Se dispersó el nubarrón y Andrés Manuel arribó al Centro de Morelia
MORELIA, Mich., 25 de junio de 2018.-Será el sereno, pero en cuanto pisó calle, el cielo se abrió.
El nubarrón se dispersó, la lluvia cesó.
Andrés Manuel entró por Galeana. Ahí hizo escala, en San Nicolás.
Casi tres horas de atraso. Llovizna, llovizna.
El tabasqueño realizó un largo periplo.
Desde Galeana hasta Morelos, todo por Madero.
Vallas, miles de manos, miles de banderas.
La pejebanda se puso frenética, estaba extasiada. Había de todo: indígenas, obreros, estudiantes, amas de casa, tercera edad...y perredistas, muchos perredistas que recién cambiaron de liana.
El de Macuspana extendía manos. Saludaba, recibía flores, abrazos. También los daba.
Se veía firme, sereno.
Casi a las 19 horas llegaba al templete, siempre custodiado por Mireles.
Ahí, ante miles -35 mil, según los organizadores-, el peje sentenció lo que dictan todas las encuestas.
"¡Este arroz ya se coció!".
El tabasqueño alentaba a un cambio pacifico, sin violencia.
Son unas horas para concluir la campaña política.
Andrés Manuel se midió aquí con Meade.
Eventos paralelos, a escasos mil metros de distancia.
Todos, aquí y allá, con la pregunta obligada: "¿quién chingó a quién?", ”¿Cuántos cabrones están en el Centro?", "¿Cómo van en El Caballito"?, se frecuentaba en los chats de reporteros y entre morenista del Centro.
En un discurso de casi 35 minutos, el morenista detalló su plan de gobierno.
"Vamos a...", "Vamos a..." "Vamos a...".
Sabedor de lo que quiere escuchar el respetable, Andrés Manuel endulzó el oído.
Repartía, imaginariamente, miles, miles y miles de pesos en becas, pensiones, apoyos, para todos.
Y la gente le aplaudía.
Ansiosa, se sumaban a las propuestas del presidenciable.
Aguantaron firmes las más de dos horas de atraso.
Se recompensaban con las promesas de un mejor futuro, lejano de la corrupción, la impunidad y del exceso gubernamental.
Habló del fortalecimiento de la educación pública, de dar para atrás a la Reforma Educativa, de la apertura de las universidades, de vender la flotilla de aeronaves, de no más gasolinazos...de un cambio radical, profundo.
"!Ya lo veremos! !Tiempo al tiempo!", predecía.
Hoy, Andrés Manuel no compartió micrófono. A lo que vino, a sostener un mensaje de triunfo.
"!Vamos a ganar! Todas las encuestas nos dan 25 y 30 por ciento de ventaja sobre el segundo lugar¡", exponía a sus seguidores.
"¡Nos ha ido requete bien!", manifestaba confiado, con una victoria casi segura en el bolso.
Arriba, en los balcones de Sanborns, del Hotel Catedral, las banderas de Morena ondeaban con cada frase que lapidariamente el tabasqueño lanzaba contra el régimen.
Antes, el abanderado opositor pidió un voto en línea, para todos los candidatos morenistas.
"Nada de voto diferenciado", clamaba a sus seguidores.
El peje concluyó aquí su trabajo proselitista. Lo concluye un año y medio después de aquella firma del Acuerdo Por La Unidad De Las Izquierdas.
Lo hizo aquí, en está misma plaza, el 29 de enero del 2017, ante unos 25 mil simpatizantes.
En esa ocasión, el ex perredista, Fidel Calderón Torreblanca, fue quien le puso el cascabel al gato y se declaró un abierto amlista.
Ese acuerdo, a la postre, fue replicado por el tabasqueño en todo el territorio nacional, con miras a lo que hoy es el movimiento morenista y al que no pocos se han colgado.
"Andrés Manuel cerró...y cerró bien", citan los organizadores.
Y hasta Tláloc le dio tregua.