Dilema migrante/Santiago Heyser
Uruapan, Michoacán, 25 de agosto del 2018
La imagen desgarradora: una niña de ocho años narrando el drama de ser separada de su madre al intentar cruzar ilegalmente a Estados Unidos.
Los migrantes ilegales, los que entran sin permiso y sin papeles son fuente de riesgo y de problemas, desde cuestiones de higiene como el bañarse o hacer de sus necesidades, hasta el impulso a robar para sobrevivir. ¡No!, no me malinterpreten, no estoy diciendo que ser pobre o ser migrante es sinónimo de delincuente, estoy diciendo que son un problema social y un riesgo, punto. Por el otro lado está la parte humana: ¿Cómo pedirle a una persona que está en riesgo de morir por la violencia en su país, o que tiene hambre por la falta de oportunidades, que no migre, que no busque un mejor lugar en el planeta para hacer su vida?...
El reportaje de la niña separada de su madre lo presentó Loret de Mola, llamó mi atención el énfasis en la “crueldad” de la política de: cero tolerancia, implementada por el gobierno de Trump y en mi interior me pregunté: ¿Es Trump el causante de ese drama, o son las circunstancias que se viven en el país de origen que no permiten una vida digna porque hay violencia o hay hambre?, ¿y si son las circunstancias que se viven en el país de origen, estas son responsabilidad del pueblo o de sus gobernantes?, ¿o son causadas por el modelo de dominación geopolítica que permite legalmente, a un país y sus capitales y empresas, tomar ventaja y aprovecharse de las riquezas nacionales de otro, generando pobreza y problemas sociales que obligan a la migración?... En otras palabras, la migración es responsabilidad de los pueblos y sus gobiernos o del modelo de dominación mundial que permite, a través del neoliberalismo y sus tratados comerciales de “libre comercio” y “libre tránsito de mercancías y de capitales, pero no de personas”, el abuso de gobiernos y trasnacionales para tomar ventaja de la mano de obra (esclavitud disfrazada) y las riquezas de otras naciones (agandalle).
Rompieron un pedazo de barda y se metieron a mi casa, en el jardín encontré un cuchillo oxidado que abandonaron, la doble chapa de la puerta principal los detuvo… ¡Puse alambre con púas! En mi casa, que es su casa pero todavía no, porque la estoy pagando, no dejo entrar a desconocidos, punto. Vivo en “alerta”, si un desconocido se acerca a mi casa en la noche, espero a que se vaya antes de bajar del auto o de abrir la puerta. Si tocan, pregunto -¿Quién es?, no abro la puerta. Si son vendedores de frutas o panecillos, abro una ventana que tiene la puerta y les compro algo sin cuestionar el precio, bajo la premisa de que si están trabajando merecen un fruto de su esfuerzo y poder vivir; si son testigos de Jehová, encuestadores, promotores de telefónicas o vendedores de alguna empresa los mando a volar; en mi opinión no tienen derecho a molestarme en mi casa… Pero sea quien sea, incluidos los “pobres” (reales o falsos) que tocan para pedir ayuda o vender algo, no los dejo entrar; si piden limosna normalmente les doy algo de comer por la ventanilla, nunca les doy dinero (creo que fomento la mendicidad) y nunca los dejo entrar. Entonces me pregunto, ¿porque si yo no los dejo entrar a mí casa, tanto molesta que Trump no los deje entrar a SU país?...
Viendo lo que sucede en El Salvador, en Guatemala, en Nicaragua, en Venezuela, en México y en muchos otros países que expulsan a su gente, me da la impresión de que necesitamos un nuevo orden mundial. Algo así como: si tu gobernante generas problemas sociales que obligan a tu pueblo a migrar hacia el mío, me estás generando problemas o me estás traspasando tus problemas, ello me da derecho a defenderme interviniendo en TU país para que no me causes problemas… - ¡Oye Santiago!: ¿estás proponiendo que naciones extranjeras intervengan en México? - ¡No! ¡Para nada!, estoy explicando por qué hoy, naciones extranjeras están interviniendo en México, y como, con la anuencia y complicidad de nuestros gobernantes y sindicatos abusan de la mano de obra barata de los mexicanos y se llevan nuestras riquezas nacionales mediante tratados comerciales, lo que genera violencia y obliga a nuestra gente a migrar, legal o ilegalmente, en busca de mejores oportunidades.
– ¿Qué propones?...
Propongo que resolvamos nuestros problemas de migración y violencia generando oportunidades de una vida digna para los mexicanos, evitando así la migración ilegal. Propongo que no aceptemos problemas ajenos y que blindemos nuestra frontera sur; que solo entren a México migrantes aceptados; como lo haríamos en nuestras casas. Y propongo, para resolver lo anterior, que acabemos con el abuso y agandalle de nuestras riquezas y recursos naturales por parte de intereses ajenos a México y de capitales y empresas extranjeras, de tal manera que administrando con honradez, inteligencia, compromiso republicano y generosidad al gobernar, se abran las oportunidades a quienes aquí vivimos para no tener que migrar ni delinquir… ¡Así de sencillo!
Un saludo, una reflexión.
Santiago Heyser Beltrán
Escritor y soñador