista argentino León Ferrari; muestra conformada por 26 obras que es apoyada por la Embajada de Argentina en México, y que llega a Michoacán acogida por el gobierno del estado a través de la Secretaría de Cultura, y cuya inauguración tendrá lugar a las 20:00 horas en la Sala Alfredo Zalce. León Ferrari realiza sus primeros planos heliográficos en San Pablo, ciudad que elige como refugio para él y su familia durante la dictadura militar de 1976. Allí toma contacto con las vanguardias brasileras a través de la relación que entabla con artistas e intelectuales, entre ellos Regina Silveira, Julio Plaza, Aracy Amaral y Mira Schendel, y donde encuentra el campo adecuado para la experimentación de nuevos lenguajes. Es entonces que comienza a desarrollar sus investigaciones acústicas a partir de sus esculturas sonoras, paralelamente a sus incursiones dentro del campo del arte con fotocopias, arte postal y obras en las que utiliza el Letraset y que agrupa en series denominadas: Ajedrez, Códigos, Baños y Plantas.En dicho contexto, León Ferrari realiza sus primeras obras sobre poliéster para ser reproducidas en copias heliográficas. Especies de planos, estructuras arquitectónicas y situaciones urbanas en las que recurre como lenguaje al dibujo técnico. Utilizar en la década de los 80 técnicas heliográficas como vehículo de obra era, en sí mismo, un gesto de vanguardia.A través del diseño de plantas de arquitectura y de la utilización de estampas, Ferrari construye obras que exacerban hasta el límite un imaginario de las relaciones humanas. Nudos de autopistas imposibles, rotondas que concentran multitudes, estructuras en las que los usos del automóvil y los peatones están invertidos; organizaciones espaciales contradictorias, construcciones inverosímiles que nos precipitan en un universo de extraña fascinación.Sobre su trabajo, es el mismo artífice quien explica: “No es que con las heliografías pretenda representar la locura, sino que fue apareciendo. No se usan sólo materiales técnicos, sino todo lo que quedó de los años vividos en la Argentina; eso está dentro de quienes salieron de allá. Siento la necesidad de expresarlo. Pero para hacerlo tendría que lograr algo con tanta fuerza como el horror de la dictadura”.Y continúa el artista: “Las heliografías tienen el aspecto de planos o urbanizaciones con cierta gracia surrealista. También pueden verse, de alguna manera, como una arquitectura de la locura. No me guía el propósito de significar algo definido; quien se enfrenta a estas obras es libre para establecer asociaciones y darles la interpretación que considere más acertada. Personalmente, cuando las veo terminadas, mi propia interpretación, que no limita ni excluye otras, es que estas obras expresan lo absurdo de la sociedad actual, esa suerte de locura cotidiana necesaria para que todo parezca normal”.Andrés Duprat curador de la muestra, explica que combinando y reiterando una y otra vez los mismos elementos –muros, puertas, mingitorios, personas, automóviles, inodoros y camas–, Ferrari crea una nueva realidad o, mejor, la escenificación de una realidad hipotética y opresiva.De esta manera, Ferrari se vale de inofensivas e ingenuas figuras, códigos en sí mismos de baja significación, para plasmar un mundo enloquecido, no exento de humor e ironía, a través de su particular diseño espacial, la disposición del mobiliario y su propuesta de uso. Utiliza un lenguaje común y accesible para plantear sus ideas. No se escuda en hermetismos ni en parábolas o eufemismos. Busca el tratamiento o el medio más eficaz para comunicarse como artista visual, y en ese afán echa mano a todo lo que lo rodea y puede serle útil. Con esos elementos -simples y familiares-, construye obras complejas en las que aborda tópicos de la condición humana: las situaciones de poder, las jerarquías, la masificación, la uniformidad, la disciplina, el hacinamiento, la explotación, el sometimiento y la desesperanza.La serie propone, por acumulación, un catálogo de situaciones que, a través de microrrelatos, compone en una especie de polifonía una magnífica metáfora de la sociedad global contemporánea.Hay una tensión entre el juego formal de sus imágenes y el duro mensaje que de ellas emana. Las obras oscilan entre la abstracción y la figuración, en una paradoja de la representación. La estructura, la minuciosidad del dibujo, el carácter monocromo de las heliografías y la repetición de los patterns, generan composiciones geométricas, tramadas y texturadas, que la proximidad de la mirada va transformando y cargando de sentido.En la serie distinguimos dos voluntades de representación complementarias: la del caos y la del orden. Por un lado, ciertos trabajos poseen una rígida estructura formal, una geometría dura y condicionante, como nacida de un orden supremo que somete a los hombres a seguir determinadas reglas, como una alegoría de la autoridad del poder político o religioso; por el otro, obras de estructura compleja y caótica, como si la arquitectura se fuese creando y conformando degenerativamente a través de la acumulación de las acciones que allí transcurren. Una arquitectura laberíntica e infinita, de crecimiento desmesurado e imposibilidad de salida.La muestra permanecerá hasta el 11 de septiembre en el recinto de la Secretaría de Cultura ubicado en Pátzcuaro.