Los candidatos a presidente de México/Enrique Bautista Villegas
Considero que la gran mayoría de los ciudadanos de este país acudiremos a votar el próximo 1º de julio entrante con la expectativa de que de la elección surja un presidente a la altura de las necesidades de México. Un hombre, o mujer, con perfil de estadista y con las capacidades necesarias para poder conducir al país a superar la crisis estructural en que nos encontramos sumidos. Crisis que como es reconocido por el ciudadano promedio se caracteriza por la degradación de valores cívicos y éticos de la mayor parte de nuestros gobernantes y una buena parte de los empresarios y los ciudadanos, la corrupción, la inseguridad, la deficiente administración de justicia, la inequidad en la distribución del ingreso, los altos índices de desempleo, los bajos salarios, la falta de acceso de las mayorías a satisfactores básicos como: educación y servicios de salud públicas de calidad, vivienda digna y alimentación suficiente y saludable.
Aunque me precio de ser una persona objetiva, para formular esta reflexión me di a la tarea de revisar los datos básicos de los candidatos registrados ante el Instituto Nacional Electoral, con el propósito de fortalecer mi posición y compartir mis conclusiones con quienes se den tiempo para leer esta columna. Comento que buena parte de la información que revisé se encuentra en el internet, en sitios como Wikipedia, y en los portales electrónicos de medios y agencias de información.
Intentaré desarrollar mi sencillo análisis a partir de presentar los datos y comentarios sobre cada uno de los candidatos presidenciales, empezando por el candidato con menos preferencias, continuando con cada uno de los que le sigan a la alza en la preferencia de la gente, y concluyendo con el reportado como favorito. Usaré arbitrariamente los datos de la más reciente encuesta realizada por la empresa Parametría en días recientes (https://polemon.mx/amlo-en-la-cima-anaya-y-meade-se-desinflan-encuesta-de-parametria) y cuyos resultados fueron los siguientes: Si hoy fueran las elecciones, 2% de los electores votaría por Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco”, 13% por Margarita Zavala, 16% por José Antonio Meade, 20% lo haría por Ricardo Anaya, y 38% de los entrevistados daría su voto a Andrés Manuel López Obrador.
Jaime Rodríguez Calderón, actual Gobernador del Estado de Nuevo León, decidió buscar la candidatura a la Presidencia de la República, tras haberse convertido en el primer gobernador que fuera electo como candidato independiente en el año 2015. “El Bronco” como se le conoce, decidió lanzarse como candidato independiente al gobierno de su estado, después de haber sido Diputado Local, Diputado Federal, y Presidente Municipal de García, por las siglas del PRI, renunciando a su militancia de 29 años el 9 de septiembre de 2014, al ver que no lograría el apoyo de su partido para ser candidato a la gubernatura de Nuevo León.
Sin embargo, pareciera que a los neoleoneses no les pareció que su gobernador tirara la toalla sin haber cumplido siquiera tres años de mandato para buscar la presidencia de la República, máxime cuando de acuerdo con algunos indicadores no logró mejorar la situación del estado conforme lo había prometido.
Aunque el Tribunal Federal Electoral determinó por mayoría, en un muy cuestionado laudo, que “el Bronco” deberá ir en la boleta como candidato presidencial, a los ojos de los analistas jurídicamente más avezados su candidatura padece de ilegitimidad, ya que se el INE se la había negado previamente debido a que una parte de 866,593 firmas de ciudadanos que presentó para lograrla eran falsas.
La decisión del Tribunal Federal Electoral de revertir el acuerdo del INE de negar la candidatura independiente al “Bronco” ha sido vista por especialistas en derecho Constitucional y electoral como jurídicamente improcedente y tendenciosa, para buscar atraer votos de ciudadanos indecisos a su favor y restarlos al puntero en las encuestas, favoreciendo de esa manera a los candidatos más afines al gobierno de Peña Nieto.
Por otra parte, la carrera política de Rodríguez Calderón se circunscribe al Estado de Nuevo León y carece de presencia en el resto del país.
Margarita Zavala, esposa del expresidente panista Felipe Calderón, es una abogada de la conocida y conservadora Escuela Libre de Derecho, de la ciudad de Mexico, que hizo su carrera política de manera fundamental al interior de la estructura del PAN. Fue Asambleísta por su partido ante la antigua Asamblea Legislativa del Distrito Federal y Diputada Federal al Congreso de la Unión, en ambos casos por la vía plurinominal. Como “Primera Dama” y presidente del DIF (esposa del presidente Calderón) jugó un papel discreto en favor de la niñez, cuestión que le generó simpatías de una parte de la población. Pudiera decirse que su conocimiento de la realidad nacional padece del sesgo de haberse obtenido desde la perspectiva del poder, que compartió como compañera del presidente en turno.
Se le señala de haber beneficiado desde su posición a la empresa informática Hildebrando, SA de CV, propiedad de uno de sus hermanos, misma que recibió contratos millonarios del gobierno federal: de la Secretaría de Energía cuando Felipe Calderón, su cuñado, era el titular de la misma. Entre los clientes de la empresa de informática y bases de datos, se encontraron el IMSS, Petróleos Mexicanos, la Comisión Federal de Electricidad, la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, y el Instituto Federal Electoral, entre otros. Este hecho fue señalado por la oposición como prueba de corrupción desde la campaña electoral de 2006, en la que participó Felipe Calderón; a la postre Presidente de la República. A Margarita también se le señala como encubridora y protectora de su prima Marcia Matilde Altagracia Gómez del Campo quien manejaba la Guardería ABC, subrogada a ella por el IMSS, en la que 49 bebes perdieron la vida durante un trágico incendio, acaecido el 5 de junio de 2009 en Hermosillo, Sonora, que nunca fue esclarecido.
La candidata presidencial independiente cuenta con un apoyo importante de la que fuera la estructura del PAN, que se fue con ella cuando renunció a ese partido por los conflictos surgidos entre el grupo calderonista y el encabezado por el entonces presidente de este y actual candidato a la presidencia de la República por la coalición “Por México al Frente”, Ricardo Anaya Cortés.
No se le conocen propuestas de gobierno innovadoras que pudieran contribuir a supera la crisis que vive el país más allá de dar continuidad a las implementadas por su marido cuando fue presidente.
José Antonio Meade Kuribreña, es un destacado exponente de la tecnocracia que ha gobernado al país durante los últimos 35 años, egresado del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), como los son también: su compañero de aula, Luis Videgaray Caso, y otros encumbrados itamitas, como Alejandro Diaz de León Carrillo, actual Gobernador del Banco de México y su predecesor, Agustín Carstens; los exsecretarios de Hacienda, Pedro Aspe Armeya y Francisco Gil Díaz, entre muchos más de los egresados de esa escuela que han conducido las políticas económica, financiera y monetaria de México durante las últimos seis administraciones de gobierno federales.
Meade es sin duda un economista brillante y funcional al proyecto neoliberal impuesto desde afuera y adoptado dócilmente por los gobernantes del país durante las últimas cinco administraciones. Ha sido funcionario público toda su vida en el ámbito financiero; con Calderón fue fugazmente Secretario de Energía y de Hacienda y Crédito Público; con Peña Nieto se desempeñó también como Secretario de Relaciones Exteriores, de Desarrollo Social y nuevamente de Hacienda, antes de ser designado candidato presidencial por el PRI.
Antes de ser ungido como tal por decisión de Peña Nieto, nunca fue candidato a otro cargo de elección popular, ni desarrolló trabajo político o de contacto con el México real.
Se le vincula con decisiones repudiadas por la mayor parte de los ciudadanos como el Fobaproa y el gasolinazo; se le relaciona con asuntos graves de corrupción como la llamada Estafa Maestra, que significó un fraude a las finanzas públicas nacionales de más de 7 mil millones de pesos, cuya investigación periodística por parte de la Agencia Animal Político recibió el premio de periodístico internacional Ortega y Gasset 2018, convocado por el diario español El País.
Es visto como un intruso por buena parte del priísmo tradicional ya que nunca fue militante de ese partido ni tuvo contacto con sus bases. Se le ve como el candidato del continuismo, y su postulación como tal no ha prendido ni se espera que lo haga; es visto por muchos como un candidato testimonial.
Ricardo Anaya Cortés es un joven audaz que ha logrado escalar a candidato presidencial por la coalición conformada por un PAN dividido, lo que queda del PRD, pues la inmensa mayoría de sus militantes renunciaron durante los últimos años o migraron hacia Morena, y por el partido Movimiento Ciudadano que encabeza Dante Delgado.
Anaya, a pesar de su audacia, por su juventud e inexperiencia es un candidato sin trayectoria pública importante; fue Diputado Local y Federal por su natal Querétaro después de haber sido Secretario Particular del Gobernador Francisco Garrido Patrón, entre 2003 y 2009. Como Diputado Federal fue coordinador de su grupo parlamentario y aliado incondicional del PRI para sacar adelante las llamadas reformas estructurales. De allí brincó a la Presidencia del PAN promovido por Gustavo Madero Muñoz, quien confiaba en ser designado por Anaya como el Coordinador del grupo parlamentario de su partido en la actual legislatura, posición desde donde buscaría la candidatura presidencial. Anaya, se dice que rompiendo acuerdos unilateralmente con su mentor, lo sacó de la jugada pues ya había decidido que el candidato presidencial debía ser él, tal cual sucedió.
En su delirio por hacerse de esa posición, chocó además y rompió con el grupo calderonista, que previamente había dominado el partido, obligando a renunciar al mismo a Margarita Zavala, que ya se perfilaba como la candidata presidencial de Acción Nacional, y generando un cisma al interior del tradicional partido de la derecha mexicana.
A Anaya se le ha cuestionado y acusado de desarrollar diversos negocios inmobiliarios oscuros, cuestión que nunca ha sido aclarada del todo. Es un enigma público el origen de su fortuna y la vida de millonario que se ha dado, y no corresponden a las dietas de un Diputado Local o Federal, o a los ingresos de un dirigente partidista.
Durante varios años Anaya mantuvo viviendo a su esposa e hijos en una lujosa residencia, “para que los niños aprendieran inglés” en la ciudad estadounidense de Atlanta, Georgia. Cada semana volaba de ida y regreso desde la ciudad de México a esa población estadounidense. De acuerdo con el periodista Ricardo Alemán el ahora candidato presidencial voló 121 veces a Atlanta en un período de 34 meses (ver: http://m.milenio.com/firmas/ricardo_leman/Ricardo_Anaya-PAN-viajes_a_Atlanta_18_839496064.html
(Anaya) dice Alemán: “…. viaja cada cuatro días. Pero el problema no es solo el tiempo que dedica El Cerrillo a los viajes a Estados Unidos y su gusto por vivir en las nubes. No, un problema adicional es el costo del vuelo por Delta, de México a Atlanta y de vuelta. Un promedio del precio del boleto categorías "flexible" y "Premier", arroja un costo de 50 mil pesos por vuelo redondo. Es decir, que en los 34 meses que Anaya ha realizado el vuelo México-Atlanta, a un costo promedio de 50 mil pesos, por los 121 vuelos realizados, la erogación por viajar a ver a su familia en todo ese tiempo es de poco más de 6 millones de pesos. Pero si recordamos que Anaya gusta de la exclusiva clase Premier -como buen aspirante presidencial que se respete-, el costo de sus viajes en esos 34 meses habría sido cercano a 10 millones de pesos, desde 2014 hasta hoy. Los números son aún más escandalosos si el cálculo se hace solo en los viajes realizados por Anaya en 2016, ya como presidente del PAN. Como dijimos, en los primeros 10 meses de 2016 realizó 71 vuelos redondos. En todos o casi todos esos casos habría viajado en clase Premier. En esos 10 meses el costo habría sido de casi 7 millones de pesos”.
Con este estilo de vista no cabe sino preguntarse si Ricardo Anaya tuvo tiempo alguna vez para conocer el país que quiere gobernar, o si lo pretende hacer durante las giras que como candidato habrá de llevar a cabo en los próximos 75 días de campaña.
Además de lo anterior, Ricardo Anaya fundamenta sus propuestas de gobierno en una modernización del país a partir del desarrollo vertiginoso de las innovaciones tecnológicas, a la manera del libro de finales de la década de los setentas del siglo pasado de Alvin Toffler, “La tercera Ola”, sin haber resuelto previamente los problemas fundamentales del país, como la pobreza extrema, la inseguridad y la corrupción, suponiendo que sea ajeno a ella.
Andrés Manuel López Obrador, el puntero en las encuestas en la carrera hacia la presidencia de la República, nació en el poblado de Tepetitán, Municipio de Macuspana, Tabasco, el 13 de noviembre de 1953, en lo que pudiera más acercarse al México profundo. El mayor de los hijos de una pareja de comerciantes pasó sus primeros años en su tierra natal y en Villahermosa, la capital del estado.
A los 19 años se mudó a la ciudad de México a estudiar en la UNAM, donde curso la carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública, entre 1973 y 1976, aunque fue hasta 1987 cuando presentó su tesis de licenciatura, titulada “Proceso de formación del Estado Nacional en México 1824-1867”; en la que desde entonces hizo patente su admiración por el presidente Benito Juárez. En su época universitaria vivió en la Casa del estudiante tabasqueño, en la capital mexicana.
Ciertamente sus primeros años de trabajo los desarrolló en contacto cercano con políticos y pensadores de filiación priísta. Por su coincidencia por la situación de los indígenas chontales desarrolló una gran cercanía. con el poeta Carlos Pellicer, que fuera Senador por el PRI. Se vinculó también con el escritor y diplomático, Enrique González Pedrero, quien fuera gobernador de Tabasco, y de quien fue coordinador de campaña. A principios de 1983 López Obrador fue nombrado presidente del comité ejecutivo estatal del PRI, cargo al que renunció en noviembre del mismo año por conflictos con algunos sectores de ese partido, debido a sus intenciones de formar comités de base para transparentar el ejercicio presupuestal de las alcaldías; paralelamente algunos militantes lo acusaron que buscaba difundir ideas socialistas en las comunidades.
López Obrador, a diferencia de algunos de sus contrincantes, no cuenta con un título de doctorado universitario y menos en el extranjero, pero es un especialista empírico en el conocimiento de los problemas que más afectan al país y a su población; es sin lugar a dudas el candidato que mejor conoce la realidad de México. Habiendo sido dos veces antes candidato a la Presidencia de la República, ha recorrido varias veces hasta el último rincón del territorio nacional, adentrándose en las necesidades de su gente.
Su tozudez e intransigencia en la defensa de los principios que defiende lo han llevado a ser el personaje más controversial en la historia política reciente de México. Ha asumido desde sus inicios la defensa de los menos favorecidos y responsabilizado a los grupos aliados del poder político y económico, como causantes principales de la crisis estructural que padece México, acuñando para designarlos el tristemente célebre mote de: “La mafia del poder”
Durante su gestión como presidente del PRD el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas ganó por primera vez para un partido de oposición la jefatura de gobierno de la ciudad de México, y su partido se constituyó como segunda fuerza en la Cámara de Diputados obteniendo 125 de las 500 curules en juego.
Ya como jefe de gobierno de la ciudad de México el mismo, realizó una administración eficaz, austera, responsable, comprometida con la ciudadanía capitalina. Impulsó programas sociales de enorme efecto en la población más vulnerable, dando prioridad a obras y programas sociales: creó la Universidad de la Ciudad de México, instituyó programas de pensión a adultos mayores y madres solteras, estableció el seguro de desempleo, otorgó becas a estudiantes de secundaria, preparatoria y universidad, entregando útiles y uniformes escolares a estudiantes de primaria, secundaria y preparatoria. Durante su administración se construyeron los llamados segundos pisos; igualmente descendieron los altos índices de criminalidad; aumentó sistemáticamente la seguridad pública en la capital del país; construyó espacios deportivos y recreativos; implementó proyectos de desarrollo social; otorgó créditos para proyectos productivos.
Resulta interesante recordar el comportamiento de las tasas de aprobación a lo largo de su mandato: al comienzo de su administración estas alcanzaban un 60.4%, y en lugar de bajar, como es la tendencia general en las tasas de aprobación gubernamental, subieron hasta alcanzar un máximo de 92.1% en diciembre de 2003. Incluso cuando se registraron los video escándalos, entre febrero y marzo de 2004, que llevaron a que solicitara su renuncia a su hasta entonces Secretario Particular Rene Bejarano, su popularidad bajo a su punto máximo a 83.1%; una baja muy significativa pero muy lejos de su aprobación mínima (ver la tesina de Susana Sánchez Coronado, presentada en junio de 2006 para obtener el título de Licenciada en Ciencia Política y Relaciones Internacionales, en el CIDE, en: http://repositorio-digital.cide.edu/bitstream/handle/11651/309/70899.pdf?sequence=1)
Andrés Manuel parece entender que el buen político es no el que entiende y sabe cómo resolver todos los retos del país, sino el que tiene la capacidad de rodearse de los hombres y mujeres que lo sepan hacer. Este hecho lo demuestra su decisión de dar a conocer al grupo de colaboradores que integrarán su gabinete de llegar a ganar la Presidencia de la República.
Durante los años que ha dedicado a recorrer el país y a construir una propuesta de gobierno para que el mismo retome el camino del crecimiento económico, una justa y equitativa distribución de la riqueza, reducir los índices de inseguridad y atacar de fondo la corrupción y la impunidad, se ha generado muchos detractores, que seguramente se sienten amenazados.
López Obrador ha cuestionado fuertemente, y rechazado en general, las llamadas reformas estructurales impulsadas por los llamados gobiernos neoliberales y, concretadas durante la actual administración. Ha ofrecido revertirlas en el marco de la Constitución, sometiéndolas a una consulta nacional, cuestión que obviamente ha puesto nerviosos a los grupos que las han impulsado y se han beneficiado de ellas.
Sus propuestas de gobierno son claras y con alto contenido social, aunque también ha reiterado su compromiso de respetar y promover la inversión privada, nacional y extranjera, para generar el crecimiento del empleo que el país requiere.
Durante los últimos años ha convocado a grupos de la población y personas con los que anteriormente no tenía coincidencias para que se sumen al proyecto de un México incluyente y a la coalición “Juntos haremos historia”. En ese propósito ha tendido puentes con dirigentes de organizaciones gremiales como el sindicato nacional de trabajadores de la educación y el sindicato minero. Sus detractores, incluidos los colaboradores del candidato priísta, lo han acusado de convocar a líderes indignos, olvidando que como dirigentes se formaron al cobijo del PRI. Lo señalan amargamente de haber propuesto como candidatos al Senado por la vía de la lista nacional de Morena a Napoleón Gómez Urrutia, líder del sindicato minero, y a la lideresa social guerrerense Néstora Salgado, acusándolos de fraude en contra de los mineros y secuestro, respectivamente, cuando no se les ha demostrado responsabilidad sobre tales hechos.
Aun cuando López Obrador cuenta con el respaldo mayoritario de la ciudadanía, conformado por amplios grupos de ciudadanos de todas las clases sociales y regiones del país, incluidos pequeños y medianos empresarios, intelectuales y académicos, los meses de campaña que están por venir serán definitivos para las aspiraciones del puntero; se prevé una embestida sin cuartel en su contra de parte del resto de los candidatos presidenciales y de los grupos de poder político y económico que ven a Lopez Obrador con reservas por temor a ver afectados sus intereses particulares.
Me parece que todo ciudadano honesto debe anhelar que el próximo presidente de México represente los intereses mayoritarios del país, y que los resultados de las elecciones del próximo 1º de julio sean respetadas cabalmente. Este objetivo dependerá de la participación de todos los ciudadanos y de la capacidad que tengamos para hacer prevalecer el interés nacional sobre el de grupos en particular.