La Comisión Ejecutiva del SNTE y la CNTE/Horacio Erik Avilés Martínez
La Comisión Ejecutiva del SNTE y la CNTE
Horacio Erik Avilés Martínez
El pasado 22 de los corrientes sucedió lo insospechado: después de un lustro de la última elección formal se nombró una Comisión Ejecutiva con funciones de Comité Ejecutivo Seccional de la Sección 18 del SNTE, la cual es corriente institucional magisterial y a su vez delegación estatal del sindicato más grande de América Latina en su tipo.
Esta Comisión Ejecutiva provisional es la figura estatutaria que encontró el Comité Ejecutivo Nacional del SNTE para remediar la cancelación del Congreso Estatal Extraordinario en semanas pasadas; hecho que no fue propiciado tanto por las amenazas de violencia de parte de la oposición magisterial, sino que el verdadero peligro para el área institucional era la labor sistemática de liderazgos de la CNTE quienes en cada centro de trabajo se estaban preparando para ganar la elección del SNTE, por lo que no quedó mayor margen de maniobra y la única opción fue posponer indefinidamente el evento electoral dadas las condiciones de violencia manifiesta en torno al mismo. Paralelamente, desde el CEN del SNTE se nombró una comisión investigadora, para conocer a detalle las posturas e intereses del sistema de actores intervinientes, quienes informaron a la superioridad respecto a la situación imperante, ante lo cual se decide nombrar una Comisión Ejecutiva que finca un precedente aparentemente positivo en la entidad, ya que está conformado por maestros michoacanos.
Todo lo anteriormente descrito aparentaría constituir un proceso terso al interior del ala institucional, de no ser porque esta Comisión Ejecutiva está conformada por veintiséis militantes de la CNTE y otro tanto del SNTE, quedando como Presidente de la Comisión Ejecutiva el Profr. Héctor Astudillo, otrora Delegado Especial designado por el CEN del SNTE para Michoacán, quien es foráneo y tendrá, entre otras atribuciones, el voto de calidad.
La lectura sindical.
No podemos dejar de levantar la vista y observar lo acontecido en Oaxaca, en donde la Sección XXII de la CNTE ya está dando pasos para la obtención de la toma de nota, con lo cual se allegarán por vías oficiales de recursos millonarios, de representatividad y de la relación bilateral que tanto han disputado desde el terreno de lo fáctico.
Parece que, con otra táctica, pero afanosamente la franquicia michoacana de la CNTE busca institucionalizar su revolución, al pretender hacerse de los canales oficiales para cimentar sus ambiciones, lo cual encuadra perfectamente con la participación del Prof. Omar Jacinto Arias, conspicuo cuadro de la CNTE y cuya aspiración a ser su secretario general en el pasado Congreso Seccional de Bases fue desbarrancada abruptamente por las severas acusaciones sobre corrupción que fueron vertidas hacia su persona por parte de la tribu denominada “bloque”, lo que propició que un miembro de su mismo grupo político fuese ungido como dirigente para el periodo 2016- 2019, lo cual recayó en la persona del Prof. Víctor Manuel Zavala Hurtado.
Con todo lo anterior, dentro de la blitzkrieg centista, estamos presenciando un asalto frontal a la estructura del SNTE, por parte de los denominados “moderados” de la CNTE, los mismos que tienen hegemonía al interior de la misma desde hace tres comités seccionales y cuya principal característica es negociar con toda clase de organizaciones, partidos políticos y funcionarios, con tal de prevalecer. ¿Se harán con el control del SNTE? Lo sabremos muy pronto.
Y por supuesto, toda la convulsión sindical mencionada exhibe el secreto a voces que señala que aún a la fecha hay comisionados sindicales en Michoacán. Es inconcebible que todos estos políticos sindicalistas de tiempo completo realmente devenguen su salario en pro de la educación estatal.
Sabemos que en México la muerte política no existe. Todo aquel que respira, aspira. Los partidos políticos han realizado toda clase de alianzas, incluso contra natura en lo que a compatibilidad de plataformas políticas, ideologías y valores fundantes respecta. Los signos de los tiempos indican una exacerbación del pragmatismo. En este contexto amoral, no hay forma de detener o soslayar una alianza SNTE-CNTE. Queda otra opción: la de la reconstrucción de la unidad magisterial tan anhelada para que las bases puedan avocarse al ejercicio de su vocación docente con el arropamiento de un sindicato que verdaderamente defienda sus derechos laborales.
¿Maquiavelismo extremo o vientos de unidad? Sin duda usted, amable lector, tiene la mejor opinión al respecto.
Solamente no olvidemos ni perdamos de vista que por encima de todo lo anteriormente mencionado, se encuentra el derecho a aprender de los michoacanos, que es la cimentación más sólida que se le puede brindar a la evolución de nuestra sociedad y a nuestro proyecto de desarrollo integral.
Sus comentarios son bienvenidos en [email protected] y en Twitter en @Erik_Aviles