Reposicionar al ciudadano para la gobernación democrática: René Olivos
MORELIA, Mich., 21 de noviembre de 2017.- La capacidad de gobernar democráticamente en México para dar dirección a la sociedad, hoy en día no se puede entender desde el gobierno mismo, como una capacidad del gobierno omnipotente y omnisapiente, que todo lo puede, atiende y lo sabe, ante la complejidad de los problemas, demandas y exigencias de la sociedad mexicana.
Lo anterior, fue expresado por el Magistrado José René Olivos Campos en su participación en el congreso “Desafíos Electorales en México”, organizado por el Consejo Nacional Ejecutivo de Derecho Electoral, realizado en el auditorio del Instituto de Investigaciones Doctor José María Mora de la Ciudad de México.
De acuerdo a un comunicado de prensa, el Magistrado sostuvo que la sociedad mexicana caracterizada por ser diversa, heterogénea y contrastante, vive la interdependencia con incertidumbre, pues nada es previsible, no se sabe que ocurrirá mañana, así como por la turbulencia de la magnitud de los problemas que apuntan en múltiples direcciones, con lo que resalta el gobierno mermado en sus capacidades y abrumado por los factores interno y externos que escapan de su control, a su omnisapiencia y omnipotencia.
Esto propicia entender y valorar el reposicionamiento del ciudadano para que el gobierno recupere su capacidad para gobernar. De lo contrario, el gobierno podría quedar girando sobre su propio eje sin bases para gobernar democráticamente.
En este sentido, afirmó que esto vincula a la gobernación democrática que tiene por base la participación ciudadana en las dimensiones del ciudadano elector, el ciudadano contribuyente y el ciudadano participativo en los asuntos públicos, que finalmente la gobernación es de su interés, en tanto que su voluntad da dirección a la sociedad al ser constitutiva de la voluntad jurídica-política colectiva.
Olivos Campos subrayó que como ciudadano elector legitima y da vida a la representación política; como ciudadano contribuyente aporta los recursos para atender las exigencias de la sociedad; y, como ciudadano participativo en los asuntos públicos de forma directa, puede contribuir a generar iniciativas de leyes para regular a la sociedad, o bien puede fijar la determinación de políticas mayoritarias y no elitistas; asimismo, puede cooperar en las acciones públicas de forma corresponsable; entre otras, con lo que se reivindica la vida republicana de forma cierta y confiable.
Para concluir dijo, que es evidente que con la participación ciudadana, en estos tiempos complejos, implicaría recuperar lo perdido: el gobierno capaz, eficaz y con resultados.